¿Son felices las vacas que dan la leche para los helados Ben & Jerry’s? Un juez debe determinarlo

Un ecologista de Vermont inició una demanda colectiva contra la heladería más popular de los Estados Unidos. El 77% de los consumidores del país se preocupan por el bienestar de los animales de los que provienen sus alimentos

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Un juicio pone en duda la reputación de buena conciencia social y ambiental de los helados más famosos de EEUU. (Ben & Jerry's)
Un juicio pone en duda la reputación de buena conciencia social y ambiental de los helados más famosos de EEUU. (Ben & Jerry's)

James Ehlers es ecologista y alguna vez intentó se gobernador de Vermont, el estado del precandidato demócrata Bernie Sanders. También es un gran consumidor de helado: su marca favorita es la leyenda local, que de un pequeño negocio de dos amigos se convirtió en el más popular de los Estados Unidos, Ben & Jerry’s. Los sabores que le encantan son Phish Food, One Love, Americone Dream, Tonight Dough, Chocolate Chip Cookie Dough, Mint Chocolate Cookie, S’Mores y New York Super Fudge Chunk.

¿A quién le importa eso? Ehlers cree que a la justicia federal. Detalló esas y otras minucias de su pasión por el helado en un juicio contra Ben & Jerry’s, causa número 19-00194. Acusó a la empresa de haber violado una ley de protección al consumidor al engañarlo diciendo que en el origen del producto hay vacas felices, libres de maltrato animal. Lo planteó como una demanda grupal, aunque hasta el momento ningún otro perjudicado se ha sumado.

Ben & Jerry's fue fundada en 1978 por dos amigos de Vermont, y creció desde allí al país entero. En 2000 la compró Unilever.
Ben & Jerry's fue fundada en 1978 por dos amigos de Vermont, y creció desde allí al país entero. En 2000 la compró Unilever.

Los envases de Ben & Jerry’s dicen que su materia prima proviene de “vacas felices” que viven en granjas que merecen la calificación de “lácteos cuidados”, todo lo cual eleva el precio del producto sobre, por ejemplo, un helado genérico de supermercado. Sin embargo, la realidad es otra, dijo Ehlers ante los tribunales: “Sólo un porcentaje minoritario de la leche y la crema de los productos realmente proviene de esas ‘happy cows’ en granjas ‘caring dairy’. El resto de la leche se origina en plantas de producción masiva, estilo industrial, exactamente lo que los consumidores que eligen los productos de Ben & Jerry’s quisieran evitar”.

Aunque el episodio tiene un costado risible, o acaso aprovecha que la ex marca local es ahora propiedad del gigante multinacional Unilever, se basa en una realidad: cada vez más la situación de los animales es un factor importante para los consumidores. Una encuesta de Technomic y la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Animales halló que al 77% de las personas les preocupa el bienestar del ser vivo que está en el origen de lo que consumen.

Las "vacas felices" salen de un programa de “lácteos cuidados”, que incentiva a los granjeros proveedores de Ben & Jerry's a cumplir criterios de buen trato animal. (Christinne Muschi/Bloomberg)
Las "vacas felices" salen de un programa de “lácteos cuidados”, que incentiva a los granjeros proveedores de Ben & Jerry's a cumplir criterios de buen trato animal. (Christinne Muschi/Bloomberg)

Es difícil saber si más gente se sumará al juicio o qué decidirá el juez: los antecedentes de estos casos son variados. Por ejemplo, cuando Pizza Hut demandó a Papa John’s por el uso del eslógan “mejores ingredientes, mejor pizza”, en 1998, primero un magistrado federal le dio la razón y Papa John’s dejó de promocionarse con esas palabras, pero en la apelación el tribunal decidió devolverle el derecho a usarlas.

En el caso de “Ehlers vs. Ben & Jerry’s” acaso a la dimensión judicial se sume otra simbólica, del nivel de la opinión pública. La reputación de la empresa —que fundaron dos amigos, Ben Cohen y Jerry Greenfield, en una gasolinera reciclada en Burlington, en 1978— ha sido siempre de honestidad y progresismo. “Desde sus envases imaginativos hasta sus considerables contribuciones a una variedad de causas sociales, la empresa se ha presentado a sí misma como parte de la buena gente, una marca de helado que se puede comer sin sentirse mal”, sintetizó The Boston Globe.

Ben Cohen (der.) y Jerry Greenfield en 1995: los fundadores de la heladería que se convirtió en una institución de Nueva Inglaterra. (Nils Jorgensen/Shutterstock)
Ben Cohen (der.) y Jerry Greenfield en 1995: los fundadores de la heladería que se convirtió en una institución de Nueva Inglaterra. (Nils Jorgensen/Shutterstock)

“Ese es el aprieto en el que se han metido", dijo al periódico —otra institución de Nueva Inglaterra, como Ben & Jerry’s— Michael Colby, un ecologista de Vermont que ha enfrentado a la marca desde antes de su venta a Unilever. “Han hecho un marketing tan maravilloso que han convencido a la gente de que hacen todo bien, cuando en realidad no es así”.

Entre sus promesas ambientalistas, la empresa creó el programa de “lácteos cuidados”, que incentiva a sus proveedores de materias primas para que cumplan determinados criterios de buen trato animal, que incluye el monitoreo del bienestar de las vacas y una cantidad mínima de horas diarias al aire libre. Según un informe de 2018, unas 65 granjas de Vermont cumplen con esos requisitos, pero la empresa no respondió a las preguntas de la prensa sobre qué porcentaje proveen del total de la materia prima de sus helados.

Ehlers se quejó de que “la buena fe que generó la reputación previa de Ben & Jerry’s, por su conciencia social y ambiental, fue un componente valioso e importante en la compra de la marca, que le permitió a Unilever capitalizar en un mercado creciente de consumidores conscientes”. Pero desde ese cambio de propiedad, en 2000, “las operaciones y el marketing de la marca son muy distintas" de lo que fueron durante la gestión de Cohen y Greenfield. Por eso el demandante “continuará sufriendo perjuicios si no se prohíbe la conducta engañosa” del nuevo dueño, según el documetno presentado al juez.

El juicio de Ehlers (“quien querría seguir comprando los productos de Ben & Jerry’s en el futuro”, pero por ahora “no puede confiar en la vedad y la exactitud” de su etiquetado) es el segundo contra la heladería: en julio de 2018 la Asociación de Consumidores de Orgánicos, de Minnesota, inició un caso similar, todavía en curso. Cuestionó el uso de la expresión “vacas felices” y acusó a la marca de ser el ejemplo más claro de “lavado verde”, un marketing “específicamente destinado a los consumidores que quieren comprar productos que fueron producidos de manera responsable”.

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