La brecha entre ricos y pobres creció el año pasado en Estados Unidos a su nivel más alto en más de 50 años de registros sobre desigualdad, según cifras de la Oficina del Censo publicadas este jueves.
La desigualdad de ingresos en Estados Unidos creció entre 2017 y 2018 impulsada por grandes aumentos en varios estados del corazón de Estados Unidos. De todas formas, la tasa de desigualdad siguió siendo más alta en algunos estados adinerados de la costa.
El coeficiente de Gini del país, que mide la desigualdad de ingresos, ha ido subiendo de forma constante en las últimas cinco décadas. El índice pasó del 0,482 en 2017 al 0,485 el año pasado, según datos del Estudio de Comunidades Estadounidenses del Censo. El índice es una escala de 0 a 1: una puntuación de “0” indica una igualdad perfecta, mientras que una puntuación de “1” implica una desigualdad perfecta en la que un único hogar tiene todos los ingresos.
Donald Trump, quien celebra los resultados económicos de su gobierno, consiguió el año pasado la aprobación de una reforma fiscal que redujo los impuestos para los sectores más adinerados. En este contexto de creciente desigualdad, dos de los aspirantes a la candidatura demócrata a la presidencia, los senadores estadounidenses Bernie Sanders y Elizabeth Warren, han defendido un impuesto a la riqueza sobre los ciudadanos más ricos del país como una forma de reducir la brecha salarial.
La desigualdad creció el año pasado a la par que los ingresos medianos de los hogares en todo el país subían a casi 62.000 dólares el año pasado, la cifra más alta jamás medida por el Estudio de Comunidades Estadounidenses. Sin embargo, el aumento del 0,8% en los ingresos entre 2017 y 2018 fue mucho menor que los ingresos de los tres años anteriores, según el Censo.
Ese aumento en los ingresos de los hogares se distribuyó de forma dispar, quizá porque los más acomodados se vieron beneficiados por la rebaja fiscal aprobada por el Congreso en 2017, indicó Hector Sandoval, economista de la Universidad de Florida. “La tasa de desempleo ya era baja en 2018, y el mercado laboral se estaba ajustando, lo que produjo salarios más altos. Esto puede explicar el aumento en los ingresos medianos de los hogares”, dijo Sandoval. “Sin embargo, el aumento en el índice Gini muestra que la distribución se hizo más desigual: los receptores de ingresos más altos tuvieron aumentos aún mayores en sus ingresos, y uno de los motivos para eso bien podría ser la rebaja fiscal”.
Un gran factor en el aumento de la desigualdad tiene que ver con dos grandes grupos de población en extremos opuestos de la economía, indicó Sean Snaith, economista de la Universidad de Florida Central. De un lado, en el punto más alto, está la generación de la posguerra cerca de la edad de jubilación, si es que no se han retirado ya. En el otro están los millennials y la generación Z, que están iniciando sus carreras profesionales y tienen salarios más bajos, dijo Snaith.
“Probablemente diría que el factor más importante es la demografía”, dijo. “Un impuesto a la riqueza no va a arreglar la demografía”.
Las zonas con más desigualdad en los ingresos el año pasado eran regiones costeras con mucha riqueza (el Distrito de Columbia, Nueva York y Connecticut) así como zonas con grandes bolsas de pobreza, Puerto Rico y Luisiana. Las zonas con menos desigualdad eran Utah, Alaska, Iowa, Dakota del Norte y Dakota del Sur.
Tres de los estados donde más creció la desigualdad entre 2017 y 2018 eran lugares con grandes bolsas de pobreza: California, Texas y Virginia. Pero los otros seis estados eran principalmente de interior: Alabama, Arkansas, Kansas, Nebraska, Nueva Hampshire y Nuevo México.
Los economistas atribuyeron esas diferencias a varios factores, como una desaceleración en el comercio de productos agrícolas y manufacturados y salarios que no han crecido al mismo ritmo que otras formas de ingresos.
Aunque algunos estados han subido el salario mínimo, estados como Kansas n lo han hecho. Por otro lado, el crecimiento económico sostenido tras la recesión de hace una década ha enriquecido a la gente que posee acciones, propiedades y otros activos, o que cuenta con formas de ingresos diferentes a los salarios.
“Hemos tenido un periodo de crecimiento económico constante, y hay ganadores y perdedores. Los ganadores tienden a estar arriba”, dijo Ginther. “Aunque tenemos un pleno empleo, en realidad los salarios no han subido mucho en la recuperación”.
(Con información de AP)