A 70 años de su nacimiento, el régimen comunista chino ya superó en longevidad al de la extinta Unión Soviética

Al cumplirse un nuevo aniversario de la creación de la República Popular, fundada por Mao Zedong el 1 de octubre de 1949, el país ha superado los 69 años de la URSS gracias, en parte, a una particular y muy flexible interpretación de la teoría marxista y un crecimiento económico sin parangón

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Imagen de ayer, hoy. El
Imagen de ayer, hoy. El presidente chino Xi Jinping dirige los festejos por el 70° aniversario de la República Popular utilizando la vestimenta que popularizó su fundador, Mao Zedong (GREG BAKER / AFP)

Xi Jinping, presidente de China y aspirante a nuevo líder ideológico de la nación, abandonó este martes su tradicional traje negro y corbata -roja para actos oficiales, en diferentes colores apagados en los encuentros con jefes de gobierno extranjeros- para calzarse el aún más tradicional, y simbólico, Zhongshan, más conocido en Occidente como el “traje Mao”.

Era una ocasión especial.

China celebró este martes el 70° aniversario de la creación de la República Popular el 1 de octubre de 1949 y se convirtió de este forma en uno de los regímenes comunistas más longevos de la historia, superando por un año la intensa vida de la Unión Soviética, aquel primer modelo forjada en 1922, tras la Revolución Rusa de 1917 y la guerra civil que le siguió, y que cayó finalmente en 1991.

En comparación el régimen cubano festejó este año su 60° aniversario y Vietnam lleva 65 años gobernado por el Partido Comunista, entre otros miembros de la lista de dictaduras comunistas del mundo actual.

Tanques en las calles de
Tanques en las calles de Moscú en 1991 y en plena disolución de la Unión Soviética (Archivo)

La República Popular Democrática de Corea, conocida coloquialmente como Corea del Norte, es en tanto el régimen comunista más antiguo del mundo, con 71 años y superando apenas por uno al de China. En muchos aspectos, es quizás el único realmente comunista aún en pie.

Pero ninguno de estos puede mostrar una historia de semejante crecimiento económico y desarrollo tecnológico como la de China, una sociedad rural, atrasada y sumamente pobre en 1949, que ha logrado convertirse en la segunda economía más grande del mundo, caracterizada por sus megaciudades y el brote pujante de su clase media.

Según datos del Banco Mundial, el PBI de China en 1960, en pleno maoísmo, alcanzaba los 59.718 millones de dólares. En la década de 1980, tras una serie de reformas fundamentales que abrieron las puertas al mercado, la economía empezó a crecer consistentemente, pero a partir del 2000 el auge ya fue explosivo. El año pasado el país registró un PBI de 13.608 billones de dólares. El PBI per cápita pasó de los 1.500 dólares en 1990 a los 16.000 en 2018. La pobreza, medida en ingresos diarios menores a 5,5 dólares, pasó del 98% en 1990 al 27% en 2015.

El dictador de Corea del
El dictador de Corea del Norte Kim Jong-un lidera la más vieja dictadura comunista del mundo, un año más longeva que China (KCNA via REUTERS)

En la China comunista de la economía de mercado conviven los multimillonarios, los trabajadores industriales de jornadas interminables y los poderosos burócratas del Partido Comunista, el único legal; las Ferraris y Porsche con las bicicletas y el transporte público masivo; el consumo y la expresión junto a la censura en Internet, la represión y control policial ejercido por el Estado, con cada vez más herramientas tecnológicas a su disposición.

Flexibilidad para sobrevivir, reforma para crecer

En 1949, tras dos décadas de guerra civil interrumpida temporalmente por la invasión japonesa de 1937, las tropas comunistas lideradas por Mao Zedong conquistaron la mayor parte del territorio chino continental, expulsando a los nacionalistas seguidores de Chiang Kai-Shek, que mudaron su República de China a la isla de Taiwán.

Tras la victoria, Mao proclamó el 1 de octubre la creación de la República Popular.

