Cuarenta y cuatro años después de su muerte, el dictador español Francisco Franco fue exhumado este jueves del mausoleo donde estaba enterrado cerca de Madrid y se le rendía homenaje, una anomalía en Europa que el gobierno socialista decidió atajar.
Los restos embalsamados del general fueron sacados del Valle de los Caídos y reinhumados en una cripta familiar en el madrileño cementerio de El Pardo-Mingorrubio, donde yace su esposa, Carmen Polo.
El proceso, que duró dos horas y para el que se han acreditado unos 500 periodistas, comenzó a las 10.30 (hora local, 8.30 GMT).
Los familiares, que rodearon el coche fúnebre, gritaron “¡Viva Franco, viva España!” al momento de depositar el féretro.
El coche se trasladó a una explanada donde esperaba el helicóptero, que demoró unos minutos el despegue para poder dar tiempo a la familia de llegar al cementerio y esperar allí al ataúd, rodeada de otros simpatizantes del dictador que se acercaron al lugar.
La prensa local indicó que la ceremonia en el panteón se realizará en estricta privacidad, sin acceso para los medios.
En simultáneo, mientras se realizaba el operativo, se conoció que un busto en homenaje al fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pablo Iglesias Posse, fue vandalizado con pintura y un graffiti que dice “viva Franco”.
Sánchez había prometido la exhumación para el verano de 2018. Pero se retrasó más de un año por la batalla judicial lanzada por los siete nietos del dictador, que dirigió España con mano de hierro entre 1939 y 1975 tras impulsar un golpe de Estado contra la II República española e imponerse en la Guerra Civil (1936-1939).
Es una “gran victoria de la dignidad, de la memoria, de la justicia, de la reparación y, por tanto, de la democracia española”, dijo el presidente del gobierno, Pedro Sánchez.
“La exhumación de los restos de Franco debería servir para reflexionar sobre lo que significa para la propia imagen de nuestro país y para la democracia”, declaró la mañana de este jueves la vicepresidenta, Carmen Calvo.
La oposición, tanto de derecha como de izquierda, acusa al líder del PSOE de utilizar este traslado para conseguir réditos electorales a poco más de dos semanas de los comicios del 10 de noviembre, a los que llega en una situación comprometida por la semana de disturbios violentos en Cataluña.
“Esto habría que hacerlo en período no preelectoral”, y “sobre todo, no apuntarte medallas”, dijo el líder de la izquierda radical de Podemos, Pablo Iglesias.
“Nosotros no vamos a gastar ni un minuto en hablar de lo que pasó en España hace cincuenta años”, declaró recientemente el líder del conservador Partido Popular (PP), Pablo Casado, mientras que Santiago Abascal, líder de la extrema derecha de Vox, fustigó la “profanación de una tumba”.
Flores y homenajes
Encargada por Franco en 1940 para celebrar su “gloriosa cruzada” contra unos republicanos “sin Dios”, la construcción del Valle de los Caídos duró casi veinte años y en ella participaron miles de presos políticos.
El complejo, situado en la sierra ubicada al norte de la capital española, consiste en una basílica horadada en la roca de la montaña y coronada por una enorme cruz de 150 metros de altura, visible desde muchos kilómetros a la redonda.
En nombre de una pretendida “reconciliación” nacional, el ‘Caudillo’ hizo trasladar tras la inauguración del mausoleo, en 1959, los cuerpos de más de 30.000 víctimas del conflicto.
Entre ellos había combatientes del bando franquista pero también republicanos sacados de cementerios y fosas comunes sin informar a sus familias.
Desde su muerte en 1975, Franco ha estado en una tumba, siempre adornada con flores frescas, a los pies del altar de la basílica.
Sus descendientes interpusieron una salva de recursos contra la exhumación e intentaron reinhumarlo junto a su hija en la catedral de la Almudena, en el centro de Madrid, pero el Tribunal Supremo español los rechazó.
Controversia sobre la “memoria histórica”
El gobierno actúa basándose en una decisión de 2017 del Parlamento español solicitando la exhumación de Franco, que entonces cayó en saco roto por la oposición del ejecutivo conservador de Mariano Rajoy, del PP, cuyos diputados se abstuvieron.
Desde la adopción en 2007 por parte del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) de una “Ley de memoria histórica”, la derecha acusa a la izquierda de querer reabrir las heridas del pasado.
Rajoy, en el poder entre 2011 y 2018, presumía de no haber gastado un euro para aplicar esta ley destinada a retirar los vestigios de la dictadura, identificar decenas de miles de cadáveres todavía enterrados en fosas comunes y reparar la memoria de los republicanos vencidos y condenados por el franquismo.
Zapatero se felicitó por la exhumación prevista este jueves, afirmando que “hoy es un día en que la democracia española va a ser una democracia más perfecta”. “Un país debe saber interpretar, interiorizar aquella tragedia”, de la que “el principal responsable fue Franco”, añadió en declaraciones a la radio Cadena Ser.
(Con información de AFP)
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