Suena loco, pero si uno es un multimillonario como Michael Bloomberg se puede dar unos cuantos gustos por más locos y caros que sean. El ex alcalde de Nueva York, con 77 años, se lanzó a la carrera presidencial y espera ganar la nominación del Partido Demócrata aportando 30 millones de dólares de su bolsillo y sin presentarse a las primeras cuatro primarias –Iowa, New Hampshire, Nevada y South Carolina-. Tampoco le preocupa haberse perdido los primeros cinco debates entre los precandidatos. Apuesta todo al “supermartes” del 3 de marzo de 2020 en el que se realizan 14 primarias en el mismo día, incluidas las de tres estados fundamentales: California, Texas y Carolina del Norte. Y de esa manera, piensa que va a ser el elegido para enfrentar a Donald Trump en la que no sólo será una elección decisiva para el futuro de Estados Unidos y buena parte del mundo, sino que se convertirá en una lucha colosal entre dos multimillonarios de Nueva York con enormes egos.
Si bien después de la llegada de Trump a la Casa Blanca ya nada puede sorprender en la política estadounidense, la apuesta de Bloomberg es al menos arriesgada. No es muy popular entre los demócratas. Se trata de un ex republicano que está a favor de la restricción fiscal en un partido que se supone representa a la clase trabajadora y con una tendencia, en los últimos años, al estatismo. Todavía no hay encuestas de cómo le podría ir enfrentando al pelotón de diez o quince otros precandidatos demócratas, pero cuando la Fox News hizo una encuesta en la que preguntó qué sucedería si entraban a la carrera presidencial Michelle Obama, Hillary Clinton y Bloomberg, el magnate quedó muy retrasado. La mitad aseguró que en ese caso votaría por la esposa del ex presidente, un 27% por Hillary y apenas el 6% por el neoyorkino. La lógica que exponen los asesores de Bloomberg es que podría captar el voto de los desencantados del ex vicepresidente Joe Biden y sumar el de los que creen que ninguno de los otros dos favoritos, Bernie Sanders y Elizabeth Warren, podrían batir a Trump. Es una apuesta muy arriesgada. Casi tan arriesgada como las que solía hacer cuando era un broker de Wall Street y acumulaba su fortuna.
Otro detalle de su carrera presidencial es que, entre otras cosas, es el dueño de un imperio periodístico, Bloomberg News. Nunca antes se había postulado nadie en Estados Unidos con miles de periodistas empleados en su compañía. El problema, particularmente, es para los que cubren las noticias políticas en Washington y Nueva York. La solución que le encontró el editor general John Micklethwait es hacer una cobertura “light”: darán las noticias, harán reseñas de los actos de campaña, seguirán a cada candidato, pero no se meterán en investigaciones profundas. “Eso ya lo hicimos cuando Mike fue alcalde y no tuvimos problemas. Esta vez, le dejamos el trabajo sucio a otros”, explicó Micklethwait. Pero sabe que en el camino perderá a más de un buen reportero que no está dispuesto a hacer "periodismo light” y que cualquier cosa que publique la agencia, va a ser mirada con una lupa enorme.
Bloomberg es el noveno estadounidense más rico, según la revista Forbes. Tiene una fortuna de 54.000 millones de dólares. Para compararla, Trump declaró tener una décima parte de esa suma. Si bien, el grueso de esa fortuna la hizo una vez que se consolidó su agencia de información financiera, Bloomberg L.P., llegó a la “plata grande” comprando y vendiendo acciones y bonos en el banco de inversiones Salomon Brothers.
