Donald Trump es conocido por su estilo heterodoxo para pelearse con sus rivales por Twitter, acusándolos por nombre de los problemas que estos puedan causarle al mandatario estadounidense. Trump, evocando su pasado en el reality show "El Aprendiz", no ha tenido ningún inconveniente en despedir o públicamente pedir la renuncia de los miembros de su administración que se opusieron a su agenda política.
Rex Tillerson, Jim Mattis, Steve Bannon, Jeff Sessions y John Kelly son sólo los nombre más conocidos de una lista de casi 50 personas de alto rango que fueron despedidas por el presidente de Estados Unidos en 30 meses de mandato. Esta lista incluye a jefes de agencias federales, miembros del gabinete y personal de la Casa Blanca, entre otros.
Pero Trump ahora se está peleando con un miembro de su gobierno a quien, en principio, no puede despedir.
Jerome Powell (conocido como "Jay"), el presidente de la Reserva Federal (Fed), fue elegido por Trump y confirmado por el senado estadounidense a fines del 2017, remplazando a Janet Yellen. Powell fue elegido por Trump y sus asesores en un intento de mostrar su poder político, reemplazando a Yellen, una Demócrata moderada, por un banquero republicano. Y aunque Powell también era moderado, lo que Trump no esperaba (o no entendía), es que aunque los presidentes estadounidenses pueden nominar los jefes de la Reserva Federal, no pueden dictarle cómo manejar la economía.
En el sistema estadounidense la Fed, el banco central del país, funciona de manera independiente del poder ejecutivo. Y a Trump, a quien le gusta poder controlar cada parte de su gobierno, esto le ha causado mucho desasosiego.
La Reserva Federal de los Estados Unidos
La Fed fue creada 1913 después de que los dos primeros bancos centrales, hechos en base a una idea de Alexander Hamilton, fueran desechados por el Congreso en el siglo XIX. Después de que J.P. Morgan y otros magnates de la época tuviera que intervenir y juntar millones de dólares para salvar a la economía estadounidense durante el "Pánico de 1907", el presidente Teddy Roosevelt y el Congreso impulsaron una reforma para centralizar la política monetaria del país que culminó en la creación de esta institución.
El propósito de la Fed es idéntico al de muchos bancos centrales: emitir y regular la moneda local, controlar las tasas de interés y cambio, regular la política monetaria y funcionar como el banco del estado, administrando el dinero en el país. La institución está diseñada para tomar decisiones económicas de largo plazo, sin tener que cumplir los deseos de lo políticos de turno.
Sin embargo, una de las principales tareas de la institución es fijar la política monetaria a corto plazo, lo que depende mayormente de la tasa de fondos federales (la tasa que los bancos comerciales se cobran por préstamos entre sí de la noche a la mañana). Esta tasa es fijada alrededor de 8 veces al año y es uno de los datos más importantes para entender cómo está funcionando la política económica de los Estados Unidos.
En términos sencillos, mientras más alta este esta tasa, más caro es pedir dinero prestado para todo el la población del país. Mientras más barata, más fluidez tendrán los mercados para pedir y prestar dinero y así incentivar el crecimiento de la economía.
La economía de Trump y su pelea con la Fed
A diferencia de su predecesor, Trump heredó una economía estable, creciente y con bajos niveles de desempleo. El primer año de su mandato, el Congreso aprobó una ley que reducía impuestos a todos los sectores del país, lo cual fomentó más prestamos e inversiones. Esto generó récords históricos del Dow Jones, los niveles de desempleo más bajos en 50 años y un crecimiento del PIB del 3,2 % a tasa interanual en el primer trimestre del 2019.
Pero Trump no está para nada contento con cómo la Reserva Federal se ha comportado en los últimos dos años. Después de que esta subiera las tasas de interés a principios octubre de 2018 por cuarta vez en el año, el presidente comentó "el problema que tengo con la Fed es que se está volviendo loca. No sé cuál es su problema. No se porque están elevando las tasas de interés y es ridículo." Reportes de adentro de la Casa Blanca dicen que Trump pareció molestarse mucho cuando le dijeron que él no podía pedirle directamente a la Fed que bajará las tasas.
Un tiempo después, Trump habló directamente contra Powell: "Cada vez que hacemos algo genial, él sube las tasas de interés. Es cómo si Jay Powell se pusiera contento cada vez que suben las tasas" dijo el Presidente, mostrando su frustración con el hombre que el mismo escogió.
Los ataques de Trump, frecuentes y a veces mal entonados, son particularmente notables en este caso. Los presidentes estadounidenses, los veintiséis que hubo desde que se creó la Fed, han mantenido una seria política de no interferencia con el banco central. Por eso, como ha pasado en otras veces, los asesores de Trump tuvieron que salir a calmar las aguas.
