Tras una cacería internacional de un año de duración que involucró a los servicios de inteligencia de varios países y abarcó dos administraciones presidenciales estadounidenses, el líder del grupo terrorista Estado Islámico, Abu Bakr al Baghdadi, murió tras detonarse un chaleco suicida durante una incursión este fin de semana en el noroeste de Siria por parte de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos.
Pero, para que esto sucediera, tanto los agentes estadounidenses como sus apoyos locales confirmaron que efectivamente Al Baghdadi se encontraba en su escondite en el noroeste de Siria, donde finalmente murió.
Para ello, un agente encubierto obtuvo la ropa interior del líder terrorista para que fuera sometida a pruebas de ADN antes de que Estados Unidos lanzara su operación final, confirmaron las Fuerzas Demócratas Sirias (FDS), aliadas de Estados Unidos.
“A través de nuestras propias fuentes, logramos confirmar que Al Baghdadi se había mudado del área de Al Dashisha en Deir Al Zor a Idlib. Desde el 15 de mayo, hemos estado trabajando junto con la CIA para rastrearlo y monitorearlo de cerca”, relató Polat Can, uno de los principales asesores de las FDS, en sus redes sociales.
“Una de nuestras fuentes pudo llegar a la casa donde se escondía Al Baghdadi, quien cambió sus lugares de residencia muy a menudo. Estaba a punto de mudarse a un nuevo lugar en Jerablus. Nuestra propia fuente, que había podido comunicarse con Al Baghdadi, trajo su ropa interior para realizar una prueba de ADN y asegurarse (100%) que la persona en cuestión era el propio Al Baghdadi", añadió.
Can aseguró que “toda la inteligencia y el acceso a Al Baghdadi, así como la identificación de su lugar”, fueron el resultado del trabajo de las FDS. “Nuestra fuente de inteligencia estuvo involucrada en enviar coordenadas, dirigir el lanzamiento aéreo, participar y hacer que la operación sea un éxito hasta el último minuto”, destacó.
La misión contra Al Baghdadi se desarrolló en la provincia de Idlib, una de las áreas que el grupo terrorista había tomado como base desde su irrupción en Siria e Irak. El jefe yihadista había hecho una reaparición pública -después de cinco años- hacia fines de abril último cuando realizó un nuevo video en el que reivindicaba la lucha fundamentalista en Medio Oriente.
Durante los años de auge del ISIS, de sus mayores atentados en los cinco continentes y su brutal régimen de opresión en Siria e Irak, Al Baghdadi se mantuvo entre las sombras, con poquísimas apariciones públicas.
Tras el derrumbe en 2017 del “califato”, que había instaurado tres años antes y la caída de su última aldea en marzo de 2019, el jerarca terrorista comenzó a llamar a la insurgencia y el terrorismo desde la clandestinidad, mientras era intensamente buscado por numerosas agencias de inteligencia.
"Murió como un cobarde, intentando huir por un túnel”, manifestó este domingo Donald Trump, quien destacó el operativo militar: “Las fuerzas especiales de EEUU estuvieron increíbles. Los exámenes sobre los restos de Al Baghdadi confirmaron positivamente que era él”.
Luego detalló que el terrorista se suicidó con un chaleco explosivo una vez que se vio rodeado por las fuerzas especiales estadounidenses y reveló que hace semanas tenían vigilado a Al Baghdadi. El mandatario norteamericano agradeció a Rusia, Turquía e Irak por su colaboración en el operativo: “Fue una gran noche para Estados Unidos y el mundo”, aseguró.
Al igual que los restos de quien fuera líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, los restos de Al Baghdadi fueron desechados en el mar, para evitar que una tumba convencional pudiera convertirse en un santuario y lugar de peregrinación para sus seguidores.
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