Nancy Pelosi vs Alexandria Ocasio-Cortez: la grieta para derrotar a Trump que divide a los demócratas

La veterana presidenta de la Cámara de Representantes, máxima dirigente opositora del país, enfrenta el desafío de la congresista más joven de la historia, quien lidera un grupo que quiere darle una impronta más socialista y radical al partido

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Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, y Alexandria Ocasio-Cortez, máxima dirigente de una nueva camada de congresistas demócratas
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, y Alexandria Ocasio-Cortez, máxima dirigente de una nueva camada de congresistas demócratas

La sociedad estadounidense está convulsionada por las dificultades que está teniendo para asimilar en instituciones muy rígidas una diversidad étnica y cultural en ebullición, que se combina con un marcado choque generacional. En escala, lo mismo le sucede al Partido Demócrata, que replica en su interior toda esa complejidad social y política, con un agregado: las divisiones ideológicas asociadas a esa heterogeneidad.

La expresión más evidente de esas tensiones internas es el enfrentamiento entre Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, y Alexandria Ocasio-Cortez (AOC por sus iniciales), máximo exponente de la renovación que se produjo en la bancada demócrata tras las elecciones legislativas de 2018. Una tiene 79 años y es congresista desde hace tres décadas. La otra tiene 29 y se convirtió en la más joven de la historia en ingresar al Parlamento.

AOC es la más destacada de un grupo de cuatro legisladoras identificado como The Squad (el equipo). Todas son debutantes, militantes del "socialismo democrático" o del progresismo, y referentes de la diversidad que exhibe el partido en la Cámara. El contraste no podría más grande con los republicanos, de los cuales el 90% son hombres blancos. Entre los demócratas, son sólo el 38 por ciento.

The Squad: las representantes Ayanna Pressley, Ilhan Omar, Rashida Tlaib y Alexandria Ocasio-Cortez, celebrando una conferencia de prensa después de que los demócratas en el Congreso condenaran formalmente los ataques del presidente Donald Trump (REUTERS/Erin Scott).
The Squad: las representantes Ayanna Pressley, Ilhan Omar, Rashida Tlaib y Alexandria Ocasio-Cortez, celebrando una conferencia de prensa después de que los demócratas en el Congreso condenaran formalmente los ataques del presidente Donald Trump (REUTERS/Erin Scott).

El resto del equipo está integrado por Ilhan Omar, nacida en Somalia y naturalizada estadounidense en 2000; Rashida Tlaib, que es de origen palestino y que junto con Omar fueron las primeras musulmanas de la historia en ingresar al Congreso; y Ayanna Pressley.

"Tanto AOC como Pressley están en la extrema izquierda del partido, y se han unido a dos de las recién elegidas demócratas progresistas, que son Omar y Tlaib. Las cuatro están afiliadas a un grupo externo llamado Justice Democrats (Demócratas de la Justicia), que quiere desafiar a los mayores del partido, a quienes ven como miembros del establishment. Lo más grave, desde la perspectiva de Pelosi, es su crítica a los moderados que fueron elegidos en 2018, que ocasionalmente votan con los republicanos o apoyan una legislación que consideran demasiado conservadora", sostuvo Ross K. Baker, profesor de ciencia política en la Universidad Rutgers, consultado por Infobae.

El presidente Donald Turmp, cuya base electoral es demográficamente opuesta a la de las nuevas representantes demócratas, puso esta semana en el centro de la escena al Squad. Les dedicó una serie de tuits considerados violentos y xenófobos por buena parte de la clase política y de la opinión pública: "¿Por qué no se vuelven y ayudan a arreglar los lugares totalmente destrozados e infestados de crimen de donde vinieron?", preguntó en su acalorada cuenta en la red social.

Mientras que los republicanos son cada vez más homogéneamente blancos, más viejos y religiosos, los demócratas son cada vez más jóvenes y diversos. Con esta diversidad viene un conjunto amplio de preferencias a reconciliar

El ataque logró que las crecientes divisiones quedaran por un rato al margen, ya que todos los demócratas se unieron para repudiarlo. "Cuando Trump le dice a cuatro congresistas estadounidenses que regresen a sus países, reafirma que su plan de 'Hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo' siempre ha sido hacer que Estados Unidos sea blanco de nuevo. Nuestra diversidad es nuestra fuerza y nuestra unidad es nuestro poder", escribió Pelosi por el mismo medio.

Pero el acercamiento no duró mucho. Pasando por alto la autoridad de Pelosi, el legislador Al Green presentó un proyecto para iniciar un impeachment contra Trump por estimar que sus dichos habían sido racistas. Este es uno de los puntos que más dividen a los demócratas. Los jóvenes y los más radicalizados creen que es su deber moral iniciarle un juicio político al mandatario, pero la líder considera que no sería inteligente, porque no hay posibilidades de que la iniciativa prospere en el Senado.

