Es un festejo tan popular que casi nadie desea "Feliz día de la independencia", aunque eso se celebra: es verano, los niños están de vacaciones y los banquetes de hamburguesas adornados con los colores de la bandera y los fuegos artificiales a la noche se han quedado con la identidad del día. "Feliz 4 de julio", se dice, normalmente, en los Estados Unidos.
Curiosamente, el día en que 13 colonias de América del Norte se reunieron en el Segundo Congreso Continental para declarar que ya no estarían sujetas a la corona británica, sino que serían estados independientes y unidos, fue el 2 de julio de 1776. Pero luego del voto hubo otros dos días de deliberaciones para establecer el texto final de la Declaración de Independencia, que escribió un Comité de Cinco encabezado por Thomas Jefferson, y así el 4 se quedó como fecha de celebración.
El texto surgía del conflicto entre Gran Bretaña y sus colonias americanas: "En el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro", decía, a fin de asumir un "puesto separado e igual". Pero su frase más famosa es la segunda oración, que se centra menos en las revoluciones que en los derechos humanos:
"Sostenemos como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad".
Para los estadounidenses siempre ha sido llamativo que dos de los firmantes de la declaración que luego fueron presidentes, Jefferson y John Adams, murieran un 4 de julio (y ambos en 1826); luego James Monroe, otro prócer original, aunque no firmó el documento, murió un 4 de julio, el de 1831. Hasta ahora sólo un presidente nació en esa fecha: Calvin Coolidge, en 1872. Y sólo cuatro se arrogaron el derecho de agregar al festejo nacional un discurso propio: Harry Truman, Richard Nixon, Gerald Ford y Donald Trump.
El anuncio de Trump —a dos semanas de haber lanzado su campaña por la reelección—, que prometió "un gran 4 de julio en Washington DC" con su "Saludo a los Estados Unidos", incluyó un desfile militar que llevó grandes tanques a la capital. Muchos políticos de ambos partidos criticaron al mandatario por politizar uno de los pocos festejos que unen al país entero. Pero Trump soñaba con hacerlo desde que, en 2017, asistió con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, al desfile militar del Día de la Bastilla.
Big 4th of July in D.C. “Salute to America.” The Pentagon & our great Military Leaders are thrilled to be doing this & showing to the American people, among other things, the strongest and most advanced Military anywhere in the World. Incredible Flyovers & biggest ever Fireworks!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 2, 2019
"El Pentágono y nuestros grandes líderes militares están encantados de hacer esto y mostrarle al pueblo estadounidense, entre otras cosas, el ejército más fuerte y más avanzado del mundo. ¡Increíbles exhibiciones aéreas y los fuegos artificiales más grandes de la historia!", publicó el usuario más importante de Twitter.
La primera celebración, en 1777, incluyó los fuegos artificiales que hoy son característicos del día. El país estaba todavía en plena guerra contra la metrópolis, que sólo terminó con el Tratado de París en 1783. "La jornada se cerró con el tañido de campanas y de noche hubo una gran exhibición de fuegos artificiales, que comenzó y terminó con 13 disparos", reseñó el Evening Post de Filadelfia. "La ciudad estuvo bellamente iluminada".
También aquel festejo original fue la presentación en sociedad de la bandera estadounidense, creada el mes anterior. "Tendrá 13 barras, alternadamente rojas y blancas; la Unión tendrá trece estrellas, blancas sobre un campo azul, en representación de una nueva constelación", decía la resolución.
Aunque desde 1781, cuando Massachusetts fue el primero en hacerlo, varios estados habían reconocido el 4 de julio como feriado, sólo en 1870 el congreso lo formalizó como tal para todos. Y sólo en 1941 se convirtió en una jornada no laborable pero paga.
Veinte años después de los fuegos artificiales de Filadelfia, durante la presidencia de John Adams —segundo presidente, detrás de George Washington— impulsó que esa forma de festejar se convirtiera en una tradición. Le escribió a su esposa, Abigail, para darle detalles: quería "campanas, hogueras e iluminaciones de un extremo a otro de este continente, desde ahora y para siempre".
Hoy el espectáculo mayor del país suele hacerse en la ciudad de Nueva York, donde el show de la tienda Macy's —que lleva ya 40 años, a un costo estimado de USD 6 millones por cada vez— incluye más de 75.000 proyectiles que, luego de 10 días de montaje a cargo de 55 personas, iluminan el cielo durante 25 minutos sobre el East River.
Innumerables municipios ofrecen espectáculos con fuegos que siguen la coreografía de un software que los sincroniza con la música. Pero también alguna familias cierran el festín de hamburguesas, hot dogs, alitas picantes y demás platos locales con fuegos artificiales caseros. Como a veces crea un fin de semana largo, el 4 de julio es una ocasión de visitas, y de abundante tránsito: en 2019 se esperan 49 millones de viajeros (de ellos 41,4 millones en automóviles) aunque el viernes no es feriado.
Sin embargo el viernes 5 será, también, ocasión de festejo, aunque menos conocido. Los afro estadounidenses no obtuvieron la libertad el 4 de julio de 1776, porque el país mantenía la institución de la esclavitud. Pero el 5 de julio de 1827 4.000 personas desfilaron en Nueva York para celebrar su fin en el estado. En 1852, cuando lo invitaron a dar un discurso por el 4 de julio, el famoso político abolicionista Frederick Douglass —quien había nacido en la esclavitud— prefirió hacerlo el 5. Su legendario discurso, "¿Qué significa el 4 de julio para el esclavo?", presagió la Guerra de Secesión.
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