La Cámara de Representantes de Estados Unidos se dispone a votar este miércoles dos acusaciones contra Donald Trump, quien está a un paso de convertirse en el tercer presidente de Estados Unidos en enfrentar un juicio político.
La Cámara Baja, controlada por la oposición demócrata, decidirá al final de la tarde, tras una sesión de seis horas, si aprueba las acusaciones de “abuso de poder” y “obstrucción al trabajo del Congreso” contra el presidente.
“La Cámara de Representantes ejercerá una de las atribuciones más solemnes que le otorga la Constitución, cuando se reúna para aprobar dos artículos de acusación contra el presidente”, señaló el martes la líder demócrata Nancy Pelosi en una carta a los legisladores de su partido.
En una carta en un tono extraordinariamente iracundo en la que considera “engañosos” y “absurdos” los cargos en su contra, Trump se presenta como una víctima de una “cruzada viciosa”, acusa a Pelosi de “minar la democracia” y le advierte que “la historia la juzgará duramente”.
Para el mandatario, la votación en la Cámara Baja no es “más que un intento de golpe de Estado ilegal y partidista” motivado por el resentimiento, al acusar a los demócratas de ser “incapaces de aceptar el veredicto de las urnas”.
Y afirma que saldrá airoso del proceso: “No tengo dudas de que el pueblo estadounidense la responsabilizará, junto con los demócratas, en las elecciones de 2020”.
“Quieren acusarme (¡no estoy preocupado!) Y, sin embargo, todos estaban violando la ley de muchas maneras. ¿Cómo pueden hacer eso y, sin embargo, acusar a un Presidente de los Estados Unidos muy exitoso (Economía con signo más), que no ha hecho nada malo? ¡Esta gente está loca!”, agregó posteriormente en Twitter.
De acuerdo con un conteo realizado por la agencia de noticias The Associated Press, Trump se perfila para ser enviado a juicio político por la Cámara de Representantes, donde la mayoría de los legisladores está a favor de proseguir con las votaciones.
El impeachment divide a la población: 45% quiere que Trump sea removido (77% entre los votantes demócratas) mientras un 47% se opone, según un sondeo de la CNN-SSR.
En ciudades como Nueva York, Boston, Nueva Orleans y Los Ángeles, manifestantes a favor del juicio político salieron el martes a las calles con carteles en los que se leían mensajes como “Protejan nuestra democracia” o “Feliz impeachment”.
Pocas dudas
Un puñado de legisladores demócratas moderados, elegidos en circunscripciones favorables a Trump, han dicho que apoyarán el juicio del presidente, incluso si corren el riesgo de perder votantes.
Solo dos de los 231 representantes demócratas podrían votar a favor de Trump, en tanto ninguno de los 197 diputados republicanos ha anunciado hasta ahora su apoyo al proceso de destitución.
Así, hay pocas dudas de que Trump sea sometido a un juicio político en el Senado, algo que solo ha sucedido a dos de sus predecesores: Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. El republicano Richard Nixon, involucrado en el escándalo Watergate, prefirió renunciar en 1974 antes de sufrir este estigma.
En la Cámara Alta, que probablemente abrirá el proceso en enero, se espera que Trump sea absuelto, pues se necesitan al menos 67 votos para destituirlo, y los republicanos ostentan 53 de los 100 escaños.
El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, dijo el martes que la “precipitada” investigación de los demócratas de la Cámara Baja contra el presidente es “fallida” para acusarlo y más aún para destituirlo.
Descartó, asimismo, el pedido demócrata de convocar a nuevos testigos. “No es tarea del Senado buscar desesperadamente formas de condenar (al presidente). Eso difícilmente sería justicia imparcial”, aseveró.
Riesgos electorales
Trump está convencido de que resultará a la postre beneficiado. En un tuit, señaló que una reciente encuesta del diario USA Today lo da ganador en las elecciones de 2020 contra todos los posibles candidatos demócratas.
Algo “difícil de creer (...) después de tres años de caza de brujas”, escribió. Pero, agregó: “Los estadounidenses son inteligentes, ¡ven nuestra maravillosa economía y todo lo demás!”.
Consciente del riesgo electoral, Pelosi contuvo durante mucho tiempo los llamados para abrir un procedimiento de destitución contra Trump.
Finalmente lanzó la investigación a fines de septiembre, tras conocerse la denuncia de un funcionario no identificado sobre la presunta conducta inapropiada del presidente durante una llamada telefónica el 25 de julio con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski.
Varios testigos confirmaron ante el Comité Judicial de la Cámara Baja las presiones para obligar a Kiev a anunciar la apertura de una investigación por corrupción contra el ex vicepresidente Joe Biden -posible rival de Trump en 2020- y de su hijo Hunter.
William Taylor, embajador estadounidense interino en Kiev quien dejará el cargo a fin de año tras cumplirse un límite legal de 200 días, aportó un testimonio fundamental al afirmar que a Trump “le importaba más” que el Gobierno ucraniano investigara a Biden que la situación en Ucrania, en lucha contra separatistas respaldados por Rusia.
Trump insiste en que la llamada telefónica fue “perfecta”.
La Casa Blanca se negó a cooperar con la investigación, la que calificó de "inconstitucional", y prohibió a varios de sus asesores dar testimonio.
Por esta razón, los demócratas lo acusan tanto de haber abusado de su poder para beneficio personal como de haber obstruido el trabajo del Congreso.
(Con información de AFP y AP)
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