Irán presenta diferentes amenazas conectadas entre sí que recientemente fueron expuestas por funcionarios del Departamento de Investigación de Inteligencia Militar del Consejo de Cooperación de los países del Golfo (CCPG, por sus siglas en inglés).
Esas amenazas incluyen: a) el programa nuclear, b) sus actividades regionales desestabilizadoras más allá de sus fronteras y c) su programa balístico de misiles de precisión.
Según las autoridades del CCPG, los iraníes están “transfiriendo sus misiles de precisión al Líbano”, como declaró un oficial de inteligencia saudita al sitio web de Walla Noticias en una entrevista el 30 de septiembre pasado, en la que el funcionario se refirió a los continuos esfuerzos de los iraníes para aumentar aún más el enorme arsenal de Hezbollah.
“Es razonable suponer que las armas exhibidas o utilizadas por Irán encontrarán su camino hacia actores radicales no estatales en toda la región”, sostuvo el entrevistado. “Por lo tanto, el ataque con una docena de misiles cruceros de precisión y más de veinte proyectiles de drones en las instalaciones petroleras sauditas también debe verse como una demostración del tipo de capacidades de ataque avanzadas que Irán tiene la intención de transferir a sus organizaciones terroristas satélites”, agregó.
Lo concreto es que Irán ha tratando de aumentar la proliferación de armas de sus aliados no estatales en los últimos meses como muestran las recientes revelaciones sauditas e israelíes, sobre todo a Hezbollah en Líbano y a los Hutíes en Yemen.
La visión de Irán del Medio Oriente es una en la que sus socios terroristas pueden amenazar a los países aliados de Estados Unidos con misiles cruceros, con enjambres de drones explosivos y misiles balísticos. Vale la pena señalar que algunas de estas armas, no hace mucho tiempo, eran capacidades que poseían exclusivamente los ejércitos estatales. Hoy están disponibles para los terroristas que promueven la agenda hegemónica de Irán.
Como resultado, el ataque contra una refinería de Arabia Saudita marcó un punto crítico en el desarrollo de la amenaza iraní. El hecho de que Irán pueda producir misiles crucero precisos y confiables y drones de largo alcance significa que sus armas son una mayor preocupación que hace tres años atrás.
El desafío que estas capacidades representan para las defensas aéreas se puede ver en el fracaso de Arabia Saudita para defender sus instalaciones petroleras de Abqaiq y Khurais, a pesar de instalar allí las escudos antiaéreos Patriot. Según un informe de Defense Weekly, el radar que sirve al sistema de defensa aérea en Abqaiq probablemente luchó para identificar las amenazas que llegaban desde el norte a tiempo pero se vio desbordado.
Arabia Saudita ya ha sido golpeada repetidamente por ataques de misiles y drones hutíes desde Yemen, armas que fueron producidas en Irán y que los hutíes no pueden desarrollar o fabricar por sí mismos.
La última escalada iraní se produce cuando la República Islámica enfrenta duras sanciones de EEUU que afectan su industria petrolera y bancaria y redujeron sus exportaciones de petróleo de 2,5 millones de barriles diarios en abril de 2018, a solo 100.000 barriles diarios en agosto de este año.
Irán respondió enviando el mensaje de que si no puede exportar su propio petróleo, tampoco podrán hacerlo los estados árabes del Golfo. El ejemplo más fuerte vino en la forma del ataque combinado de misiles y drones que Iran lanzo sobre las instalaciones petroleras sauditas, incluido Abqaiq, que es la instalación petrolera más grande de su tipo en el mundo.
El Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en Tel Aviv describió ese golpe como “el ataque más serio contra las instalaciones petroleras de la región desde la Guerra del Golfo de 1991, ello en términos de daños y significado económico”, señalando que impacto temporalmente alrededor del 50% de exportaciones del petróleo saudita, o el 5% de la producción mundial de petróleo. Sobre esa operación, funcionarios sauditas creen que el ataque vino directamente del territorio iraní y que el Líder Supremo, Ali Khamenei, lo ordenó personalmente.
Sin embargo, el incidente no debe verse de manera aislada del vínculo más amplio que existe entre la industria de armas iraní y la red de representantes terroristas respaldados por Teherán. Para 2015, las agencias de seguridad del Golfo habían establecido una regla general que indicaba que “las armas avanzadas de fábricas iraníes terminaban en manos de los ejércitos terroristas híbridos chiítas”.
De hecho, Irán armó a Hezbollah con el misil crucero supersónico anti-buque Yakhont, que la organización terrorista libanesa también podría usar para atacar objetivos terrestres en el interior de Israel. El alcance de 300 kilómetros y la alta velocidad del Yakhont significa que representa una seria amenaza.
Sin embargo, Israel tiene sus propias capacidades de defensa y ataque altamente avanzadas para hacer frente a la amenaza. Esas defensas incluyen un sistema de aéreo de cuatro capas, compuesto por Iron Dome, David’s Sling, Arrow 2 y Arrow 3, diseñados colectivamente para derribar todo tipo de amenaza aérea que se dirija hacia su territorio. El David’s Sling puede derribar misiles cruceros y drones avanzados, así como cohetes de mediano a largo alcance y misiles balísticos. Pero la proliferación de armas sofisticadas por parte de Irán representa una transformación significativa y contribuye en gran medida a la desestabilización regional.
Así como Irán ha convertido al Líbano en un área de preparación de primera línea con su ejército para-estatal conocido como Hezbollah, está haciendo lo mismo en Irak, donde las milicias chiítas han recibido misiles balísticos iraníes. Lo mismo aplica para Yemen, y Teherán ha tratado de hacer lo mismo en Siria, aunque la acción preventiva a gran escala de Israel se ha interpuesto en el camino de su proyecto allí.
Mientras le sea permitido, Teherán continuará transfiriendo armas a grupos terroristas bajo su mando. Los aliados de EEUU en la región se enfrentan a la misma amenaza creciente. “Lo que sucede en Siria sucede en Líbano en términos de disponibilidad de armas. Y esa fórmula es tan relevante hoy como lo fue en 2015, dado que la tendencia ha ido creciendo”.
Durante los últimos tres años, Irán también ha tratado de recrear aspectos de su industria de misiles en el propio Líbano, estableciendo sitios en territorio libanés que convierten los cohetes y misiles balísticos guiados en armas de precisión, un esfuerzo que hasta ahora, ha sido detenido por Israel.
La industria de armas iraní fabrica una serie de misiles, basados en diseños de proyectiles chinos, rusos y norcoreanos. Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, la serie de misiles Shahab de combustible líquido iraní, basada en el misil scud soviético, tiene un alcance de entre 300 y 2.000 kilómetros. Irán también ha utilizado diseños chinos para desarrollar sus misiles de combustible sólido, conocidos como la serie Fatah, que pueden alcanzar objetivos entre 200 y 2.000 kilómetros. Irán también produce misiles de crucero que pueden alcanzar objetivos a unos 2.500 kilómetros de distancia.
Irán continuará transfiriendo armas a grupos terroristas bajo su mando. Los aliados de EEUU en la región, tanto Israel como los países árabes, se enfrentan a la misma amenaza creciente
El hecho de que la Fuerza iraní Al-Quds, durante el año pasado, haya involucrado directamente a Israel en intercambios de disparos desde Siria yendo más allá de su patrón habitual de apoyos de los poderes terroristas regionales, muestra con claridad el riesgo de convertir la región en un barril de pólvora.
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