Con una clara mayoría de 332 a 95, la cámara baja aprobó una moción que desechaba el planteo de Green, un artilugio para no tener que expedirse directamente sobre la pertinencia del impeachment. Pero el resultado fue un golpe para Pelosi: esos 95 votos eran demócratas, no muchos menos que los 137 que siguieron sus directivas. Obviamente, Ocasio-Cortez estuvo entre las rebeldes.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, responde preguntas durante una conferencia de prensa en el Capitolio de Estados Unidos el 17 de julio de 2019 (Win McNamee/Getty Images/AFP).
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, responde preguntas durante una conferencia de prensa en el Capitolio de Estados Unidos el 17 de julio de 2019 (Win McNamee/Getty Images/AFP).

Si bien las tensiones internas son habituales en partidos políticos como los estadounidenses, que contienen en su interior tendencias con orientaciones políticas muy diferentes, están escalando a mucha velocidad. Esto puede ser peligroso a un año de elecciones en las que Trump corre con la ventaja de ser presidente y de contar con una economía que no para de crecer. Sin una campaña ordenada y astuta, los demócratas no tienen posibilidades de llegar a la Casa Blanca en 2020.

"Mientras que los republicanos son cada vez más homogéneamente blancos, más viejos y religiosos, los demócratas son cada vez más jóvenes y diversos. Con esta diversidad viene un conjunto amplio de preferencias a reconciliar, lo que hace que el trabajo de los líderes sea mucho más difícil. Dicho esto, el poder de la filiación partidaria es abrumador, así que los votantes demócratas apoyarán a los candidatos demócratas. Pero el problema puede ser la participación en las elecciones, que depende de que el candidato logre inspirar a suficientes personas como para que salgan a votar. Esto significa conectarse con nuevos votantes, incluyendo a la creciente comunidad de latinos, y hacer al mismo tiempo que los liberales blancos sientan que su voz es escuchada", dijo a Infobae Brittany Perry, profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Texas A&M.

Alexandria Ocasio-Cortez posa con Nancy Pelosi durante la ceremonia de juramento en el Capitolio de Washington, el 3 de enero de 2019 (REUTERS/Joshua Roberts)
Alexandria Ocasio-Cortez posa con Nancy Pelosi durante la ceremonia de juramento en el Capitolio de Washington, el 3 de enero de 2019 (REUTERS/Joshua Roberts)

Bandos en disputa

AOC nació en el Bronx, en Nueva York, en 1989. Hija de una madre puertorriqueña y de un padre con la misma ascendencia, tuvo que trabajar como mesera y bartender mientras estudiaba economía y relaciones internacionales en la Universidad de Boston. Gracias a su carisma y a su popularidad en las redes sociales, logró una de las victorias más inesperadas en las primarias de 2018, al imponerse al congresista Joe Crowley, que ya llevaba diez mandatos consecutivos ocupando la banca del 14º distrito de Nueva York.

Con Omar, Tlaib, Pressley y otros demócratas progresistas, como los senadores y precandidatos presidenciales Bernie Sanders y Elizabeth Warren, tienen un núcleo de coincidencias que los alejan de sus copartidarios más tradicionales. Por un lado, creen que hay que hacer profundas reformas económicas y sociales en Estados Unidos, un país reacio a los cambios institucionales.

Entre otras cosas, aspiran a modificar radicalmente el sistema de salud y la educación, para hacerlos esencialmente públicos y gratuitos para todos, consignas que generan muchos reparos en ciertos sectores de la población. Sobre todo, en estados conservadores en los que hay dirigentes demócratas moderados con aspiraciones. En lo otro en lo que coinciden es en la necesidad de ir a un enfrentamiento total con Trump, lo que implica hacer todo lo posible para que no termine su mandato.

Las diferencias entre miembros como Ocasio-Cortez y Pelosi demuestran su distancia generacional y los cambios demográficos en el electorado

"Las diferencias entre miembros como Ocasio-Cortez y Pelosi revelan su distancia generacional y los cambios demográficos en el electorado. El Pew Research Center ha demostrado que los millennials y la Generación Z son mucho más liberales que las generaciones anteriores. Por ejemplo, son más partidarios de que el gobierno asuma un papel importante, más propensos a creer que la diversidad étnica es buena para la sociedad, y mucho menos a aprobar el desempeño de Trump. Los cambios demográficos son evidentes en las posiciones políticas no sólo de los votantes sino también de los congresistas, y en la forma en que utilizan las redes sociales y dan visibilidad a los temas que defienden", dijo a Infobae Juliet E. Carlisle, profesora de ciencia política de la Universidad de Utah.

