Richard Reynolds se dedica a cazar ratas con sus perros en Nueva York, esos incómodos vecinos con los que los neoyorquinos se han resignado a convivir y cuya población parece no dejar de crecer, según las estadísticas municipales.
Reynolds fundó hace treinta años el grupo Ryders Alley Trencher Fed Society, una suerte de 'comando antirratas' conocido por sus siglas RATS (ratas, en español), que cuando el tiempo y la salud lo permiten sale a cazar una noche a la semana.
Este cazador de roedores cuenta que antes de elegir un lugar se aseguran de que es apto para la cacería. Si lo es, lanzan una convocatoria entre los miembros de RATS y los ocho primeros en responder son los elegidos para la batida.
"Un perro por cada miembro" es el lema del 'comando urbano', con el objetivo de ser más eficiente, no espantar a las ratas y que la cacería no se convierta en un "circo".
Dueño de dos bedlington terrier y dos jagdterrier, Reynolds explica que estas razas son las mejores preparadas para la caza de estos roedores, pero precisa que se necesita entre seis meses y un año para que los canes estén plenamente preparados, y entre dos y tres años para que se puedan convertir en cazadores experimentados.
En Nueva York son tan comunes estos animales, que el Ayuntamiento les declaró la guerra hace dos años e incluso creó la Academia de las Ratas, un centro dirigido a formar y concienciar sobre este problema.
Según datos del Ayuntamiento, desde 2010 hasta esta semana, los servicios municipales han recibido casi 131.000 llamadas denunciando avistamientos de estos roedores, que no solo se les puede ver por zonas abandonadas o en torno a bolsas de basura, sino que muchas veces campan a sus anchas por el metro y las calles de la Gran Manzana.
Además, las redes sociales se desatan con frecuencia con videos anónimos en los que se ve a los roedores en las más inverosímiles situaciones, pero sobre todo en el transporte público subterráneo, entrando al metro, caminando indiferentes por los raíles o subiendo y bajando por las barras de metal de un vagón.
Las quejas de ciudadanos disgustados por la presencia de estos incómodos vecinos se han disparado desde 2015, año en el que el número de emergencia 311, exclusivo para el avistamiento de ratas, registró 17.525 llamadas, según recoge la página web "Openthebooks.com".
En 2016, ese número saltó hasta los 23.930 avistamientos, es decir, un 36,5 % más, y un año después, las llamadas de denuncia contra la pequeñas, aunque aveces no tanto, alimañas se volvieron a disparar otro 28 %, hasta las 30.719. Ahora lleva dos años estabilizado.
El alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, lanzó hace dos años un "nuevo y agresivo plan de exterminación" como parte de una iniciativa para intentar reducir la población de estos mamíferos pardos en un 70 %.
El alcalde identificó incluso los barrios mas infestados situados en El Bronx (Grand Concourse), Manhattan, (Chinatown, East Village y Lower East Side) y Brooklyn (Bushwick y Bedford).
Entre las iniciativas lanzadas por la Alcaldía está la "Rat Academy", que no es ningún tipo de institución dedicado a desarrollar las habilidades de estos vecinos, sino un centro destinado a concienciar a las comunidades y a la formación de los profesionales en la gestión de este problema.
"Tan sólo un poco de basura puede causar grandes problemas", es el lema de esta academia, que recomienda desde tirar la basura en lugares destinados para ello o no alimentar a las aves ni otros animales silvestres para evitar atraer a las ratas, hasta sobre técnicas sobre el control de plagas en edificios o como identificar su presencia.
Pero, dos años después de esa iniciativa, las denuncias contra la población de hocicudos lugareños no sólo no se ha reducido, sino que, según Openthebooks, está previsto que en 2019 aumente hasta las 32.012, es decir, un 4,2 % respecto al año anterior.
"Queremos hacer de la mejor ciudad del mundo el peor lugar del planeta para las ratas", dijo en una ocasión el alcalde De Blasio. Pero visto que la población humana de Nueva York aumenta anualmente de media en unas 27.000 personas, parece que la urbe es también cada vez más atractiva para los roedores.
Sin embargo, el experimentado cazarratas Reynolds se confiesa un descreído de estos estudios municipales y sostiene que nadie puede saber a ciencia cierta la población de ratas de la ciudad.
Según él, las estadísticas oficiales muestran que el barrio más afectado es el acomodado Upper East Side, en Manhattan, "pero lo más gracioso es que la razón se debe a que la gente de este barrio llama inmediatamente cuando ve a una rata", mientras que los vecinos de otros lugares más pobres, y donde posiblemente haya más, "simplemente pasan de largo y siguen con sus asuntos".
Con información de EFE