El argentino Rafael Grossi fue elegido director general de la OIEA, el máximo órgano de control de energía nuclear de la ONU

Reemplazará a Yukiya Amano, fallecido en julio, tras superar en la votación de la junta de gobernadores al rumano Cornel Feruta. Por un período de cuatro años el diplomático liderará la agencia encargada de monitorear el uso pacífico de la energía atómica en todo el mundo

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Rafael Grossi, sexto director general en la historia del OIEA
Rafael Grossi, sexto director general en la historia del OIEA

Rafael Grossi, experto en energía nuclear y embajador argentino ante Austria, fue elegido este martes como el nuevo director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la principal agencia de energía atómica de la ONU, tras superar al rumano Cornel Feruta en la votación de su junta de gobernadores.

Se trata de un organismo de enorme importancia en la escena internacional, encargado de monitorear el uso pacífico de la energía nuclear en todo el mundo y que ha jugado un papel fundamental en la implementación del acuerdo nuclear con Irán de 2015, que está siendo hoy cuestionado, y en la verificación de las aspiraciones militares del programa atómico de Corea del Norte.

“La República Argentina se congratula por la elección del Embajador Grossi para tal función, y agradece y destaca el apoyo de la comunidad internacional a tan importante candidatura para el país”, indicó la Cancillería argentina en un comunicado.

Grossi tiene amplia experiencia como diplomático involucrado en la no proliferación nuclear y de armas de destrucción masiva
Grossi tiene amplia experiencia como diplomático involucrado en la no proliferación nuclear y de armas de destrucción masiva

“La elección de un argentino al frente del OIEA es un reconocimiento a la región de Latinoamérica y del Caribe y su contribución, como zona libre de armas nucleares, para la paz y seguridad internacionales. Asimismo, es un reconocimiento para la República Argentina, como un actor de relevancia en la temática nuclear a nivel internacional, que cuenta con un programa nuclear robusto, con una larga tradición en los usos pacíficos de la energía nuclear y marcado perfil exportador, y con una activa diplomacia en los foros internacionales”, se agregó en el texto.

Poco después el presidente de Argentina, Mauricio Macri, felicitó a Grossi por su elección como director general del OIEA y destacó que se trata del “primer latinoamericano que estará al frente de este organismo”. “Este logro argentino es un hito histórico en nuestro compromiso con la no proliferación y el uso pacífico de la energía nuclear”, indicó en su cuenta de Twitter.

En un escueto comunicado, el OIEA confirmó que Grossi, de 58 años, había obtenido la mayoría necesaria de parte de la junta de gobernadores y que sería designado al mando del organismo. “El nuevo director general será el sexto del OIEA desde su fundación en 1957”, se indicó en el texto.

“Habiendo logrado una mayoría calificada en la junta de gobernadores, el OIEA ha tomado un paso decisivo hacia la elección de su director general”, indicó por su parte Xavier Sticker, embajador de Francia ante la sede de la ONU en Austria, donde opera el IEA, en su cuenta de Twitter. “Felicitaciones y afectuosos saludos al Embajador Grossi, cuya sólida experiencia y liderazgo aportarán mucho a la Agencia y sus miembros”, agregó.

El anterior director general del OIEA, Yuikya Amano, falleció en julio poco días después de presentar su renuncia y dejó el puesto vacante, que fue ocupado en forma interina por el rumano Cornel Feruta, hasta entonces director adjunto. Desde ese momento se ha estado desarrollando el proceso de selección de un nuevo ejecutivo, con Grossi y el mismo Feruta como favoritos.

La primera votación para elegir al sucesor de Amano tuvo lugar el 21 de octubre, cuando Grossi logró 15 votos contra los 14 de Feruta. No fue suficiente para cerrar el proceso, ya que se requieren de 24 votos, mayoría calificada entre los 35 miembros de la junta de gobernadores del OIEA.

