Nancy Pelosi cambió este miércoles lo que parecía ser el final cantado de un proceso histórico. Tras la votación del juicio político contra Donald Trump en la Cámara de Representantes, en Washington se esperaba ver la cinematográfica escena de la entrega personal de los cargos aprobados al Senado, donde el oficialismo tiene una cómoda mayoría que espera por desechar el caso. Sin embargo, la líder demócrata sorprendió con sus declaraciones que dieron a entender que el envío no será inmediato, lo que abre la incertidumbre sobre lo que puede pasar en el medio.
“Hasta ahora no hemos visto nada que nos parezca justo. Vamos a decidir cuál es la dinámica”, declaró y marcó el plot twist (giro en la trama) de una jornada que entró en la historia de EEUU. La titular de la Cámara baja apuntó directamente contra el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, quien anunció días atrás que su rol estará directamente coordinado con el gobierno de Trump, una postura que los demócratas rechazan por el reclamo de separación de poderes.
En los días previos, el presidente había expresado el lado positivo del impeachment. “Estos son uno hechos muy tristes para nuestro país, pero parecen ser muy buenos para mí políticamente”, declaró sonriente en el Despacho Oval. La mayoría que tiene en el Senado hace improbable los dos tercios necesarios para la destitución (ningún republicano se apartó en la votación del martes, en estricta disciplina partidaria), y Trump esperaba esa victoria a menos de un año de los comicios en los que buscará la reelección. “Todo va a terminar pronto y con una gran victoria”, vaticinó el presidente.
Pero Pelosi no está de acuerdo. “Entonces, ¿podría no enviarlos?”, le preguntaron a Pelosi sobre los cargos de abuso de poder y obstrucción del Congreso. “Me estás preguntando, ‘¿vamos a salir todos y jugar en la nieve?’ Eso no ha sido parte de las conversaciones”, respondió lacónicamente.
Según asesores demócratas consultados por el portal Politico, lo más probable es que el envío de los cargos sea demorado al menos dos semanas, en los primeros días de enero. “Y tal vez más”, agregó. Legalmente, aunque todos esperaban un envío inmediato, no hay plazos establecidos en la Constitución.
¿Qué puede pasar en esos días? Si bien Pelosi criticó la estrategia del Senado y, oficialmente, busca que los republicanos acepten un procedimiento menos expedito, para un verdadero análisis de las acusaciones y la posibilidad de nuevos testimonios, el caso también se juega fuera del Capitolio.
La Corte Suprema podría expresarse sobre los fallos de tribunales federales (apelados por la Casa Blanca) que autorizan las citaciones a declarar de altos funcionarios como el ex asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca John Bolton o el jefe interino de Gabinete, Mick Mulvaney, ambos con alto conocimiento del caso Ucrania que motivó las denuncias. En simultáneo, la máxima corte también podría decidir sobre los pedidos de publicación de las declaraciones de impuestos de Trump, un tema sensible que, según esperan los demócratas, podría abrir nuevas líneas de investigación y comprometer políticamente al mandatario.
En tanto, los demócratas confirmaron días atrás en un documento judicial que siguen abiertas las investigaciones por el reporte del ex fiscal general Robert Mueller sobre la injerencia rusa. En su momento, el documento no halló evidencias incriminatorias sobre una colusión entre el Partido Republicano y los agentes rusos, pero detalló varias instancias de posibles obstrucciones a la justicia.
Nada le impide a la Cámara de Representantes presentar en las próximas semanas nuevas acusaciones y engrosar el pliego que enviará al Senado. Pelosi ya ha dado muestras de su poco apuro para cuestiones estratégicas. Tras la divulgación de ese informe, el ala más progresista del partido Demócrata reclamaba la apertura del proceso de destitución contra Trump, pero la congresista de 79 años se mantuvo firme en su negativa, consciente de que había una postura unánime. Tras la denuncia anónima por la llamada entre los presidentes de EEUU y Ucrania, consideró que era el momento indicado, y su cálculo no le falló: apenas dos demócratas de los 233 de la Cámara baja votaron contra la acusación de abuso de poder, y tres contra el de obstrucción del Congreso.
Se esperan declaraciones condenatorias por parte de Trump y McConnell sobre la sorpresa de la noche. Por el momento, un funcionario de la Casa Blanca ya adelantó la postura. “Los demócratas de la Cámara de Representantes han llevado a cabo un proceso fatalmente defectuoso con hechos falsos, y ahora quieren negarle al Presidente su día en la corte con otra maniobra procesal que prueba una vez más que no tienen un caso”, dijo Eric Ueland, asesor del presidente en materia legislativa.
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