El estado de Texas programó para el 11 de febrero de 2020 la ejecución del mexicano Abel Revill Ochoa, condenado a muerte por el asesinato de cinco miembros de su familia, según notificó este lunes el estatal Departamento de Justicia Criminal.
Ochoa, de 46 años y nacido en la localidad de Vicente Guerrero (Durango, México), recibirá una inyección letal si no lo impide antes la Justicia en la prisión de Huntsville (cercana a Houston) pasadas las 18.00 hora local (00.00 GMT del 12 de febrero).
El 4 de agosto de 2002, Ochoa asesinó en su vivienda de Dallas (Texas) a su esposa Cecilia; a sus hijas Crystal, de 7 años, y Anaya, una bebé de 9 meses; a su cuñada y a su suegro.
Según los investigadores, la causa de la masacre fue que Ochoa, que era drogadicto, se terminó el crac que tenía a mano. Los abogados defensores argumentaron que su cliente actuó en un estado de delirio inducido por la droga.
Ochoa, por su parte, asegura que no recuerda nada y defiende que "el diablo" le poseyó.
El jurado que lo juzgó en 2003 tardó menos de 10 minutos en deliberar y condenarlo a muerte.
La ejecución en los últimos años de mexicanos en Texas ha estado envuelta siempre de polémica ya que en 2004 la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenó reconsiderar los casos de 51 ciudadanos de ese país condenados a muerte en EEUU en una sentencia conocida como "Fallo Avena".
Ochoa, sin embargo, quedó fuera del fallo al ser su condena posterior al proceso.
A los presos beneficiados por el "Fallo Avena" se les violó según la CIJ su derecho (recogido en la Convención de Viena sobre relaciones consulares) a solicitar asistencia legal a su país tras su detención.
Es por ello que el Gobierno de México, expertos de Naciones Unidas en Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han presionado al estado de Texas para que suspendiera las ejecuciones de mexicanos alegando que no tuvieron juicios justos ni se cumplió con ellos el debido proceso.
Texas, sin embargo, ha desoído las presiones diplomáticas, así como el fallo de la CIJ, al ejecutar en la última década a seis mexicanos.
En el juicio
En la corte de llamamientos penales de Texas se dio cita el jurado el 26 de enero del 2005 en donde se mostró la evidencia.
Esta se refirió a que el 4 de agosto de 2002 Abel disparó a su esposa, a dos de sus cuñadas, su suegro y su hija de 18 meses. Después, el apelante volvió a cargar el arma y le disparó a su hija de siete años.
El lugar donde se cometió el asesinato fue en la casa donde vivía con su esposa, sus dos hijas y su suegro.
Todos fueron asesinados, excepto una de las cuñadas (alma) quien declaró en el juicio apelante. Mencionó que Abel parecía “muy cruel, muy enojado”, cuando empezó el tiroteo.
Según en la corte con número de caso AP-74,663 se dijo que sucedió el 4 de agosto, resultado de su adicción a la cocaína y desencadenó eventos cerebrales más allá de su control.
No se le encontraron antecedentes de ser un peligro para la sociedad, al contrario, tenía un buen historial de trabajo, al menos antes de su adicción.
Nace, quien es un experto en la materia, testificó que los disparos fueron el resultado de un “delirio inducido por la cocaína” durante el cual el apelante no estaba completamente consciente y no controlaba lo que estaba haciendo.
En los testimonios se dice que Abel fumaba crac en la parte trasera de la casa. Escuchó ruido al interior, entró y dijo un “Hola”. Se fue directo a su cama. Esto fue antes de que minutos después matara a todos.
EFEUSA