El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se refirió al ataque de Hezbollah contra la sede diplomática norteamericana en Bagdad. “Irán mató a un contratista estadounidense e hirió a muchos. Respondimos fuertemente y siempre lo haremos. Ahora Irán está organizando un ataque contra la embajada de Estados Unidos en Irak. Serán completamente responsables. Además, esperamos que Irak use sus fuerzas para proteger la Embajada, ¡y así lo notificamos!”, expresó en Twitter.
Ocho horas después de ese comentario, Trump volvió a utilizar su cuenta de Twitter para amenazar a Irán por lo acontecido en Bagdad. “La embajada de Estados Unidos en Irak está, y lo ha estado durante horas, SEGURA! Muchos de nuestros grandes guerreros, junto con el equipo militar más letal del mundo, fueron inmediatamente llevados al sitio. Gracias al Presidente y al Primer Ministro de Irak por su rápida respuesta a la solicitud. Irán será completamente responsabilizado de las vidas perdidas o los daños sufridos en cualquiera de nuestras instalaciones. ¡Pagarán un precio muy grande! ¡Esto no es una Advertencia, es una Amenaza. ¡Feliz Año Nuevo!”, escribió el mandatario estadounidense.
Militantes de Hezbollah en Irak intentaron entrar por la fuerza en la embajada de Estados Unidos en Bagdad este martes, en protesta por los bombardeos estadounidenses en Irak que mataron el domingo a una veintena de combatientes.
En los bombardeos murieron 25 combatientes de las brigadas de Hezbollah, un grupo armado chiita iraquí miembro de las Fuerzas de Movilización Popular, coalición de paramilitares dominada por facciones pro-Irán integradas en el ejército iraquí.
Los miles de manifestantes y partidarios de las Fuerzas de Movilización Popular, que participaban en el cortejo fúnebre de los combatientes abatidos, lograron atravesar los puestos de control de la Zona Verde de Bagdad, en medio de fuertes medidas de seguridad, donde se encuentran la embajada e instituciones iraquíes.
A continuación, organizaron una sentada frente a la legación diplomática y realizaron una oración en memoria de los combatientes, tras lo cual cruzaron la primera barrera del gigantesco complejo, altamente vigilado. Fue entonces cuando las fuerzas estadounidenses lanzaron granadas lacrimógenas y aturdidoras desde el interior del edificio.
Dos horas después de que empezara el asalto, el primer ministro iraquí, el dimisionario Adel Abdel Mahdi, instó a los manifestantes a alejarse del recinto y advirtió que “las fuerzas iraquíes prohibirán rigurosamente cualquier ataque a una representación diplomática”.
Antes de atacar la embajada, los manifestantes quemaron instalaciones de seguridad dentro del recinto, arrancaron cámaras de vigilancia, tiraron piedras contra las torretas de los guardias y cubrieron los cristales blindados de banderas de las Fuerzas de Movilización Popular y de las brigadas de Hezbollah.
Algunos manifestantes realizaron pintadas en las paredes, con lemas como “No a Estados Unidos” o “Cerrado por orden de las brigadas de resistencia”.
En las protestas participaron algunos de los máximos dirigentes de las Fuerzas de Movilización Popular, que antaño solían colaborar con los oficiales estadounidenses.
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