El Gobierno de Donald Trump busca un acuerdo con Guatemala para transferir a ese país a solicitantes de asilo que lleguen a EEUU, así como sus casos, librando así a Washington de responsabilidad futura sobre esos inmigrantes, según informó este viernes la revista The New Yorker.
A diferencia del acuerdo con México, a donde EEUU manda a los solicitantes a la espera de que se resuelvan sus procesos migratorios en tribunales estadounidenses, el acuerdo con Guatemala transferiría también los casos al país centroamericano.
The New Yorker tuvo acceso a un borrador del acuerdo, que podría anunciarse a principios de la semana que viene, según dijo a la revista estadounidense un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
Está previsto que el presidente guatemalteco, Jimmy Morales, se reúna el lunes con Trump en Washington.
Este tipo de acuerdo, conocido internacionalmente como de "tercer país seguro", permitiría a Estados Unidos enviar a Guatemala a cualquier solicitante de asilo no guatemalteco para que aplique allí a esa protección.
Según The New Yorker, el Gobierno de Trump presiona desde hace meses a México para que también acepte este tipo de trato, aunque por el momento el Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador ha contentado a Washington con otras demandas.
Trump ya anunció hace un mes que las negociaciones con Guatemala para firmar un acuerdo de "tercer país seguro" estaban avanzadas, generando cierta sorpresa debido a que de ese país centroamericano salen la mayoría de migrantes que cruzan la frontera de EEUU.
"Si vas a llegar a un acuerdo de 'tercer país seguro', tienes que ser capaz de decir 'seguro' con rostro impasible", dijo a la revista neoyorquina la ex comisionada del extinto Servicio de Inmigración y Naturalización de EEUU Doris Meissner.
Por su parte, el ex embajador de EEUU en Guatemala entre 2008 y 2011, Stephen McFarland, afirmó que el centroamericano "ya es un país en el que el sistema político y económico no puede proporcionar empleos a toda su gente".
"Hay toda esta gente, sus propios ciudadanos, de los que el Gobierno y el sistema político y económico no se están encargando. Recibir a miles de ciudadanos de otros países, y encargarse de ellos por un periodo de tiempo indefinido, será muy difícil", añadió.
Desde su llegada al poder en enero de 2017, Trump ha hecho del asilo uno de sus objetivos políticos ya que considera que hay un abuso del sistema del que los inmigrantes se aprovechan para ingresar y trabajar en Estados Unidos.
En los últimos meses, de hecho, la frontera sur de EEUU ha vivido un incremento en las llegadas de solicitantes de asilo centroamericanos en unidades familiares.
Mayo fue el mes de mayor flujo desde 2006, con la detención de más de 132.000 personas que cruzaron la frontera sin permiso.
Trump ha probado varias medidas para desincentivar esa migración, como separar a padres de sus hijos menores de edad tras cruzar la frontera o devolver a México a solicitantes de asilo a la espera de que se resuelvan sus casos.
Con información de EFE
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