Una maratónica audiencia tiene lugar este miércoles en el Congreso de Estados Unidos, donde Robert Mueller, el fiscal especial que investigó la trama rusa, enfrenta un aluvión de preguntas en pos de aclarar si el presidente Donald Trump cometió o no un delito. El fiscal no ha dado mayores herramientas a los opositores que buscan argumentos para destituir el presidente, pero confirmó que se podrían presentar cargos contra el mandatario una vez que deje la Casa Blanca.
Tres meses después de la publicación del informe final sobre la pesquisa de dos años sobre las elecciones presidenciales de 2016, gran parte del público estadounidense sigue sin tener claros los hallazgos de Mueller sobre si Trump obstruyó penalmente a la justicia y si su campaña se confabuló con los rusos para perjudicar a su rival demócrata Hillary Clinton.
Por eso, a partir de las 8:30 (hora local, 12.30 GMT), legisladores de dos comités diferentes de la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, intentan sacar al ex director del FBI (policía federal) de su legendaria reserva.
En las primeras preguntas, negó que haya "exonerado totalmente" al presidente, como ha afirmado varias veces el mandatario, y confirmó que, si hubiese llegado a la conclusión de que la situación ameritaba presentar cargos contra el líder de la Casa Blanca, estaba imposibilitado de hacerlo. Además, respondió que un mandatario sí podría ser acusado y procesado una vez que deje el puesto, bajo cargos que tendrían un tiempo de condena "sustancial". La mayoría de comentarios en redes y cadenas destacaba que el comentario llegó luego de una pregunta de un congresista republicano, quien sin sospecharlo dio lugar a, por ahora, la declaración más notoria de la jornada.
Mueller inició su presentación aclarando que su testimonio será limitado, ya que no puede comentar sobre temas que todavía están siendo investigados o hechos anteriores a su designación como fiscal especial, así como comentarios sobre la polémica actuación del fiscal general, William Barr. De hecho, más de 50 preguntas fueron descartadas Mueller bajo ese argumento. Otras decenas de interrogantes fueron respondidos con monosilábicos "si" o "no".
El objetivo de los demócratas es que, ante decenas de cámaras de televisión, Mueller hable de los intentos de Trump por impedir su investigación; y, de esa forma, esperan influir en la opinión de los estadounidenses sobre el mandatario, especialmente de cara a las elecciones de 2020.
Sin embargo, el fiscal evitó responder si los actos del presidente constituyen una conducta que amerite un proceso de impeachment, ya que está por fuera de sus tareas.
Mueller, quien se ha resistido a testificar, va poco más allá de las conclusiones crípticas y fuertemente legalistas presentadas en su informe, lo que permitió al presidente y a sus aliados afirmar que la investigación fue una "caza de brujas" con motivaciones políticas y sin ningún hallazgo sustancial.
Trump, quien se había manifestado en contra de la realización de la audiencia, replicó en su Twitter las opiniones de columnistas conservadores que defienden su tarea y critican al fiscal. Posteriormente, escribió un irónico agradecimiento a los demócratas por organizar la sesión. Por su parte, la Casa Blanca, antes del final de la declaración, también consideró que la jornada ha sido una "vergüenza épica" para los demócratas.
I would like to thank the Democrats for holding this morning’s hearing. Now, after 3 hours, Robert Mueller has to subject himself to #ShiftySchiff – an Embarrassment to our Country!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 24, 2019
En su informe, Mueller presentó en detalle 10 casos en los que Trump supuestamente trató de obstruir la investigación. Pero dijo estar impedido de recomendar cargos contra Trump porque las reglas del Departamento de Justicia (la fiscalía general de la nación) le prohibían presentar cargos penales contra un presidente en funciones.
"Aunque la política del Departamento impidió presentar cargos contra el presidente, (Mueller) dejó claro que no fue exonerado", remarcó Jerry Nadler, presidente del Comité Judicial de la Cámara baja, en el comienzo de la audiencia.
Por su parte, los primeros republicanos en intervenir buscaron alguna contradicción entre sus declaraciones y criticaron la "no exoneración", argumentando que no corresponde hacer tal comentario y que no tiene precedentes bajo el principio de inocencia.
La capital estadounidense esperó esta comparecencia desde hace semanas y algunos bares ya han comunicado a sus clientes que les servirán bebidas alcohólicas desde las ocho de la mañana y les han animado a disfrazarse o llevar camisetas con mensajes políticos.
Los demócratas quieren aprovechar esa repercusión y, especialmente, desean forzar a Mueller para que conteste a una pregunta que dejó en el aire en su informe: ¿Cree usted que si Trump no fuera presidente podría ser imputado por un delito de obstrucción a la Justicia?
Colusión, obstrucción
El martes, los demócratas ensayaron sus tácticas para las audiencias, tanto para encontrar formas de hacer que Mueller se explaye sobre sus hallazgos como para evitar que los republicanos en ambos comités descarrilen el interrogatorio.
El informe de Mueller documenta los extensos contactos entre la campaña de Trump y los rusos, incluidos los intentos de cooperar o conspirar, ninguno de los cuales es un delito específico.
La situación quedó en manos del Congreso para determinar si Trump cometió un delito, y una minoría de demócratas está presionando para que la Cámara de Representantes inicie un proceso de destitución del presidente. Sin embargo, los republicanos siguen siendo mayoría en el Senado.
El informe es mi testimonio
La forma en que Mueller describa las obstrucciones podría hacer que su testimonio en vivo sea explosivo, lo que podría dañar a Trump en tanto se calienta su campaña para la reelección el próximo año.
Las audiencias, que se espera se prologuen por seis horas o más, se transmitirán en vivo a nivel nacional, lo que permitirá a los estadounidenses escuchar al hombre detrás de la larga y cuestionada investigación.
Pero Mueller, que ya fue 88 veces al Capitolio en su larga carrera en el gobierno, es famoso por decir lo menos posible y ya señaló que no quiere exponer la investigación, a pesar de los repetidos ataques a su persona y a su trabajo por parte de Trump.
"Cualquier testimonio no irá más allá de nuestro informe", dijo Mueller el 29 de mayo, cuando anunció el cierre de la pesquisa. "El trabajo habla por sí mismo. Y el informe es mi testimonio".
Durante meses, el ex fiscal se ha resistido a comparecer ante el Congreso y mañana lo hará solo porque, en junio, los demócratas le citaron mediante una figura legal llamada "subpoena", que obliga a los que la reciben a acudir al Legislativo y, de no hacerlo, se les declara en desacato.
Pero también dejó en claro que cree que el público estadounidense no comprende completamente el alcance y las consecuencias de la campaña de Rusia para entrometerse en las elecciones, lo que Trump se ha negado reiteradamente a reconocer.
Mientras tanto, el Departamento de Justicia emitió una declaración a última hora del lunes en la que exige que Mueller se atenga solo a lo que escribió en su informe, con la esperanza de contener cualquier consecuencia de su testimonio.
"Es parte del continuo encubrimiento por parte de la administración de mantener la información lejos del pueblo estadounidense".
Con información de AFP y EFE
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