Tyson Steele esperó 20 días, soportando temperaturas extremas de bajo cero grados, a que fuera rescatado en Susitna Valley, una zona remota de Alaska.
El hombre de 30 años escribió en en letras grandes sobre la nieve: SOS. Y cuando un helicóptero apareció en el cielo, salió de su improvisada carpa y comenzó agitar los brazos. Así quedó registrado en un video publicado por los socorristas estadounidenses luego del rescate.
Steele quedó atrapado en ese lugar remoto a mediados de diciembre, luego de que la cabaña donde vivía se quemó. El hombre quiso encender un pedazo de carton en un estufa de madera. Sin embargo, esta acción que parecía inofensiva ocasionó el accidente.
“Yo sabía que iba a ser un problema. Yo tuve toda mi vida una estufa de madera, sabía que eso no se podía hacer. Entonces el cartón envió una chispa a través de la chimenea que cayó en el techo”, contó a NBC News.
Primero se quemó el techo, luego toda la estructura estaba encendida. Por dentro no se veía nada, todo era humo y llamas. Como pudo agarró una manta, un par de abrigos y unas bolsas de dormir, y huyó de la cabaña.
“Cuando salí, todo estaba en llamas”, dijo.
Steele creía que Phil, su perro labrador color chocolate de 6 años, había salido antes que él. O que incluso había salido con él. Pero no.
“No hubo palabras para expresar ese dolor; fue solo, fue solo un grito. Un grito visceral —no de rabia, ni de tristeza— . Fue todo lo que pude expresar, solo un grito”, recordó.
Sin cabaña y tras el dolor por la muerte de su perro, el hombre tuvo que afrontar la realidad y ver qué era lo próximo que tenía que hacer para poder sobrevivir. El pueblo más cercano estaba a más de 30 kilómetros y dadas las condiciones meteorológicas y del terreno era imposible y suicida moverse.
Cuando el fuego de la cabaña se consumió, Steele pudo rescatar algunas latas de comida y unos frascos de mantequilla de maní. Los alimentos, si solo comía dos veces por día, podían durar hasta 30 días.
“Lo que pasó fue que la mitad de las latas se abrieron por el calor y el humo circuló dentro de ellas. Entonces sabían a quemado”, contó.
Durante las primeras dos noche durmió en una especie de igloo que construyó. Una vez las brasas de la madera con las que estaba construida la cabaña se extinguieron, pudo rescatar algunas lonas y unas tablas con las que pudo hacer una improvisada carpa.
Ahora lo más importante era no gastar mucha energía. Por esta razón, la mayor parte del tiempo la pasó durmiendo y tratando lo menos posible de no salir. Sin embargo, en un momento la nieve llegó a cubrir la entrada de la carpa por metro y medio. En ese momento, ya con muchos días encima, pensó en qué momento su familia y amigos iban empezar a preocuparse por él y pedir ayuda.
Luego de estar 20 días atrapado, los amigos de Steele llamaron a la policía de Alaska para ver qué ocurría con él. Y así fue como un helicóptero pudo socorrerlo.
Tras el rescate, Steele dice que abandona su vida huraña en Alaska y se muda a Salt Lake City, Utah, donde vive su familia.
“Ellos tiene un perro. Y eso será como un terapia”, dijo.
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