La historia de Pelosi no podría ser más diferente a la de AOC. Nació en Baltimore, Maryland, en 1940, y fue avanzando muy paulatinamente en su carrera política. Recién a los 47 años llegó al Congreso. En 2002 se convirtió en la primera mujer en ser elegida líder demócrata en la Cámara de Representante, y cuatro años más tarde se transformó en la primera presidenta del cuerpo.

Fue el puntal legislativo de Barack Obama, y tuvo un papel muy destacado en la aprobación del Obamacare en 2010. Dejó la presidencia de la cámara ese mismo año, porque su partido perdió la mayoría, pero la recuperó nueve más tarde, tras el triunfo de 2018.

En esta foto de archivo tomada el 9 de mayo de 2019, el representante Al Green, demócrata de Texas, habla durante una conferencia de prensa en Washington, DC. (Foto de SAUL LOEB / AFP)
En esta foto de archivo tomada el 9 de mayo de 2019, el representante Al Green, demócrata de Texas, habla durante una conferencia de prensa en Washington, DC. (Foto de SAUL LOEB / AFP)

"En realidad, Pelosi tiene un historial extremadamente liberal en el Congreso —dijo Perry—, pero está más dispuesta a hacer compromisos para impulsar políticas en el marco de las instituciones existentes. En cambio, este nuevo 'equipo' de demócratas siente que ahora no es el momento de jugar a lo seguro y está dispuesto a desafiar a la política de siempre. Esto se debe a que ven el apoyo de sus electores, que son más jóvenes y más diversos desde un punto de vista étnico".

El desentendimiento entre estas mujeres se hizo público el mes pasado, luego de que el Senado aprobara un proyecto que asignaba un fondo especial para tratar la emergencia humanitaria en la frontera. A los demócratas les parecía insuficiente ante la gravedad de lo que está sucediendo con los inmigrantes que están en pésimas condiciones de detención, pero como los republicanos tienen mayoría, decidieron que acompañar era el mal menor.

Pelosi pretendía ratificar el proyecto, y lo logró, pero el ala izquierda estalló. Las cuatro integrantes del Squad votaron en contra y criticaron públicamente a sus compañeros de bancada. Saikat Chakrabarti, jefe de personal de Ocasio-Cortez, fue más allá y comparó a los legisladores de su partido con los demócratas del sur que sostenían la segregación racial a principios del siglo XX.

Pelosi tiene un historial extremadamente liberal en el Congreso, pero está más dispuesta a hacer compromisos para impulsar políticas en el marco de las instituciones existentes

Pelosi recogió el guante. "Todas estas personas tienen su público, lo que sea, y su mundo de Twitter. Pero no tienen quien los siga. Son cuatro personas y esos son todos los votos que tienen", replicó. La congresista neoyorquina siguió la pelea. En una entrevista con The Washington Post, acusó a su jefa de ser "irrespetuosa con las mujeres de color recién llegadas".

La líder partidaria organizó una reunión privada con su tropa la semana pasada, con la intención de bajarle el tono a la disputa. "Somos una familia y tenemos nuestros momentos. ¿Tienen alguna queja? Vengan y háblenme de ello. Pero no tuiteen sobre nuestros miembros y esperen que pensemos que está bien (…) Piénsenlo dos veces… En realidad, no lo piensen dos veces. Piensen una vez", dijo según reconstruyó AP. La agencia informó que Ocasio-Cortez llegó tarde al encuentro y no emitió opinión.

"El conjunto llamado a veces The Squad no es la única fuente de presión sobre la presidenta. Hay 30 nuevos congresistas que se unieron al grupo moderado de los Nuevos Demócratas, que tiene 90 miembros. De esos 30, 22 son de distritos de tendencia republicana, por lo que tendrán más dificultades para ser reelectos en 2020 que las integrantes del equipo, que provienen de circunscripciones muy liberales. Pelosi hará todo lo posible para que esos 22 demócratas sean reelectos, a fin de retener el control de la Cámara", explicó Steven S. Smith, director del Centro Weidenbaum de Economía, Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad de Washington, en diálogo con Infobae.

