El director ejecutivo de la compañía aeronáutica estadounidense Boeing, Dennis Muilenburg, fue apartado este lunes de su cargo en medio de la crisis desatada por la prohibición de vuelo aplicada en todo el mundo a su producto estrella, la aeronave 737 MAX, tras dos accidentes fatales en menos de seis meses.
David Calhoun será su reemplazo a partir de enero, según indicó la empresa en un comunicado citado por la agencia AFP. Con este cambio esperan “restaurar la confianza” y “reparar las relaciones con los reguladores, los clientes y los accionistas”. Como primera respuesta, las acciones de la compañía trepaban un 3% este lunes.
A principios de mes Boeing había anunciado la suspensión en la producción del 737 MAX, luego de que las investigaciones sobre presuntos defectos de diseño y el proceso de recertificación de la aeronave por parte de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) se retrasaran.
Las sospechas sobre el mal funcionamiento de un novedoso sistema automatizado, luego de dos accidentes fatales en Indonesia y Etiopía que dejaron un saldo de 346 muertos en menos de seis meses, llevaron a que las aerolíneas de todo el mundo dejaran en marzo de operar el avión, tras lo cual la FAA decretó la prohibición de vuelo para el modelo en Estados Unidos.
Ahora Boeing asegura que va a “operar con un compromiso renovado hacia la transparencia total, incluyendo comunicaciones efectivas y proactivas con la FAA, otros reguladores en el mundo y sus clientes”
Además de Muilenburg, que se había convertido en CEO en 2015 y llevaba muchos años en Boeing, la empresa estadounidense también apartó de sus funciones al jefe de su unidad de aeronaves comerciales, Kevin McAllister, de acuerdo a reportes de la cadena CNBC.
Boeing es un gigante de la industria aeronáutica, tanto comercial como militar, y aeroespacial, y líder el mercado global de aviones de pasajeros junto al consorcio europeo Airbus. Ambas empresas, férreas competidores, se reparten las ventas en todo el mundo prácticamente en un 50% cada uno.
Pero el futuro financiero de la compañía estadounidense, que esperaba generar una ventaja con el 737 MAX está ahora en juego y muchas aerolíneas están analizando si deberán hacer sus pedidos a Airbus, que a su vez se estaba recuperando del fracaso económico del gigantesco Airbus A380.
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