La crisis de los aviones Boeing 737 MAX afecta al primer alto ejecutivo de la compañía. Este martes, la empresa informó que Kevin McAllister, jefe de los aviones comerciales, dejará el cargo. Stanley A. Deal, jefe de servicios globales, lo reemplazará.
“Todo nuestro equipo de Boeing está enfocado en la excelencia operativa, alineado con nuestros valores de seguridad, calidad e integridad, y estamos comprometidos a cumplir con nuestros compromisos y recuperar la confianza con nuestros reguladores, clientes y otras partes interesadas”, señaló el presidente ejecutivo de la compañía, Dennis Muilenburg, en un comunicado.
A principios de este mes Muilenburg fue desplazado del cargo, pero continuó como CEO y miembro de la junta directiva.
Según informó este martes The New York Times, el desempeño de McAllister dentro de la empresa desde hace tiempo viene bajo escrutinio “por su mal manejo de las relaciones con los clientes y su gestión de la división comercial”.
Desde marzo los 737 MAX se encuentran fuera de servicio, lo que le costó a Boeing pérdidas por al menos ocho mil millones de dólares. Asimismo, esto afectó directamente a la industria y a las aerolíneas que, a raíz de la cancelación de miles de vuelos, también perdieron cientos de millones de dólares en ingresos.
El anuncio del reemplazo de McAllister, el primer alto ejecutivo de la compañía afectado por la crisis, se produce días después de que un ingeniero de la empresa asegurara que Boeing rechazó un sistema de seguridad en el modelo 737 MAX, que actualmente se encuentran en revisión técnico tras los dos accidentes del año pasado, para minimizar costos.
El equipo que finalmente no fue instalado en el avión podría haber reducido los riesgos que llevaron a los dos accidentes en Indonesia y Etiopía, en los que murieron 346 pasajeros, de acuerdo a este empleado experimentado identificado como Curtis Ewbank.
El cuestionamiento ético presentado por el ingeniero ante la misma empresa, en tanto, fue luego entregado por Boeing al Departamento de Justicia, que está llevando adelante su propia investigación por responsabilidad criminal ante los accidentes fatales.
En el alegato de Ewbank, quien trabajó en el desarrollo de los sistemas en la cabina de los 737 MAX que permiten a los pilotos monitorear y controla el avión, se hace referencia a la recomendación de instalar un sistema redundate para la medición de la velocidad por otros medios, en caso de que los principales fallaran.
Se trata del sistema de “estimación sintética de velocidad”, que calcula la velocidad en base a mediciones de GPS, tiempo de respuesta de los movimientos del avión y otras variables. Se diferencia de esta manera del tradicional método de calcular la presión del aire mediante los tubos de Pitot.
En los dos accidentes ocurridos hasta la fecha con los 737 MAX se registraron fallas en los sensores de velocidad y ángulo de ataque, que se cree llevaron al sistema automatizado MCAS a actuar en base a datos erróneos y provocar la caída de ambos aviones.
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