Staley Sandy-Ester tiene siete años y un diagnóstico de trastorno de déficit de atención con hiperactividad. Le gusta jugar con sus Transformers y pasar un rato en la sala para niños de la biblioteca de su barrio, al norte de Chicago, en Estados Unidos. También le gustan las computadoras y los robots. Pero no le gusta en absoluto una sala de la escuela, le dijo a su madre varias veces a comienzos de 2019. El lugar a veces le daba miedo, insistió. Beth Sandy no lograba entender a qué se refería su hijo.
La Escuela Gages Lakes es una institución terapéutica para niños con dificultades emocionales y de conducta, que abarca desde el jardín hasta quinto grado. Y está en el centro de una investigación que realizaron ProPublica y el periódico Chicago Tribune sobre “el modo en que las escuelas en el estado de Illinois han usado —y con frecuencia abusado de él— el aislamiento”.
Cuando Staley volvió a hablarle sin claridad de la sala que le daba miedo, Sandy comenzó a indagar qué era ese lugar que los compañeros del niño llamaban “la oficina”, y obtuvo un video en el que vio por qué su hijo sentía temor. Mostraba la sala de confinamiento individual en la cual solían "poner rutinariamente” a Staley.
Describió ProPublica, que hizo público el registro de una cámara de seguridad de la Escuela Gages Lake, del 30 de abril: “Se ve al niño tratando de salir de la sala mientras una asistente escolar, sentada en una silla con ruedas, bloquea la entrada. En un momento la asistente inmoviliza una muñeca de Staley contra la pared. Él se enoja cada vez más y la patea. Entonces ella se levanta, lo alcanza, le quita un pedazo de papel doblado de la mano y lo empuja contra otra pared”.
Durante los 15 meses que Jodi S. Cohen y Jennifer Smith Richards analizaron “las salas silenciosas”, como titularon a sus trabajo, encontraron imágenes de cámaras de seguridad que llevaron al estado de Illinois a iniciar “21 investigaciones sobre abusos en una escuela que puso en aislamiento a los estudiantes más de 1.700 veces durante el último período escolar”. Los funcionarios del Distrito de Educación Especial del condado de Lake, donde se halla Gages Lakes, vieron también el video mientras investigaban otro incidente denunciado en la escuela, y contactaron al Departamento de Servicios para los Niños y las Familias (DCFS).
“Terminaron por denunciar que ocho niños, incluido Staley, podrían haber sufrido abusos durante un mes”, agregaron las periodistas. El DCFS comenzó a investigar las condiciones en que la escuela empleaba los “recesos de aislamiento”.
Dos asistentes escolares, Nicholas Izquierdo y Jennifer Aguirre, renunciaron. Izquierdo enfrenta acusaciones penales: “Los fiscales del condado de Lake alegan que utilizó fuerza excesiva contra los estudiantes. Su abogado niega que haya cometido delitos”, según el informe.
Aguirre, quien había trabajado en la escuela durante 18 años, se suicidó en agosto al saber que el DCFS investigaba su conducta. Los cinco casos contra ella se estimaron infundados. Otros ocho casos involucran a varios miembros del personal de Gages Lake y los ocho restantes, a Izquierdo.
Cuando el distrito escolar le dio una copia del video con su hijo en confinamiento, Sandy habló con la prensa: “Esto es un desastre, y la gente tiene que enterarse”, dijo. “Quiero participar para que esto no le pase a otro niño”. La primera vez que vio el clip no pudo llegar hasta el final; cuando lo hizo, pasó tres días con dificultades para dormir.
Desde entonces ella y el padre del niño fueron a la institución para ver horas de videos de su hijo en confinamiento solitario. “A veces —reprodujeron ProPublica y el Tribune su relato—, dejaban a Staley sin supervisión detrás de una puerta cerrada con llave, sin que alguien lo vigilara desde fuera como exige la ley estatal. El niño recorría el perímetro de la sala, caminaba de ida y de vuelta, se revolcaba en el piso. Golpeaba la ventana de observación para tratar de llamar la atención de alguien. ‘Uno ve cómo van pasando los minutos’, dijo la madre”.
La familia solo tiene copia de los 90 segundos que difundió. Aunque pudieron ver otros videos “que muestran cómo su hijo sufre abuso físico”, la escuela “no les dio reproducciones”. Hasta el momento el DCFS no ha revisado esos registros adicionales, según un vocero de la agencia. El padre de Staley espera que eso se haga pronto: “Quiero que se halle a los responsables”, dijo Daniel Ester. “Me cuesta mucho mantener la compostura. Las disculpas que nos han pedido no rinden cuentas en absoluto”.
La intervención de Valerie Donnan, directora del distrito escolar, vinculó al caso otra queja de los padres de un estudiante que había resultado herido mientras estaba en “la oficina”. Aunque vio “muchas horas de video” se negó a decir cuáles fueron los incidentes que se denunciaron al DCFS como posible abuso, ya que se trata de una investigación policial todavía en desarrollo. “Si observamos interacciones que no se ajustaban a los protocolos del distrito, no miramos hacia otro lado”, se limitó a declarar. Reconoció que un informe interno sobre el uso de recreos de aislamiento comprobó que “no se siguieron algunos procedimientos”, y agregó: “Hemos estado trabajando activamente y sin cesar para cambiar”.
La investigación de ProPublica y el periódico de Chicago hicieron que la Junta de Educación del Estado de Illinois haya propuesto esta semana nuevas reglamentaciones que prohibirían completamente la práctica del confinamiento solitario de niños. Por el momento, hasta que encuentren una institución educativa en la que puedan volver a confiar, los padres de Staley han optado por educarlo en su casa.
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