Nancy Pelosi aplaude a Donald Trump en un tramo del discurso sobre el Estado de la Unión, el 5 de febrero de 2019 (Doug Mills/Pool vía REUTERS)
Nancy Pelosi aplaude a Donald Trump en un tramo del discurso sobre el Estado de la Unión, el 5 de febrero de 2019 (Doug Mills/Pool vía REUTERS)

La diferencia de funciones entre Pelosi y el cuarteto progresista es un elemento clave para entender el enfrentamiento. El equipo se rige por lo que Max Weber llamaba la "ética de las convicciones", la idea de ir hasta las últimas consecuencias en la realización de su proyecto político, sin calcular los costos. En cambio, la titular de la Cámara se gobierna por lo que el sociólogo alemán denominaba "ética de la responsabilidad", que obliga a pensar en las consecuencias de las decisiones que se toman antes que en las preferencias, y en los caminos que, a mediano plazo, pueden traer más beneficios y menores pérdidas para el partido.

"Pelosi tiene que hacer un delicado equilibrio —dijo Carlisle—. La mayoría demócrata en la Cámara de Representantes no sólo depende de los miembros elegidos por amplios márgenes en distritos seguros, como AOC que ganó con el 78% de los votos, Tlaib que se impuso con 84%, u Omar que ganó con 78%; sino también de los que lograron cambiar de color escaños que eran republicanos. Ellos deben ser más mesurados en su retórica, en sus posiciones políticas y en su forma de votar. El trabajo de Pelosi es asegurarse de que estos miembros puedan conservar sus bancas en 2020″.

Alexandria Ocasio-Cortez se mostró seria durante la mayor parte del discurso de Trump (REUTERS/Jonathan Ernst)
Alexandria Ocasio-Cortez se mostró seria durante la mayor parte del discurso de Trump (REUTERS/Jonathan Ernst)

Los riesgos de una grieta que crece

Las discusiones en torno a qué hacer con la investigación sobre el papel de Trump en el caso de la injerencia rusa en las elecciones de 2016 son el ejemplo más claro de las diferencias entre los dos bandos, y de sus potenciales riesgos. El fiscal especial Robert Mueller no encontró evidencias para acusar a Trump de haberse confabulado con agentes rusos para obtener una ventaja en la campaña, pero muchos juristas y dirigentes sostienen que aportó elementos de sobra para imputarle el delito de obstrucción de la Justicia.

El ala radical demócrata afirma que sería una falta a sus compromisos como representantes no iniciar un impeachment con ese material probatorio. Ocasio-Cortez y Tlaib presentaron una petición ciudadana con más de 10 millones de firmas, reclamando el inicio del procedimiento contra el presidente.

Pelosi no niega esa posibilidad por razones jurídicas ni morales, sino por sus eventuales efectos políticos. "Trump nos está incitando a enjuiciarlo. Sabe que sería muy divisivo para el país, pero no le importa. Sólo quiere solidificar su base", dijo en un evento en mayo.

Pelosi no quiere que los votantes estadounidenses en 2020 vean a The Squad como la cara del Partido Demócrata, porque están estrechamente identificados con los socialistas

"Pelosi no quiere que los votantes estadounidenses en 2020 vean a The Squad como la cara del Partido Demócrata, porque está estrechamente identificado con los socialistas —dijo Baker—. La palabra socialista en los Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo tóxica, y Trump ha estado trabajando duro para colgar esa etiqueta a los demócratas y presentar al equipo no sólo como socialistas sino también como socialistas extranjeros. Esta división dentro del partido es seria y Trump la está explotando. Lo usa no sólo para solidificar su base, sino también para asustar a otros votantes y hacerles creer que los demócratas son un partido radical".

Si bien la Cámara de Representantes tiene la potestad de decidir si se realiza o no el juicio político, es el Senado el que condena o absuelve, y Pelosi sabe que no lo va a hacer. Poner en marcha el proceso en esas condiciones podría mostrar a los votantes independientes una oposición radicalizada y ofrecerle a Trump la posibilidad de capitalizar una vindicación pública a meses de los comicios.

"Las diferencias públicas podrían perjudicar y ayudar a los demócratas en las elecciones de 2020. Hay un adagio que dice que un partido fuerte es un partido unificado, y que si los nuevos congresistas atacan a sus compañeros, esto podría indicar vulnerabilidad y permitir que los republicanos recuperen escaños. Trump podría hacer todo lo posible para capitalizar cualquier indicio de una división y avivar el miedo en su base al caracterizar a los demócratas como extremistas, socialistas y comunistas. Sin embargo, estos nuevos miembros también podrían ayudar a movilizar a los votantes más jóvenes, lo que sería bueno para el Partido Demócrata. Estos legisladores, mujeres de color en el caso de AOC, Tlaib, Omar y Pressley, representan al electorado de las nuevas generaciones de muchas maneras, y esto podría sorprender a los integrantes del establishment, como Pelosi", concluyó Carlisle.

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