El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó este viernes a su equipo preparar sanciones “significativas” al Gobierno de Turquía por su ofensiva en Siria, mientras su Gobierno exigía que Ankara “no deje escapar ni a una sola persona del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés)" cautiva en la zona.
Aunque las sanciones no se activarán de inmediato, tienen el poder de “paralizar la economía turca”, aseguró el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, al anunciar la decisión de Trump en una conferencia de prensa. “Estas son sanciones muy poderosas. Esperamos no tener que usarlas”, agregó Mnuchin.
Casi en simultáneo, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, aseguró que Turquía “no suspenderá” su actual operación en Siria contra una milicia kurda apoyada por Occidente, y rechazó todas las “amenazas” al respecto.
“No importa lo que algunos dicen, no detendremos esta” operación contra las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) en el noreste de Siria. Y agregó: “Recibimos amenazas a derecha e izquierda, diciéndonos que paremos".
“No retrocederemos. Continuaremos esta lucha hasta que todos los terroristas se muevan hasta el sur del límite de 32 kilómetros de nuestra frontera que (el presidente estadounidense Donald) Trump mencionó”, explicó. El objetivo oficial de la ofensiva turca es establecer una zona de seguridad al sur de su frontera con Siria.
En el tercer día de la ofensiva, las fuerzas turcas profundizaron los ataques contra los kurdos sirios, que han provocado un nuevo desplazamiento masivo de civiles y que la comunidad internacional ha criticado con dureza.
De acuerdo con un comunicado de las Naciones Unidas (ONU) emitido el viernes, la ofensiva ya provocó la huida de unas "100.000 personas (que) han abandonado sus hogares”. Además del éxodo de los civiles, la ONU advirtió que ya han empezado a surgir otras consecuencias humanitarias, como la falla de una estación de bombeo de agua que aprovisiona a 400.000 personas en la ciudad de Hasaké y en las áreas colindantes.
También hubo reportes de varias muertes en ambos bandos; y el viernes Turquía reconoció su primera baja militar al informar que un soldado fue “mártir” en los combates. Previamente, al menos seis civiles murieron en Turquía y siete en Siria desde que Ankara inició el operativo en el noreste sirio con incursiones aéreas y terrestres.
En Siria, las escenas de las multitudes que huían con sus pertenencias en autos, camiones, motos o directamente a pie eran similares a las de algunos años atrás, cuando la gente huía de los milicianos del Estado Islámico (ISIS, por su siglas en inglés).
El viernes por la mañana se alzaban gruesas columnas de humo negro del pueblo sirio de Tal Abyad, cerca de la frontera, mientras Turquía continuaba los bombardeos.
El ministerio turco dijo en un comunicado que uno de sus soldados murió y tres resultaron heridos. El ministro de Defensa turco Hulusi Akar dijo que murieron 342 “terroristas”, como llama Ankara a los milicianos, aunque ese dato no fue verificado.
Con información de AFP y AP
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