Bloomberg está obsesionado desde hace tiempo en desafiar a Trump. Lo conoce perfectamente. Fueron amigos/enemigos por cuarenta años. “Representa una amenaza existencial para nuestro país y nuestros valores. Si gana otra vez la presidencia, podríamos no recuperarnos nunca de los daños”, dice sobre el Presidente en el texto en el que explica los motivos de su lanzamiento. “Soy neoyorquino, y los neoyorquinos sabemos cómo reconocer a los estafadores”, se había explayado en 2016. Era cuando estaba pensando en desafiar a Trump para que no llegara a la Casa Blanca, pero decidió finalmente a apoyar la candidatura de Hillary Clinton por temor a dividir al electorado demócrata y darle más posibilidades a su rival. En marzo de este año aseguró que tampoco sería candidato por considerar más útil respaldar a quien ganara la nominación demócrata en lugar de enfrentar personalmente a “este incompetente”. Ahora, dice que es el único demócrata que puede expulsar a Trump de la Casa Blanca.Pero antes, tendrá que explicar al electorado del medio oeste quién es y qué piensa. Pocos lo conocen fuera de la costa Este a pesar de haber sido el alcalde de la ciudad más conocida del mundo. Bloomberg fue toda su vida un demócrata pero cuando en 2001 decidió postularse como candidato a alcalde de Nueva York, lo hizo como republicano. Apenas unas semanas después de los atentados contra las Torres Gemelas, ganó la elección por escaso margen contra el demócrata Mark Green. Logró contener la rabia de los neoyorquinos después de la muerte de 3.000 personas a manos de la red terrorista Al Qaeda y consiguió la reelección en 2005. Dos años después, cuando se sintió más seguro, rompió con los republicanos y cuando se presentó para un tercer mandato, lo hizo como independiente. Estuvo en la oficina del edificio neoclásico de la alcaldía, en el Lower Manhattan, hasta el último día de 2013. De la misma manera, siempre rechazó las etiquetas políticas. Se define como económicamente conservador, apoya el aborto, los derechos de los homosexuales y el control de las armas. Su último caballito de batalla es la lucha contra el cambio climático. Fue embajador especial de la ONU en las negociaciones internacionales para reducir las emisiones de carbono y financió innumerables proyectos en todo el mundo para adoptar fuentes de energía renovables.
Como alcalde, es recordado por imponer muy exitosamente la prohibición de fumar en la mayoría de los lugares públicos de la ciudad. También puso en práctica un programa de trabajo y capacitación de jóvenes de las minorías y fundó un Centro para las Oportunidades Económicas que dio créditos y financió la educación para los más necesitados. En su mandato desarrolló casi un 40% de todas las tierras de la ciudad que permanecían en manos del Estado y construyó 165.000 viviendas de renta baja. Esas iniciativas son las quiere trasladar y poner en práctica a nivel nacional.
En 1975, Bloomberg se casó con Susan Brown, una británica con la que tuvo dos hijas, Emma (1979) y Georgina (1983), que se hicieron famosas cuando aparecieron en el documental “Born Rich”, sobre los hijos de los multimillonarios y sus “problemas existenciales”. Se divorció en 1993, pero siempre aclara que Susan sigue siendo su “mejor amiga”. Desde 2000, vive con Diana Taylor, la ex superintendente de bancos del estado de Nueva York. Pasa buena parte del tiempo en su casa de las Bermudas. Es donde se encuentra con sus dos nietos a los que lleva a pasear por la playa y les compra helados como si fuera un abuelo jubilado más como los que abundan en esas islas del Caribe. Nació en una familia judía de Boston. Sus abuelos habían llegado escapando de los pogroms de Rusia. Por sus buenas calificaciones consiguió becas y se graduó de ingeniero electrónico en la universidad John Hopkins y un Master´s en Negocios de Harvard. Fue a trabajar como asesor de inversionistas del banco Salomon Brothers, en Wall Street, hasta que se independizó. Fue cuando ideó su sistema de terminales para dar información de último momento de la bolsa. En 2015 llegó a tener 325.000 terminales en todo el mundo y su empresa se convirtió en la más importante en el análisis de finanzas y probabilidades bursátiles.
Su hobby es volar. Tiene licencia profesional y pilotea un helicóptero y un avión de rotor inclinado. Posee unas 15 casas importantes en diferentes lugares del mundo, la última que compró es una brownstone histórica de Londres que perteneció a la escritora George Elliot.
Bloomberg no es conocido por su modestia. En 2017, dijo que ya tenía un lugar en el cielo por “salvar millones de vidas” a través de su lucha contra el tabaquismo. “Cuando vaya al cielo no estoy seguro de que deba pasar por una evaluación, creo que iré directamente”, dijo. Antes de que eso pudiera suceder, cree que está destinado a “devolver la decencia” a la Casa Blanca batiendo a su archienemigo. Si lo logra, se convertirá en el hombre más rico que llegó a la presidencia de un país. Pero, seguramente, no será el de mayor fortuna al dejar el poder.
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