Un ataque antisemita contra un niño de 12 años que indigna al mundo

Ocurrió en Melbourne. Fue humillado por otros compañeros que lo forzaron a besar los pies de uno de ellos por su condición de judío. Preocupación entre las autoridades por el aumento de los casos

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Un niño judío de 12 años es obligado a besar los pies de un compañero musulmán quien lo acosaba en el colegio junto a otros alumnos (@JTAnews)
Un niño judío de 12 años es obligado a besar los pies de un compañero musulmán quien lo acosaba en el colegio junto a otros alumnos (@JTAnews)

Un nuevo ataque antisemita contra un niño incrementó las alarmas por lo que parece ser un aumento en este tipo de agresiones contra menores judíos en Australia. El último de los hechos ocurrió en Melbourne, cuando un pequeño sufrió acoso escolar por parte de sus compañeros y fue obligado a humillarse y besar los pies de uno de sus agresores. La imagen recorrió el mundo despertando indignación. El caso se sumó al de otra víctima de 5 años que luego de cuatro meses de sufrir bullying por su condición de judío comenzó a orinarse por las noches, situación que llamó la atención de sus mayores.

La identidad de ambos menores se mantuvo en el anonimato para protegerlos. Sin embargo, como consecuencia de los padecimientos, sus padres decidieron retirarlos de las instituciones a las que asistían ante la inacción de las autoridades.

El primero de los casos ocurrió en el Cheltenham Secondary College de aquella ciudad australiana. El ataque tuvo lugar en el estacionamiento de la institución donde golpearon al alumno para luego obligarlo a arrodillarse y besar los pies de otro estudiante de condición musulmana, de acuerdo a la denuncia hecha por su madre y publicada por el diario The Australian Jewish News. El terrible incidente fue fotografiado y filmado y subido a las redes sociales, donde la imagen se viralizó en pocas horas.

Diariamente los acosadores de la víctima la seguían a su vivienda insultándolo permanentemente llamándolo “judío cerdo”. “Lo golpearon en la cara. Toda su parte izquierda de la espalda estaba herida”, contó la madre sin revelar su nombre al medio y advirtiendo sobre la escalada que está sufriendo la comunidad. Como consecuencia del hecho el joven alumno fue trasladado a un hospital y tratado por ataques de ansiedad.

Pese a las evidencias, los responsables del centro educativo no quisieron reconocer el hecho como antisemitismo y sólo quisieron encerrarlo en un asunto de acoso escolar.

En cuanto al caso del niño de 5 años, el hecho sucedió en la Escuela Primaria de Hawthorn West. Sus padres notaron que después de mucho tiempo su hijo comenzó a mojarse en la cama por las noches, algo insólito. También presentaba fatiga, palpitaciones y comenzó a utilizar un lenguaje inapropiado para su corta edad. Todos estos signos alertaron a los mayores a su cargo sobre que algo extraño estaba ocurriendo con el menor.

Todo terminó de quedar claro para ellos cuando una mañana en un ataque el niño desparramó su cereal en la mesa y colapsó en llanto. “Cayó al suelo, sin más”, reveló la madre. Y la víctima del acoso se sinceró: “Mamá, no deberías amarme. Soy una rata judía sin valor. Soy una alimaña”.

En el colegio supo que desde hacía días era blanco de agresiones de todo tipo por parte de otros cinco alumnos y compañeros de clase. Lo arrinconaban en el baño y allí lo agredían verbalmente. “Alimaña judía”, “judío sucio”, “cucaracha judía”, eran algunos de los insultos que impactaban sobre el menor. La institución pareció descartar una motivación antisemita en la agresión y dieron una “solución” insólita a los padres: que la víctima usara otro baño.

Negaran que fuera un tema antisemita. ‘Es sólo bullying’, nos repetía el director. No quiero hacer sentir a otros estudiantes así”, dijo la mujer que descubrió la tortura a la que era sometido su pequeño de 5 años.

Ambos casos fueron llevados por los padres a la Comisión Anti Difamación: “No sorprendentemente, hay mucha evidencia de que las familias son forzadas a sacar a sus hijos de las escuelas públicas en instituciones judías por la sensación de inseguridad y miedo a la que son sometidos sus hijos por quiénes son”, señaló Dvir Abramovich, director de la institución.

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