Grossi durante una entrevista con Infobae en 2017
Grossi durante una entrevista con Infobae en 2017

Tras una semana de negociaciones, Grossi finalmente obtuvo los 24 votos este martes y fue elegido director general para el período 2020-2024, con fecha de inicio 1 de enero de 2020. El próximo paso será la presentación el miércoles de su postulación ante la Conferencia General del OIEA, que reúne a los 171 miembros del organismo, para su aprobación, aunque se trata de un acto mayormente simbólico y protocolar.

Grossi es un diplomático de carrera con más de 35 años de experiencia en el campo de la no proliferación y el desarme, y es actualmente embajador argentino en Viena, Austria, y ante el OIEA en la misma ciudad. De hecho ya ejerció como jefe de gabinete y director general adjunto del OIEA entre 2010 y 2013. También ha trabajado en la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y en la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO), entre otros foros.

El diplomático cobró también notoriedad en noviembre de 2017 cuando gestionó los recursos del CTBTO, organismo dirigido por Lassina Zerbo, para hallar información esencial con respecto a un “ruido acústico” en aguas profundas detectado apenas 48 horas después del accidente del submarino de la armada argentina ARA San Juan, en el que murieron sus 44 tripulantes. Esta detección fue esencial para acotar la búsqueda y hallar el naufragio del buque un año después, a 10 millas náuticas (unos 18 kilómetros) del lugar reportado por el CTBTO.

El cuartel general del OIEA en Viena, Austria (REUTERS/Leonhard Foeger)
El cuartel general del OIEA en Viena, Austria (REUTERS/Leonhard Foeger)

También, Grossi fue designado este año presidente de la Conferencia de Examen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Estas conferencias se realizan cada cinco años para revisar el estado del TNP, piedra angular tanto del régimen internacional de desarme y no proliferación, y que en esta ocasión comenzará en abril de 2020 en Nueva York, Estados Unidos.

Un organismo para la paz y el uso pacífico de la energía atómica

El OIEA fue fundado en 1957, apenas 12 años después del lanzamiento de las dos primeras bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, y en un momento en el que Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Soviética ya habían desarrollado sus propios arsenales nucleares en medio de una carrera de armas que comenzaba a sumar a cada vez más participantes.

La formación de esta agencia en el marco de la ONU fue una iniciativa del presidente estadounidense Dwight D. Eiswenhower, presentada durante su famoso discurso y posterior programa de “Átomos para la Paz” iniciado en 1953. Mientras que su tratado fundacional entró en vigor en octubre de 1957 y su asiento estuvo ubicado desde el comienzo en Viena, capital de Austria, donde opera una de las sedes oficiales de la ONU. El estadounidense William Sterling Cole fue su primer director general.

El diplomático japonés Yukiya Amano fue director general del OIEA entre 2009 y 2019 (EFE)
El diplomático japonés Yukiya Amano fue director general del OIEA entre 2009 y 2019 (EFE)

El OIEA tiene tres misiones principales: promover el uso pacífico de la tecnología nuclear; implementar un sistema de salvaguardas para verificar que la tecnología nuclear no sea usada con fines militares; promover altos estándares seguridad en todas las industrias nucleares.

En la actualidad el organismo cuenta con 171 miembros, la enorme mayoría de los 193 países que forman parte de la ONU, y entre los que se incluyen todas las potencias nucleares militares del mundo (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia, Pakistán, India, Corea del Norte e Israel), que aceptan de esta forma las misiones de monitoreo del OIEA.

Entre los principales problemas que deberá enfrentar Grossi al asumir su mandato se encuentra el progresivo debilitamiento del acuerdo nuclear firmado en 2015 por el grupo P5+1 (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, China y Rusia) tras la salida de Washington y la amenaza de proliferación nuclear en el país persa; la consolidación y crecimiento del arsenal nuclear de Corea del Norte; el desmantelamiento de los tratados que limitan el número de armas nucleares entre Estados Unidos y Rusia; y el resurgir lento pero persistente de la energía nuclear como alternativa limpia y la necesidad de implementar altos estándares de seguridad que permitan evitar accidentes como los ocurridos en Chernobyl (1986) o Fukushima (2011).

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