El primer ministro británico, Boris Johnson, sufrió este jueves su séptima derrota consecutiva en el parlamento, donde los nervios están a flor de piel ante la proximidad de un Brexit incierto que suscita un debate cada vez más divisivo y tenso.
Por 306 votos contra 289 los diputados rechazaron la propuesta conservadora de hacer un breve receso la próxima semana, de lunes a miércoles, para permitir a los miembros del partido gubernamental acudir a su congreso anual.
El parlamento no suele trabajar durante las semanas destinadas a las conferencias de las formaciones.
Pero este año, después de que Johnson impusiese una controvertida suspensión de las labores parlamentarias durante cinco semanas que el martes fue anulada por la justicia al considerarla “ilegal”, los ánimos están muy alterados.
Especialmente cuando se acerca la nueva fecha del Brexit, el 31 de octubre, sin acuerdo con Bruselas a la vista.
Esta es la séptima derrota gubernamental desde que en julio llegó al poder el controvertido primer ministro, criticado incluso en sus filas por sus provocadoras declaraciones y su retórica guerrera.
El miércoles, Johnson desafió a la oposición laborista a que vote una moción de censura en su contra, lo que podría haber allanado el camino a elecciones anticipadas. La oposición, sin embargo, no respondió al pedido.
Retórica incendiaria
El miércoles, Johnson fustigó a los legisladores por aprobar una “ley de rendición” que le obligaría a solicitar un nuevo aplazamiento del Brexit y afirmó que “no traicionaría” el mandato popular de abandonar la Unión Europea.
Este tema divide profundamente al país desde el referéndum de 2016 -en que el Brexit ganó por 52%- y el ambiente está cada vez más enrarecido por el caos político y los sucesivos retrasos de la fecha de salida, inicialmente fijada para el pasado marzo.
En ese momento, una diputada antibrexit, la laborista Jo Cox, fue asesinada por un ultraderechista durante la campaña para el referéndum, conmocionando al país. Y este año hubo que aumentar la seguridad a varios diputados que recibieron amenazas.
“Muchos de nosotros sufrimos amenazas de muerte y abusos todos los días”, le lanzó a Johnson la diputada laborista Paula Sherriff el miércoles. Y, llamándolo a “moderar su lenguaje”, aseguró que estas “a menudo citan sus palabras: ‘rendición’, ‘traición’”.
“Nunca en mi vida había oído semejante patraña”, respondió Johnson y consideró que la mejor manera de honrar a Cox “sería llevar a cabo el Brexit”, lo que provocó una ola de indignación.
Hasta su propia hermana, la periodista antibrexit Rachel Johnson, calificó su comentario de “muy reprobable” y “particularmente de mal gusto para quienes lloran a una madre, diputada y amiga”.
Bruselas sigue esperando
Pese al escándalo, Johnson no pidió disculpas por sus palabras. En una entrevista con la BBC aseguró: “Deploro totalmente cualquier amenaza a alguien, especialmente a las mujeres diputadas, y se está trabajando mucho para poner fin a esta situación”.
Sin embargo, insistió en que “es importante poder utilizar una palabra sencilla como ‘rendición’ en un contexto parlamentario para describir una ley que otorga el poder al resto de la UE”.
Según los últimos sondeos, sus enfrentamientos con la oposición le están ganando apoyos entre los votantes cuando se vislumbra una próxima convocatoria de elecciones anticipadas. Pero lo cierto es que también el primer ministro fue blanco de insultos y duros ataques verbales.
Describiendo la “peor atmósfera” vista en la Cámara de los Comunes en 22 años de carrera y un ambiente “tóxico”, su presidente John Bercow llamó a los diputados el jueves a “tratarse como oponentes y no como enemigos”.
Ya en abril, Martin Hewitt, uno de los principales responsables policiales del país, había pedido públicamente a los políticos evitar la retórica “febril” para no exacerbar las tensiones sociales.
Las disputas de Johnson también provocaron reacciones en Bruselas, donde prosiguen los contactos en busca de un acuerdo de divorcio antes de la cumbre del 17 y 18 de octubre.
Allí, el británico Julian King, comisario europeo desde 2016, criticó una retórica “grosera y peligrosa”. Por su parte, el negociador jefe europeo, Michel Barnier, que el viernes recibe a su homólogo británico Stephen Barclay, afirmó seguir esperando una propuesta “legal y operativa” de Londres que pueda desembocar en un acuerdo.
Anna Cuenca para AFP
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