Las razones detrás de la sorpresiva renuncia de Kimberly Breier

La encargada de América Latina del Departamento de Estado dejó su puesto esta semana tras apenas diez meses en el cargo

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Kimberly Breier, la subsecretaria para
Kimberly Breier, la subsecretaria para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estados, anunció su renuncia el miércoles último.

Kimberly Breier había quedado prácticamente al margen de las decisiones en el caso de Venezuela, que ocupa el primer puesto en el orden de prioridades del Departamento de Estado norteamericano cuando se trata de los asuntos regionales. La designación del duro Elliot Abrahms como enviado especial para el manejo de esa crisis habría incomodado a la Subsercretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, cuya renuncia, después de menos de un año en el cargo, sorprendió a funcionarios y analistas en la capital norteamericana y desató desde primera hora del jueves una ola de rumores y especulaciones.

Venezuela no habría sido el único factor y quizá tampoco el principal. Oficialmente, Breier dejó vacante el puesto -el más alto en la diplomacia estadounidense hacia América latina- por razones personales, según se indicó. Tiene una hija pequeña, Emma, a la que veía poco por los viajes contínuos y eso habría gravitado en la decisión.

Pero también es cierto que desde la llegada de Donald Trump al poder el Departamento de Estado ha sido un foco constante de inestabilidad y controversias por algunas de las políticas que impulsó la Casa Blanca en sus casi tres años de gestión. Según confiaron al menos tres observadores, esas diferencias -más que su vida personal- habrían empujado a Breier a presentar su renuncia esta semana al secretario de Estado, Mike Pompeo. Las disputas internas habían escalado en las últimas semanas.

"Tenía una muy mala relación con la Casa Blanca", confirmó en off the record a Infobae una fuente con aceitados vínculos en la administración norteamericana. "Fue ninguneada por (John) Bolton", coincidió otro de los consultados en alusión al Consejero Nacional de Seguridad de Trump.

Entre esas políticas figuran las disputas continuas con el gobierno de México por la inmigración y las relaciones comerciales. Breier es una especialista en asuntos mexicanos y "muy probablemente no estaba cómoda" con el manejo de la relación bilateral, señaló una de las fuentes. Como en el caso de Venezuela, tampoco en ese frente el Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, que asesora al presidente y define los cursos de acción, le había dado a la funcionaria espacio en las decisiones.

Breier no tenía una buena
Breier no tenía una buena relación con Mauricio Claver-Carone, el influyente asesor de Seguridad Nacional para América Latina

Pero las diferencias habrían llegado a un punto sin retorno en el caso de Guatemala. Estados Unidos firmó el mes pasado con el gobierno guatemalteco el llamado acuerdo de "tercer país seguro", por el cual el país centroamericano recibirá en su territorio a los solicitantes de asilo de Honduras y El Salvador antes de su rechazo o ingreso a territorio norteamericano.

Breier, al igual que su ahora ex jefe Pompeo, habría objetado este tratado y se habría mostrado renuente a defenderlo públicamente porque Guatemala difícilmente pueda garantizar la seguridad de los migrantes de países vecinos. También los organismos de derechos humanos cuestionaron el acuerdo. "Creo que esto explica su salida más que lo que se dice oficialmente", comentó a Infobae un analista político en un destacado think tank de Washington.

Es la hipótesis más firme en un mar de especulaciones. En los pasillos diplomáticos corrió esa misma versión en las últimas horas, según confió un representante de un país latinoamericano. Pero era sabido además que Breier mantenía serias diferencias con Mauricio Claver-Carone, su contraparte para el Hemisferio Occidental en el Consejo Nacional de Seguridad.

Las mismas fuentes creen que la vacante que deja Breier no será completada en el futuro inmediato. "Es difícil en este clima", dijo uno de los consultados. Se refirió así al sesgo de los funcionarios a cargo de las relaciones exteriores, especialmente duros cuando se trata de Latinoamérica, y a las continuas polémicas que desata el presidente a través de su cuenta de Twitter. Sobre todo con México, principal socio comercial de Estados Unidos en la región.

Las diatribas presidenciales contra la inmigración mexicana, a la que colocó en el centro de su campaña por la reelección, han sido una complicación permanente para esa relación bilateral, y Breier estaba en el medio del fuego cruzado. De hecho, tuvo un papel clave en las negociaciones comerciales de junio pasado, luego de que Trump amenazara con imponer tarifas a la productos mexicanos.

Ninguna de estas razones fue admitida por la funcionaria renunciante. En un mensaje, Breier agradeció el jueves a Pompeo su "apoyo y liderazgo" y por haberle dado la oportunidad de trabajar en la diplomacia de Estados Unidos hacia América latina, "una región a la que he dedicado más de dos décadas de mi vida".

En otro mensaje afirmó que fue "un honor y un privilegio servir como Subsecretaria para Asuntos del Hemisferio Occidental" y se mostró agradecida con Trump y, en particular, con su hija Ivanka y su marido, Jared Jushner, "por su amistad y apoyo". Eludió con diplomacia hablar de las diferencias.

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