La Asociación del Rifle en el medio de un escándalo: echaron a Oliver North

Facturas por 267.000 dólares en trajes de Hugo Boss, pagos de 100.000 dólares por día a un bufete de abogados "amigo", contratos multimillonarios para un canal de tv sin rating. Trump puede perder el apoyo fundamental de la NRA

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Oliver North (Daniel Acker/Bloomberg)
Oliver North (Daniel Acker/Bloomberg)

El edificio vidriado donde funciona la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA) nada dice del poderío de la organización. Es uno más de los complejos de oficina que se levantan en Fairfax, Virginia, en los suburbios de Washington. Pero cuando se traspasa el lobby, aparece de inmediato un símbolo de todo lo que está detrás de la más influyente de las organizaciones conservadoras de Estados Unidos.

Un oso polar gigantesco y disecado, con los brazos levantados en actitud amenazante, ocupa el espacio y da la bienvenida. Un cartel explica que fue el publicista Robert E. Peterson quien lo mató en 1965. Le disparó cinco tiros de su revólver Smith&Wesson modelo 29. Después se abren varias salas repletas de armas de todo tipo, forma y medida, desde un fusil que trajo uno de los primeros colonos del Mayflower hasta los usados por John Wayne en los western de Hollywood. Un verdadero parque temático para Harry el Sucio y, en las últimas semanas, escenario de una guerra interna que amenaza con hacer implosionar a la asociación favorita del presidente Donald Trump.

Una de las fiscalías de Nueva York inició una investigación sobre las transferencias ilegales de dinero, el director ejecutivo acusa al presidente honorario de armarle un golpe interno para desplazarlo, el canal de televisión que tienen para defender el derecho a portar armas está en bancarrota, pagan sin mucha justificación casi 100.000 dólares por día a un bufete de abogados y se desató un escándalo por los sueldos obscenos de sus directivos.

Una de las fiscalías de Nueva York inició una investigación sobre las transferencias ilegales de dinero (Daniel Acker/Bloomberg)
Una de las fiscalías de Nueva York inició una investigación sobre las transferencias ilegales de dinero (Daniel Acker/Bloomberg)

La organización que lideró por décadas el actor Charlton Heston, que no solo es el principal "lobby" de las armas del país, sino uno de los grupos más influyentes del Partido Republicano y uno de los mejores canales de comunicación entre ese partido y el gobierno de Rusia, quedó atrapada en una crisis interna que se inició a fines de abril, en medio de su Asamblea Anual.

Fue cuando se conoció la renuncia o el despido, de acuerdo a las diferentes posiciones, del presidente de la NRA, el ex teniente coronel Oliver North, que había asumido apenas un año atrás. North es uno de los ultra-conservadores más populares de Estados Unidos. En los años 80, cuando formaba parte del Consejo de Seguridad de la presidencia de Ronald Reagan, fue uno de los responsables del escándalo "Irán-Contra".

El marine organizó la venta de armas a Irán, bajo el enemigo régimen del ayatollah Khomeini, y el desvío de esos fondos a "la Contra", la guerrilla anticomunista de Nicaragua. Todo esto, a pesar de que el Congreso había prohibido específicamente armar a los guerrilleros que luchaban contra el gobierno sandinista. Varios años más tarde, North fue sobreseído por un artilugio legal y se convirtió en una de las estrellas de la cadena FOX y radios del interior del país con su retórica anticomunista.

North fue despedido por el CEO y verdadero líder de la organización desde 1991, Wayne LaPierre. La pelea se inició cuando la NRA pidió explicaciones a la empresa que organiza su comunicación, Ackerman McQueen, sobre los gastos de varios millones de dólares por hacerse cargo de la programación de la cadena web de televisión de la asociación, NRATV. Ackerman McQueen se negó a entregar la información aduciendo que estaban cumpliendo con el contrato firmado, entre otros, por North y LaPierre. El ex teniente coronel aseguró que él no es responsable del contrato y que la relación con la empresa de comunicaciones la tenía el CEO. Lo cierto es que, a raíz de toda esta disputa, esta última semana NRATV anunció que dejaba de transmitir todos sus programas en vivo y todo indica que muy pronto saldrá del aire.