Larry Ludlow, el principal consejero económico del presidente, le pidió a la prensa que no tomara los comentarios del presidente demasiado en serio. "El presidente no está dictando la política a la Fed. [Sabemos] que ellos son independientes y van a hacer lo que van a hacer."
Muchos expertos, sin embargo, dicen que la persistencia de estos comentarios demuestra una clara intención del presidente y su equipo de influir las decisiones de la Fed. El presidente y sus asesores han dicho en repetidas ocasiones que si la Fed bajara sus tasas de interés, el país estaría creciendo a más del 4% anual.
A pesar de que Trump quiere bajar la tasas, estas fueron subidas por Powell y las junta de gobernadores por miedo a una escalada inflacionaria. Gracias a las buenas condiciones en la que se encuentra la economía estadounidense, con bajos números de desempleo, esto no ha ocurrido. Sin embargo, los mercados se encuentran muy inquietos por las posibles consecuencias de la guerra comercial. Esta podría estancar la economía y generar problemas inflacionarios.
El desprecio de la Casa Blanca hacia el presidente de la Fed se volvió tan claro que a principios de este año le preguntaron a Powell si él renunciaría si el presidente se lo pidiera. La respuesta fue un rotundo "No".
No está claro si el presidente efectivamente puede despedir al presidente de la Fed. La ley que rige el funcionamiento de la Reserva Federal establece que el presidente puede destituir a un gobernador del banco central por una causa, pero no se define "causa". Los analistas dicen que es poco probable que esta aplique a un desacuerdo sobre la política monetaria.
La política no se mezcla con la Reserva Federal
Jay Powell, es un abogado republicano que trabajó muchos años como banquero. Fue nominado por Obama para su puesto en la junta de gobernadores de la Fed por ser un hombre neutral y centrado. Pero Trump lo escogió sólo por ser unos de los republicanos en la junta.
Ahora, el Presidente está haciendo todo lo posible para contrarrestar el poder que él mismo le entregó. En los últimos meses, Trump nominó a dos políticos del ala más conservadora de los EE.UU, Herman Cain y Stephen Harper, para la junta de gobernadores, con la esperanza que fueran "más leales" a sus ordenes. Pero los dos se bajaron antes de llegar a ser convocados al Senado porque su falta de calificaciones como economistas provocó un fuerte rechazo institucional.
"Los republicanos aún desean ver a la Fed como un lugar donde los republicanos creíbles realizan un trabajo serio", dijo Peter Conti-Brown, un historiador financiero y académico de la Universidad de Pensilvania, en una entrevista para The Wall Street Journal.
Desde entonces, Trump volvió a criticar públicamente a Jay Powell. Esta semana, apareciendo en Squawk Box, un programa de televisión, el Presidente dijo que estaba enojado con la Fed por no escucharlo a él. Habló de cómo los chinos devalúan su moneda, el Yuan, para que sus productos fueran más competitivos en el mercado mundial. Y se quejó de que no competía en "condiciones justas" con China. Dijo que si él pudiera controlar las tasas, Estados Unidos estaría "ganando más todavía a China." Y agregó un comentario que dejó claro cual era su problema general con la Reserva Federal: "No se olvide: el jefe de la Fed en China es el presidente Xi … él puede hacer lo que quiera".
Sin embargo, los funcionarios de la Fed regularmente dicen que establecerán una política con miras a lograr sus dos objetivos, la inflación estable en alrededor del 2 por ciento y el empleo máximo, sin prestar atención a los comentarios políticos.
¿Bajaran las tasas?
El último ataque del presidente llega en un momento crucial. La Fed ha detenido su marcha constante hacia tasas más altas y ha comenzado a reorientar la política hacia posibles recortes en medio de la desaceleración del crecimiento económico. Los mercados ahora esperan que la Fed recorte las tasas en los próximos dos meses.
Trump está poniendo a Jay Powell y sus colegas en un lugar difícil. La guerra comercial está creando incertidumbre, lo que provoca que las empresas pospongan sus inversiones y contrataciones. Si esta se intensifica, la resistencia económica podría ser suficiente para provocar fuertes recortes en las tasas de la Fed. Pero al reducir las tasas, el banco central le estaría dando a Trump exactamente lo que quiere, creando el riesgo de que esto se vea como una movida política, sin importar que probablemente fuera una decisión basada fundamentos económicos.
No está confirmado que la Fed vaya a bajar las tasas. Pero todo indica que así será. ¿Cómo lo tomaría Trump? Probablemente, publicará en su Twitter algo sobre otra victoria para su presidencia. Algunos podrán decirle que en realidad, es la guerra comercial con China que él comenzó la que obligó a la Fed a bajar estas tasas. Pero entonces, ¿Estaría equivocado Trump en decir que las tasas fueron bajadas, de alguna manera o otra, por sus decisiones políticas?
La próxima reunión de la los gobernadores del Fed será el 18 y 19 de junio.
(Fuentes: Bloomberg y The New York Times)
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