Kristine y Michael Barnett adoptaron en 2010 a una pequeña nacida en Ucrania. Se llamaba Natalia Grace y, según el informe de adopción, tenía 8 años. Hoy, el matrimonio enfrenta a la Justicia estadounidense por abandonar a la niña y huir a Canadá.
La historia reúne todos los elementos de un argumento cinematográfico: drama, violencia y justicia. El final, aún no ha sido filmado.
El matrimonio Barnett vivió 4 años con Natalia Grace en la ciudad de Lafayette, Indiana. Poco tiempo después empezaron los problemas. Según los padres adoptivos, la pequeña “estaba empeñada en causarles daño”.
El testimonio de Michael Barnett en el programa Good Morning America, de la cadena de televisión ABC, es escalofriante. "Natalia hacía cosas como colocar tachuelas transparentes en las escaleras para provocarnos dolor y sufrimiento al subir las escaleras”.
Incluso, Barnett la acusó de intentar de matar a su esposa, “al arrastrarla hacia una cerca eléctrica”. Convencidos de que la niña les quería hacer daño, la llevaron al hospital y le hicieron estudios médicos. Resultó que Natalia padece un trastorno del desarrollo óseo que le provoca una especie de enanismo, llamada spondyloepiphyseal.
La conclusión médica estuvo basada en el desarrollo de sus huesos, el comportamiento agresivo y el vello púbico, así es que dos años después de la adopción, los Barnett le cambiaron la edad a su hija adoptiva y en sus documentos oficiales se estableció que Natalia Grace tenía 22 años.
En 2014 la abandonaron. La dejaron solo con el alquiler de un departamento pagado, pero sin dinero ni alguien que estuviera a cargo de su cuidado. Natalia se quedó en Indiana y sus padres adoptivos huyeron a Canadá, con sus hijos biológicos. La policía la encontró y abrió una investigación que se extendió por 5 años.
Ahora que Kristine y Michael Barnett enfrentan a la Justicia de Estados Unidos (EEUU), por los cargos de abandono de una menor y negligencia, dicen que fueron engañados por el sistema de adopción y aseguran que Natalia es “sociópata” y una “estafadora”, porque en realidad es una adulta. Dicen que la hija tiene en realidad 33 años, y advirtieron que todos a su alrededor “están en peligro”.
Kristine Barnett dijo que la adopción fue “un fraude” y mostró un informe médico, en el que está consignado que la edad de la hija era “claramente inexacta”.
Recientemente, el diario británico Daily Mail encontró en Ucrania a la madre biológica de Natalia Grace. Se trata de una mujer de 40 años, llamada Volodymyrivna Gava. Ella aseguró que no es una mujer adulta, sino una niña con enanismo.
“Es mi hija, y nació hace 16 años”, explicó la madre biológica. Aseguró que dejó a su hija en un orfanato porque los médicos se “lo aconsejaron para no arruinar su vida”. Comentó que el panorama era desolador, la bebé “nunca podría moverse y pasaría el resto de su vida atada a una cama”.
Volodymyrivna Gava le entregó al diario británico una carta que supuestamente comprueba que su hija fue internada en un orfanato, donde vivió por cinco años; es decir, desde octubre de 2003 hasta 2008. Más tarde, las autoridades le hicieron saber que su hija estaba a punto de ser adoptada por una pareja estadounidense.
“Hija, perdóname por lo que sucedió hace 16 años. Visitame pronto para verte. Realmente quiero verla. Espero que cuando cumpla 18 años venga a Ucrania y me encuentre. Me gustaría abrazarla y disculparme”, dijo la madre al Daily Mail.
El caso sigue en una corte de EEUU, pero aún quedan varios interrogantes sin responder. No se sabe cuánto tiempo vivió Natalia sola en el departamento de Indiana, antes de que la encontrara la policía; se ignora el método que los Barnett utilizaron para cambiar la edad legal de su hija adoptiva; y se desconoce la veracidad de las historias de horror que los padres adoptivos cuentan de la pequeña.
Por lo pronto, Kristine y Michael Barnett fueron acusados de los cargos de abandono de una menor y negligencia, y Natalia Grace vive con una familia de acogida.
Un dato curioso de toda esta historia es que Kristine Barnett es autora del libro The Spark: A Mother’s Story of Nurturing, Genius and Autism, publicado en 2013. El libro recibió críticas favorables del Washington Post y Newsday, porque aborda la vida de Kristine como madre de su hijo Jacob, cuya “mente extraordinaria casi se perdió en el autismo”.