La Cámara de Representantes de Estados Unidos ha aprobado este martes un proyecto de ley sobre la situación de los Derechos Humanos de la minoría musulmana uigur en China y que permitirá a Washington recrudecer las medidas y sanciones adoptadas contra Beijing al respecto.
La Ley de Política de Derechos Humanos de los Uigures fue aprobada en septiembre por el Senado con el apoyo tanto de republicanos como de demócratas. El texto pasa ahora a manos del presidente, Donald Trump, para su ratificación.
Se trata de la última legislación “anti-China” aprobada por el Congreso, que el mes pasado dio luz verde a la ley de Derechos Humanos de Hong Kong, que respalda las protestas registrada en la región china desde hace ya seis meses y constituye, según China, una intromisión en sus asuntos internos.
La ley sobre los uigures, una minoría musulmana afincada principalmente en la región occidental de Xinjiang, requerirá que el Departamento de Estado supervise y determine si se deben imponer sanciones contra altos cargos chinos por violar los Derechos Humanos de los uigures.
Así, el Gobierno federal tendrá que identificar qué compañías están implicadas en estos abusos y ofrecer apoyo a los periodistas que trabajan cubriendo este tipo de informaciones.
Según documentos recientemente filtrados por The New York Times, lo en que ocurre en Xinjiang es una violación sistemática de los derechos humanos de los uigures, kazajos y otras minorías musulmanas de la región. Ellos son puestos en campos de concentración donde son encarcelados, torturados y forzados a aprender mandarín, recitar leyes del Partido Comunista Chino y a renunciar a su religión. Las organizaciones de Derechos Humanos dicen que el propósito de los campos es “lavarle el cerebro” y convertirlos en obedientes ciudadanos chinos.
El Departamento de Estado ha estimado que la magnitud de los detenidos es de al menos un millón de personas pero probablemente más cerca de 3 millones de ciudadanos, sobre una población de aproximadamente 10 millones.
Un reportaje reciente de Reuters describe que los prisioneros son “torturados durante los interrogatorios en los campamentos, forzados a vivir en celdas abarrotadas donde no tienen espacio ni para dormir y son sometidos a un brutal régimen diario de adoctrinamiento que llevó al suicidio a algunas personas.”
A pesar de las acusaciones de defensores de los Derechos Humanos, que aseguran que el Gobierno chino está internando y vigilando a los uigures y otras minorías musulmanas contra su voluntad en Xinjiang, Bejing insiste en que trata de hacer frente al extremismo, el separatismo y el terrorismo.
La tensión entre los dos países, que se han visto sumidos en una disputa comercial durante el último año, ha aumentado recientemente debido a la decisión tomada por el Congreso estadounidense sobre Hong Kong.
Con información de AFP
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