El hallazgo el miércoles de 39 cadáveres dentro de un camión en Essex, Reino Unido, sacudió al mundo y ha dado inicio a la investigación criminal más grande en suelo británico desde los ataques terroristas al subte de Londres de 2005, que dejaron un saldo de 56 muertos.
Aún quedan numerosos interrogantes, pero hasta el momento se sabe que el contenedor cargado de presuntos migrantes indocumentados, todos de ciudadanía china, viajó desde Zeebrugge, en Bélgica, hasta Essex. Allí, un camionero irlandés se hizo cargo y encontró luego a los cadáveres de las personas, fallecidas por las bajas temperaturas en la cámara frigorífica, en su interior. La policía investiga ahora una posible red de tráfico de personas y ha arrestado al conductor, único sospechoso por el momento.
Pero este horrendo caso no es el único en la historia del Reino Unido. Y ni siquiera es el peor.
El 18 de junio de 2000, hace algo más de 19 años, 58 cadáveres fueron encontrados en Dover, sur de Inglaterra, en el interior de un camión que transportaba tomates. Allí había también dos personas vivas, que fueron trasladadas al hospital y sobrevivieron, ofreciendo un valioso testimonio en el posterior juicio. Habían partido en ferry desde la misma localidad belga, Zeebrugge, y todos tenían la misma ciudadanía: china.
Aquel camión, de matrícula holandesa, viajó desde Zeebrugge a Dover, el punto más cercano de cruce desde el continente europeo hasta el Reino Unido. En la actualidad, y especialmente tras el inicio de la crisis de refugiados en 2015, la seguridad en esa ciudad británica ha sido aumentada de tal manera que ya no suele ser la vía principal de los traficantes de personas, que buscan activamente otras rutas.
Los 58 fallecidos, 54 hombres y cuatro mujeres, perdieron la vida por asfixia, luego de que el conductor Perry Wacker cerrara la única esclusa de aire por temor a que las autoridades de aduana se percataran de la carga a través de los ruidos.
La falta de oxígeno y la concentración de monóxido de carbono fue letal para todos salvo para dos, que sobrevivieron de milagro y fueron encontrados inconscientes. De acuerdo a investigadores citados en aquel momento por la BBC, esto sólo fue posible porque la muerte de los otros 58 permitió que hubiera más aire disponible.
También, las personas comenzaron a desesperarse cuando comprendieron que la esclusa había sido cerrada, golpeando con sus zapatos las paredes del contenedor, y consumiendo más rápidamente el oxígeno.
A diferencia de lo presuntamente ocurrido en Essex el miércoles, la cámara frigorífica no había sido encendida en el año 2000, y la esclusa de aire se mantuvo abierta prácticamente todo el viaje, lo que permitió a las personas sobrevivir la travesía casi hasta el final.
Wacker, de 33 años y oriundo de Rotterdam, en Holanda, fue arrestado en el lugar. Pronto se comprobó que había cobrado unas 300 libras (unos 385 dólares) por cada migrante y que la operación había sido planeada por una mafia china dedicada al tráfico de personas. En 2001 recibió una condena de 14 años de prisión. En 2003, nueve miembros de la mafia fueron condenados en Holanda.
En total, cada uno de los 60 inmigrantes había abonado 20.000 libras (unos 25.000 dólares) a la mafia china para llegar al Reino Unido.
Un itinerario de 8.000 kilómetros por aire y tierra
La larga travesía comenzó con un vuelo en avión desde Beijing hasta Belgrado, capital de Serbia, y con pasaportes chinos legales y permisos de viaje en regla, como reportó The Guardian.
Pero ya en Serbia la maniobra se oscureció. Los migrantes fueron vestidos con pantalones negros y camisetas grises, indicando que estaban siendo trasladados por una mafia en particular y no una de las muchas otras que trafican personas, y recibieron números de serie para su identificación y pasaportes falsos de nacionalidad coreana.
Divididos en pequeños grupos y escoltados por criminales que los acompañaban desde Beijing, fueron llevados a Hungría en varios autos particulares. A medida que se acercaban más y más al corazón de Europa, las medidas de seguridad se hacían más fuertes. Para atravesar Austria, Francia y Holanda, debieron viajar escondidos en la parte trasera de camionetas.
En Rotterdam permanecieron un tiempo escondidos en una casa, a la espera de la llegada de los demás inmigrantes, y bajo la tutela de la rama europea de la mafia de tráfico de personas.
Finalmente, el 18 de junio los 60 indocumentados que cruzarían al Reino Unido fueron llevados en dos camionetas hasta un depósito en Waalhaven, en las afueras de Rotterdam. Allí los hicieron ingresar al contenedor del camión, y montaron una falsa pared de madera para separarlos de la carga de tomates, que funcionaría de pantalla. Tenían cuatro baldes de agua para tomar durante todo el viaje.
Wacker se hizo cargo del camión y partió de Wallhaven a las 3:00 PM, llegando a Zeebrugge tres horas después. Durante todo el trayecto la esclusa de aire se mantuvo abierta y los inmigrantes no corrieron peligro.
Pero entonces, Wacker cerró la esclusa antes de pasar los controles migratorios y abordar el ferry que los llevaría a Dover.
Uno de los sobrevivientes, Ke Shi Guang, contó durante el juicio que pasaron unas dos o tres horas antes de que el aire empezara a escasear y entendieran que la esclusa estaba cerrada. Las personas comenzaron a golpear y gritar para alertar la situación, pero Wacker ni siquiera estaba allí. Había subido a la cabina del ferry a cenar mientras se trasladaban a Dover a través del Canal de la Mancha.
Ke, de 22 años, y Su Di Ke, de 20, perderían el conocimiento poco después y serían finalmente rescatados por los trabajadores de la aduana en Dover, que registraron el camión durante su ingreso. Los demás no habían tenido esa suerte.
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