El domingo 7 de julio, Kimberly y Alan Wiegand, un matrimonio de Indiana, pasaron de disfrutar sus anheladas vacaciones a bordo de un crucero, a vivir el peor día de sus vidas en cuestión de segundos. Sobre las 16:27 horas, su hija de 18 meses, Chloe, cayó por una de las ventanas del barco Freedom of the Seas, de Royal Caribbean, que había atracado aquel día en Puerto Rico.
"Es una familia estadounidense donde el abuelo asoma a la niña por una ventana, la niña cae al precipicio y muere. […] Es una escena muy fuerte, muy lamentable y trágica... En un momento dado, uno de sus abuelos, al parecer, en un acto de juegos, expone a la niña hacia el vacío y se le cae de las manos", explicó un portavoz del Departamento de Seguridad Pública tras el incidente.
Desde entonces, los padres de la menor hablaron a los medios de comunicación a través de su abogado defensor, quien acusó al barco de negligencia y alegó que era muy difícil saber si la ventana por la que se precipitó la niña estaba abierta o cerrada. Denunció además que los vidrios pudieran abrirse en la planta de juegos infantiles, a 46 metros de altura del suelo.
Dos semanas después del trágico accidente, los padres de Chloe decidieron conceder una entrevista al medio estadounidense Today Show para dar su versión de los hechos. Sin parar de llorar, y con gran esfuerzo, la madre relató cómo vivió aquellos segundos en los que su vida se desmoronó.
"Cuando me dijeron que Chloe había muerto, no sabía que había caído por la ventana. Sólo vi a Sam [el abuelo] de pie frente al ventanal, gritando y dando golpes, y entonces, había alguien intentando detenerme", explicó la madre de la menor, Kimberly Wiegand.
"Solamente dije, 'Llévenme con mi bebé. ¿Dónde está mi bebé?'. No sabía que había caído por la ventana. Entonces miré y no había agua ahí abajo. Era cemento. Perder a nuestro bebé así es inexplicable", añadió. "No quiero que ninguna madre viva jamás la experiencia que yo viví, o ver lo que tuve que ver o gritar como yo grité".
En el momento del incidente, Salvatore "Sam" Anello, abuelo de la pequeña, colocó a su nieta sobre una barandilla junto a la ventana, pensando que estaba cerrada. Cuando Chloe fue a golpear el cristal, cayó desde el piso 11 del crucero hasta el pavimento del muelle.
"El abuelo está con Chloe, están jugando y está esa pared de ventanas, son todas de vidrio. A Chloe le solía encantar golpear el cristal cuando iba a ver a sus hermanos jugar al hockey, así que el abuelo la lleva a las ventanas, él pensaba que era todo cristal", relató el abogado de la familia, en una entrevista con el diario británico Daily Mail.
"Hay una barandilla de madera a lo largo del ventana, él la pone ahí pensando que va a golpear el vidrio y que todo va a estar bien, y la siguiente cosa que piensa es que se ha ido", añadió.
(Video: Today Show)
Los padres de la menor aseguraron que Salvatore Anello está completamente destrozado, y que es difícil mirarle "sin que se ponga a llorar". Contaron que para él, Chloe era su mejor amiga.
"Él estaba extremadamente histérico. Lo que nos repetía sin parar era, 'Yo creía que había un cristal'. No paraba de llorar", contó Kimberly Wiegand. "De ninguna manera, nunca, jamás, nunca, el abuelo Sam pondría en peligro a ninguno de nuestros hijos", sentenció.
Tal y como avanzó el abogado, la familia planea demandar a la compañía de cruceros Royal Caribbean.
"Obviamente les culpamos a ellos. Hay un millón de cosas que se podrían haber hecho para hacer el lugar más seguro. ¿Por qué demonios tendrías una ventana abierta en el piso 11 sin una pantalla ni nada. Su respuesta fue 'necesitamos ventilación'", contó la madre de la menor. "A eso yo les respondí, compren un ventilador".
Las dos semanas que han pasado sin su bebé han sido para ellos una auténtica pesadilla. Se aferran al recuerdo de su niña, y a sus videos y fotografías, en las que siempre aparece sonriente y feliz.
"Los primeros 30 segundos del día, no recuerdo lo que ocurrió. Entonces vuelve a mi cabeza y revivo lo que pasó. La cosa a la que me aferro es a su recuerdo, ella irradiaba amor", relató la madre de Chloe entre lágrimas.
"Amaba ir a ver a su hermano jugar al hockey y le encantaba hacer jardinería conmigo. Podía hacer que cualquier persona sonriera", añadió.
"Nunca la olvidaremos. Es parte de nuestra alma", dijo Alan Wiegand.