Mao Zedong en el 14°
Mao Zedong en el 14° aniversario de la República Popular, en 1963

Los primeros años fueron los más cercanos a la ideología comunista, aunque adaptados al modelo local que pronto se conocería como “maoísmo”, y estuvieron marcados por la reforma agraria y la toma de control de las industrias por parte del naciente Estado.

Fueron años extremadamente difíciles, en los que la campaña de reorganización económica bautizada como “Gran Salto adelante” en 1958 llevó a la hambruna y la muerte de millones, y la “Revolución Cultural” dio rienda suelta a la persecución política y el caos.

En el terreno de las Relaciones Internacionales, fueron los años del alineamiento estratégico con la Unión Soviética, primera aliada y modelo (especialmente enb la figura de Josef Stalin, no tanto tras la llegada de Nikita Kruschev), del enfrentamiento contra Estados Unidos en la Guerra de Corea (1950-1953) y del desarrollo de las armas nucleares en 1964.

Tras la muerte de Mao en 1976, con él se fueron también la “Revolución Cultural”, y los “Grandes Saltos”. La cúpula comunista entendió que el modelo económico debía ser reformado y parcialmente abierto, y que el culto a la personalidad era peligroso: de ahora en más el poder sería repartido entre diferentes individuos e instituciones del partido gobernante, un modelo de pesos y contrapesos a la manera china, sin democracia ni república de por medio.

Deng Xiaoping, líder reformista china,
Deng Xiaoping, líder reformista china, durante su encuentro con el secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger

También, que el futuro no estaba al lado de la Unión Soviética, gigante que comenzaba a mostrar los signos del colapso que se aproximaba. El quiebre con Moscú y el acercamiento con Estados Unidos había ya incluso comenzado en los últimos años de Mao. Tras su muerte y bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, el ícono reformista de China, Washington y Beijing forjaron una interdependencia económica y una alineación política sin precedentes y que sólo en los últimos años se ha comenzado a quebrar, con consecuencias difíciles de prever.

El “Socialismo con características chinas”

El resultado de este largo proceso de ensayo y error es el llamado “Socialismo con características chinas”, una derivado del marxismo atravesado por los filtros de Mao, Deng e incluso el propio Xi, pero sobre todo del contexto histórico de cada era. Un comunismo donde existe la propiedad privada, el afán de lucro y, en definitiva, el capital, en función de la necesidad de aumentar la productividad y evitar el estancamiento y la ineficiencia, algunos de los principales problemas económicos que minaron a la URSS desde adentro.

Este sistema refuerza, al mismo tiempo, el poder único del Partido Comunista, encargado de mantener los “valores centrales socialistas”, y se basa especialmente en la obediencia, la disciplina y la rápida y eficiente represión de los desvíos (incluyendo la creciente corrupción en el Estado), una práctica que podía observarse este martes en la represión a los manifestantes en Hong Kong,

Los 14 puntos del "pensamiento
Los 14 puntos del "pensamiento Xi Jinping" han sido incorporados a la carta del Partido Comunista de China (AFP)

Hallar una definición precisa de esta “Socialismo con características chinas”, sin embargo, es muy difícil, así como intentar encontrar elementos verdaderamente nuevos o particulares entre los “valores centrales socialistas”, que incluyen nociones tan universales como “justicia”, "armonía y “amistad”. El modelo, para ser flexible y dinámico, pareciera apuntar a la vaguedad y los criterios amplios.

Xi ha buscado desde el 2012, cuando aún no era presidente de China, imponer su propia interpretación de este mismo sistema, volcada en 14 puntos básicos hoy conocidos como “Pensamiento de Xi Jinping” e incorporados en 2017 a la carta del Partido Comunista, un honor que sólo habían recibido Mao y Deng.

Cuatro de estos 14 puntos se refieren específicamente al Partido Comunista y apuntan a la necesidad fortalecer su liderazgo sobre la economía; establecer un control “absoluto” sobre el Ejército Popular; mejorar la disciplina dentro del partido; y adoptar un enfoque orientado a la sociedad. Un comunismo a la china.

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