El embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea, Gordon Sondland, es hasta ahora el testigo que más compromete a Donald Trump, con una declaración ante el Congreso que confirmó la base de la acusación de los demócratas sobre un presunto abuso de poder del mandatario para perjudicar a sus rivales electorales.
Antes de enfrentar las preguntas de los congresistas, Sondland leyó una declaración de 24 páginas con varias frases que rápidamente fueron celebradas por la oposición.
Quid Pro Quo
La base de la acusación señala que el presidente suspendió millones de dólares en asistencia militar y la posibilidad de reunirse en persona con el nuevo presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, hasta que su gobierno anuncie la apertura de una investigación contra Joe Biden y su hijo, quien realizó negocios en dicho país.
“Sé que los miembros de esta comisión han enmarcado con frecuencia estas complicadas cuestiones en forma de una simple pregunta: ¿Hubo un “quid pro quo”? Como ya he testificado anteriormente, con respecto a la llamada a la Casa Blanca y a la reunión de la Casa Blanca, la respuesta es sí”, expresó el diplomático, nombrado por Donald Trump. La frase en latín significa dar algo a cambio de otra cosa.
Por orden de Trump
Sondland involucró directamente a Trump, ya que afirmó: “Nosotros seguimos las órdenes del presidente”. Según añadió, el equipo diplomático sabía que “estas investigaciones (sobre Biden) eran importantes para el presidente”.
El testigo indicó que el pedido expreso del mandatario fue que trabaje junto a Rudy Giuliani, abogado personal de Trump que, no obstante, no tiene un cargo oficial en la Casa Blanca o en el Departamento de Estado. Sobre los pedidos para abrir las investigaciones, sostuvo: “Todos entendíamos que eran requisitos que reflejaban el deseo del presidente Trump”.
El rol de Rudy Giuliani
El embajador declaró que hubo intentos por cambiar la postura de Trump, pero el mandatario les respondió: “Hablen con Rudy”. El ex alcalde de Nueva York ha cultivado lazos en Ucrania desde hace más de 15 años, y consiguió valiosas donaciones de campaña para los republicanos, por parte de dos sujetos que han sido arrestados por financiamiento ilegal.
“No queríamos trabajar con el señor Giuliani. En pocas palabras, jugamos con las cartas que teníamos. Todos entendimos que si nos negábamos a trabajar con el señor Giuliani, perderíamos una oportunidad importante de consolidar las relaciones entre los Estados Unidos y Ucrania", explicó Sondland.
"Aunque no estuvimos de acuerdo con la necesidad de involucrar al señor Giuliani, no creímos que su papel fuera inadecuado en ese momento. Como ya he testificado anteriormente, si hubiera sabido de todos los tratos del señor Giuliani o de sus asociaciones con personas que ahora se encuentran bajo acusación penal, no habría aceptado su participación”, añadió.
Siendo tan explícita la declaración de Sondland, y teniendo en cuenta que el diplomático no recibió una orden directa de Trump, al oficialismo le quedaría la opción de argumentar que Giuliani fue quien diseñó el presunto “quid pro quo” y actuó sin informar al mandatario.
El verdadero objetivo
Sondland aseguró varias veces que lo que buscaba la Casa Blanca, más que la apertura de la investigación, era un anuncio de la misma, hecho que tendría mucho más repercusión mediática que un trámite judicial. Además, la declaración tendría que ser hecha por el propio presidente ucraniano.
“No recuerdo quién me dijo, si fue Giuliani o Trump. ‘Tiene que ser Zelensky’”, indicó Sondland. Una declaración del mandatario tendría un impacto audiovisual mucho más útil para videos de propaganda política.
Otros involucrados
El embajador presentó correos electrónicos y mensajes que demostraron que el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el vicepresidente, Mike Pence, estaban al tanto de la política desplegada hacia Ucrania, lo que contradice las declaraciones en las que intentaron despegarse de la trama, e incluso alegaron desconocimiento de la misma.
“Todos estaban al tanto. No era un secreto”, afirmó Sondland. Además, dijo que Pompeo había dirigido al ex enviado especial de Estados Unidos a Ucrania, Kurt Volker, a que hable con Giuliani, y que su postura no cambió aún después de las quejas sobre una reunión del abogado de Trump con un fiscal ucraniano sin su conocimiento.
Posible obstrucción de la investigación
La credibilidad de Sondland había sido puesta en duda por los republicanos, quienes recordaban que el embajador cambió la declaración inicial que hizo en una audiencia a puertas cerradas, en la que había dicho que no recordaba varios detalles. Sin embargo, en su presentación respondió al asunto con una acusación que acabó perjudicando al oficialismo.
Según aseguró, solicitó en varias oportunidades a la Casa Blanca y el Departamento de Estado para tener acceso a materiales que sustentarían sus afirmaciones. “En ausencia de estos archivos, mi memoria no ha sido perfecta. Y no tengo ninguna duda de que un proceso más justo, abierto y ordenado de permitirme leer los registros del Departamento de Estado habría hecho este proceso más transparente”. Además, recordó que sus superiores le instaron a no presentarse ante el Congreso.
El titular del Comité de Inteligencia, Adam Schiff, tomó rápidamente la iniciativa y abrió la posibilidad de ampliar el pliego de acusaciones que eventualmente se votaría para presentar al Senado y definir el futuro de Trump. “Podemos ver por qué el secretario Pomepo y el Presidente Trump hicieron tal esfuerzo concertado para obstruir”, expresó.
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