North contratacó y acusó a LaPierre de malversación de fondos y de contabilizar como gastos de representación sus expensas personales. De acuerdo a una investigación del Wall Street Journal, LaPierre pasó en los últimos años, a través de la agencia de publicidad, facturas por un valor de más de medio millón de dólares. Entre ellas, 274.000 dólares en trajes de Hugo Boss y 267.000 dólares en viajes que incluyen uno en Navidad a las Bahamas y varios a Roma, Budapest y Londres.

North fue despedido por el CEO y verdadero líder de la organización desde 1991, Wayne LaPierre (Daniel Acker/Bloomberg)
North fue despedido por el CEO y verdadero líder de la organización desde 1991, Wayne LaPierre (Daniel Acker/Bloomberg)

Desde Ackerman McQueen, también le reclaman más detalles sobre su "relación profesional" con una becaria cuyo departamento les "pidió alquilar". Y están las facturas de la firma de abogados Bill Brewer & Asoc. de Nueva York por hacerse cargo de sus numerosos frentes legales de la NRA. En los últimos 13 meses cobró 24 millones de dólares; casi 100.000 dólares al día. Todo esto en el medio de denuncias de acoso sexual por parte de otros miembros de la directiva de la asociación. Y el juicio contra la espía rusa Maria Butina –condenada ya a 18 meses de cárcel- por tratar de infiltrarse en la NRA bajo órdenes del gobierno ruso. Y a pesar de todo, la nueva presidenta de la NRA, Carolyn Meadows, que reemplazó a North, afirmó que "todos los integrantes de la comisión directiva están al tanto de las acusaciones" y que "mantienen su plena confianza" en LaPierre.

El escándalo estalló en el medio de la asamblea anual del grupo en Indianápolis donde el presidente Trump dio un discurso y anuncio por sorpresa que Estados Unidos se va a retirar del Tratado de Comercio de Armas de la ONU, firmado en 2013, una reivindicación de la NRA. En realidad, se trataba de una de las tantas mentiras del ocupante de la Casa Blanca ya que el tratado nunca había entrado en vigencia porque el Congreso, dominado por los conservadores que defienden el derecho de los ciudadanos a portar armas consagrado en la Constitución, nunca lo ratificó ni hay ninguna perspectiva de que lo haga. "Nunca permitiremos a los burócratas internacionales maltratar la libertad que nos da la Segunda Enmienda (de la Constitución)", dijo Trump ante una multitud de personas que llevaban las características gorras rojas con la leyenda "Hacer a América Grande Otra Vez", el eslogan de su campaña de 2016, y que coreaban con gran entusiasmo: "¡USA, USA!".

Según el Center for Responsive Politics, la NRA, con sus cinco millones de miembros, gastó 30 millones de dólares en impulsar la candidatura de Trump a la Casa Blanca, tanto con anuncios de apoyo al republicano como de publicidad negativa contra su rival, Hillary Clinton. "En EEUU hay mucha gente que decide su voto sobre la base del derecho a tener armas y la NRA tiene una enorme capacidad de influir en ese voto. Su principal fuente de poder viene de ahí y excede en mucho el dinero que tiene", explica Adam Wrinkler, profesor de Derecho de la Universidad de California.

"Y sus últimas campañas tratan, en realidad, de una guerra cultural mucho más amplia contra la izquierda", añade. La última publicidad lanzada en abril por la NRA en todas las cadenas de televisión del país, ni siquiera mencionan las armas. Muestran la fachada del edificio del New York Times, el emblemático letrero de las colinas de Hollywood y las protestas anti-Trump. Después aparece la portavoz Dana Loesch denunciando a los que usan los medios para "asesinar la verdad".

Ahora, en el momento en que tienen en la Casa Blanca al presidente más pro-armas de los últimos 50 años, la asociación sufre su golpe más duro desde la creación en 1871. Pero nadie cree que el escándalo va a terminar con la NRA ni mucho menos. Hay demasiados intereses entrecruzados de los círculos más conservadores del país que no se pueden dar el lujo de perder a su máximo referente.

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