Todo era color de rosa. Mickey, castillos, juguetitos, princesas, juegos mecánicos, productos, consumo, consumo y más consumo… Nada podía ir mejor en el maravilloso universo de Disneyland, paraíso de ensueño para todos los niños y niñas del mundo.
Sin embargo, ni siquiera el lugar más feliz y alegre de la tierra se salvó de ser el escenario de un horrible atentado contra todas las buenas costumbres. Una pena terrible.
El protagonista fue un hombre de color (camiseta roja y tenis discretos) de más de 1.80 que, sin importarle la presencia de niños y familias decentes, comenzó a golpear a mujeres a diestra y siniestra enfrente de todos. No le importó un comino -o acaso lo ignoraba por completo- el sentido del decoro y los buenos valores.
El origen de la discusión aún no está del todo claro, pero las respetables y honorables autoridades de EEUU aseguraron que continúan las investigaciones sin descansar un solo segundo. La escena ocurrió el pasado domingo (7 de julio) y cada detalle fue documentado gracias a un generoso visitante de Disney y su teléfono inteligente (al parecer un Huawei, según fuentes extraoficiales).
En las imágenes se puede ver cómo por más de cuatro minutos dos hombres y dos mujeres se golpean y se revuelcan en el suelo mutuamente. Se encontraban en medio de ToonTown, sección del parque dedicada a la vida de Mickey Mouse, cuando de pronto lo que pareció ser una simple discusión se convirtió en una auténtica barbarie. (¡Horror, pavor, no por favor!)
Aunque muchos de los insultos resultaron inaudibles, en un momento se escuchó al protagonista gritarle a una mujer de blanco: "No le faltes el respeto a mi hija… no me importa nada"… Y vaya que tenía razón en esta última frase. "Estoy listo para ir a la cárcel esta noche", agregó, con valentía y seguridad inquebrantables.
Otro sujeto de color, vestido de blanco y que acompañaba a la mujer, intentó detener la pelea sin éxito, mientras que una joven de playera café se acercó a la discusión y el individuo de blanco le obsequió un lindo puñetazo en la cara. Ella también respondió con agresión física y después dirigió los puñetazos a la mujer de blanco que había comenzado la discusión.
Por algunos segundos los intercambios de golpes entre los cuatro continuaron, hasta que una mujer de edad avanzada, aparentemente madre del sujeto de playera roja (aquel que no le importó nada), intentó, con el carro eléctrico que conducía, ponerse en medio de aquellas personas que sufrían un ligero tema de temperamento.
Más testigos intercedieron y lograron que el hombre se alejara. Pero la mujer de blanco y la de rosa comenzaron a golpearse entre ellas. La madre bajó del carrito e intentó detenerlas, pero ellas no le prestaron atención y la tiraron al suelo.
Por un momento la mujer con la blusa café tuvo un milagroso -e inexplicable- atisbo de razonable lucidez y decidió auxiliar a la madre, ayudándola a levantarse. Mientras tanto el hombre de la playera roja (o rosa, dicen algunos) regresó y volvió a golpear con los puños a la mujer de blanco hasta tirarla al piso.
Sin embargo, cuando se dio cuenta de que su madre también había salido afectada, su lado humano salió a la luz y preguntó quién había sido la responsable. Una acompañante que sostenía a la mujer mayor señaló a la joven de playera café. Fue entonces cuando el hombre de rojo, con el modo bestia de vuelta, se le fue encima y comenzó a jalarla del cabello, arrastrándola y golpeándola con el puño cerrado.
En ese momento más testigos se acercaron y solo entre varios pudieron quitarlo de encima de ella. Uno de ellos le tuvo que aplicar una llave china para inmovilizarlo. Segundos después llegaron los oficiales del parque.
Cuando el tipo recobró el conocimiento se levantó y se acordó que estaba en medio de un gran espectáculo público. Rápido los recuerdos volvieron a su cabeza, aún hirviendo de adrenalina y tal vez de otras sustancias: "¿Quién fue el que me ahogó?, preguntó, con claras ganas de seguir jugando street fighter.
Esta vez nadie le respondió. Y aún aturdido, no le quedó más opción que resignarse y aceptar que el telón se había bajado. No más show. Sorry bigman.
Por otra parte, aquel hombre valeroso que salvó a la mujer de playera café de una golpiza segura es un profesor de fútbol americano que fue entrevistado por KFOX14.
"Nunca entendí porque la gente estaba grabando en vez de ayudar", se cuestionó el confundido Jason Blair. "Pero sin lugar a dudas, lo haría de nuevo. Cuando algo no está bien, tienes que intervenir", aseveró.
"¡Bien ahí Bruce, ojalá hubiera más tipos valientes en el mundo como tú!", dijo uno de los curiosos que se acercó a la entrevista como si las cámaras fueran arneses de pesca.
La policía de Anaheim, ciudad de California en donde se encuentra el parque, continúa las investigaciones y sigue solicitando todos los videos a las personas que filmaron la pelea. La recopilación obedece únicamente a un protocolo rígido de investigación, aclararon los honrados agentes.
Disneyland, por su parte, tampoco se quedó callada: "Cualquier tipo de violencia es inexcusable y no será tolerada", expresó en un comunicado la respetable y para nada racista empresa.
Nota aclaratoria: las autoridades afirmaron que todos los involucrados eran miembros de la misma familia.