Una pareja de Texas, Estados Unidos, está de luto después de que su gatita fue sacrificada por negligencia del veterinario, durante una visita de rutina el pasado 2 de enero.
Michelle Olson y su esposo llevaron a “Sophie”, de 8 años de edad, al Suburbia North Animal Hospital en Houston, para su chequeo regular y una vacuna contra la rabia. Todo parecía estar bien; incluso la pareja ya se encontraba en su auto de regreso a casa, hasta que recibieron una aterradora llamada.
“Fue la propia doctora quien llamó diciendo: ‘Por favor, trae a Sophie de regreso aquí de inmediato, le dimos eutanasia en lugar de una vacuna contra la rabia’”, dijo Michelle Olson en entrevista con la cadena ABC 13 de Houston.
La pareja se apresuró a regresar a la clínica para tratar de salvar a su mascota, pero Sophie ya padecía los efectos de la vacuna mortal.
“Inmediatamente la saqué de su transportin y la abracé. Hablé con ella, porque sabía que eso sería lo último que recordaría (...) Sabía que no iba a volver en ese momento. Simplemente lo sabía. Estaba muriendo en mis brazos”.
En cuanto arribaron, el personal del hospital le dio a Sophie oxígeno y líquidos para tratar de eliminar la sustancia, pero era demasiado tarde: la gatita murió dos días después.
Si bien Michelle Olsen asegura que el personal del hospital estaba muy triste y se disculpó, también señaló que fue un “accidente que nunca debería haber sucedido”.
“Mi principal preocupación no es criticarlos en absoluto. Solo quiero que el público esté atento, para estar alerta. Hacer preguntas que no creías que debías hacerle a tu veterinario para que esto no le suceda a nadie más”.
Hasta el momento Suburbia North Animal Hospital no se ha manifestado públicamente al respecto. Mientras tanto, Michelle pide justicia y denota tristeza en su rostro:
“Cada vez que cierro los ojos veo esa expresión en su rostro y no puedo sacarla de mi cabeza”.
Las claves para entender los comportamientos de los gatos
Los gatos han sido considerados seres muy especiales desde los comienzos de la humanidad. En el Antiguo Egipto eran adorados por los habitantes de todo el territorio y su religión tenía a la diosa Bastet, la personificación de los cálidos rayos del sol que se encontraba representada como una mujer con cabeza de gato o un gato entero.
El pueblo celta creía que las hadas observaban el planeta Tierra a través de los ojos de los felinos. Los islámicos también eran “buenos amigos” debido a que el profeta Mahoma sentía un gran afecto hacia ellos y una leyenda turca cuenta que fue tal su cariño que les dio entrada al Paraíso y ésta sería la respuesta a por qué los gatos caen siempre sobre sus patas.
No obstante, su domesticación ha sido lograda poco a poco, y a pesar de que actualmente son uno de los animales de compañía más elegidos en todo el mundo, no poseen el mismo temperamento que los perros y por esta razón no deben ser tratados como estos.
Al respecto, la especialista en etología Silvia Vai menciona que a diferencia de los caninos, es en líneas generales tener un gato es más económico y limpio. Además, puede quedarse varias horas solo y es ideal para quienes no disponen de mucho tiempo ya que no es necesario llevarlo a pasear, detalle que lo hace más adaptable a la vida cotidiana. Sin mencionar que les agrada la rutina y la tranquilidad.
Por eso, para reconocer los cambios en los estados de ánimo de los felinos es importante prestar atención a los ojos, la boca, los bigotes y a la posición de las orejas. El animal utiliza esta última parte del cuerpo hacia las distintas fuentes de sonidos y su posición dependerá cuan amenazado se sienta.
Asimismo, es importante observar la postura del cuerpo, el rabo y el estado del pelaje que puede estar liso o erizado. Esto último es una especie de “camuflaje” que los ayuda aumentar el volumen corporal y así parecer mucho más grande ante situaciones o rivales de riesgo.
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