Más de 20.000 dólares al año. Esa es la cifra a la que los neoyorquinos deben hacer frente cuando quieren mandar a un bebé a la guardería. La escasez de centros y los desorbitados precios son un drama para muchas familias de la Gran Manzana, donde las autoridades buscan soluciones.
"Es increíblemente caro y pone a los padres en una situación muy difícil", asegura a Efe Susie, una madre neoyorquina de 32 años, en cuyo barrio resulta complicado encontrar un jardín de infancia por menos de 2.000 dólares al mes.
"Empiezas a sentir que deberías pagar incluso más, porque si es más caro debe ser bueno para tu hijo", reconoce, apuntando que muchas personas terminan por dejar de trabajar porque simplemente no les compensa hacerlo desde el punto de vista financiero.
Según los últimos datos oficiales, el "precio de mercado" de la guardería para un bebé en Nueva York es de 21.112 dólares al año, una cantidad que se reduce a 16.380 en el caso de niños de más de un año.
Las autoridades utilizan esas cifras, que corresponden al percentil 69 del total de precios que se registran en la ciudad, a la hora de calcular sus ayudas y hacer que quien las recibe pueda tener acceso, aproximadamente, a 7 de cada 10 centros.
Pero los ciudadanos con asistencia pública son una pequeña minoría entre aquellos con menos recursos y, a menudo, ni siquiera pueden aprovecharla dados los copagos que se requieren.
Esos 21.112 dólares suponen más de dos tercios del sueldo bruto anual de alguien que gane el salario mínimo. Para el hogar medio de Nueva York, que ingresa algo más de 60.000 dólares al año, la cifra representa más de un tercio de sus ganancias antes de impuestos.
Y no se trata únicamente del precio: para muchas familias, encontrar una plaza requiere actuar con meses de antelación, pues las guarderías con licencia únicamente tienen capacidad para un 6 % de los bebés de la ciudad y en muchos barrios, especialmente de clase trabajadora, el porcentaje es aún menor. Si se tienen en cuenta también las pequeñas guarderías que operan en viviendas particulares, la capacidad aumenta hasta el 22 %.
Esas instalaciones son una de las alternativas a los centros oficiales más utilizadas, pues resultan además algo más asequibles, con un precio que ronda los 10.000 dólares al año. Una niñera, mientras tanto, eleva el gasto hasta una horquilla de entre 30.000 y 50.000 dólares anuales, aproximadamente.
Así, muchos neoyorquinos -sobre todo madres- optan por dejar de trabajar para atender a sus niños o dependen de familiares o amigos para cuidar de ellos.
Aunque las cifras de Nueva York resultan más llamativas dados los altos precios que se manejan en la ciudad, el problema es generalizado en todo EEUU.
En un país famoso por el alto coste de su educación superior, en más de la mitad de los estados resulta más caro un año de guardería que un año de universidad pública. La educación gratuita, mientras, no empieza en la mayor parte de EEUU hasta los 5 años, lo que complica aún más las cosas.
El problema, además, no hace más que agravarse, pues los precios de las guarderías se han disparado en tiempos recientes.
"El coste de la atención infantil ha crecido mucho más rápido que el coste general de la vida", explica Zane Mokhiber, del Economic Policy Institute, un centro de estudios con sede en Washington.
"A menudo es una de las partes más caras del presupuesto de una familia", recalca este experto, que apunta a la escasa inversión pública como el principal factor de esta realidad.
Según Mokhiber, el gasto de EEUU en cuidado infantil se sitúa en el nivel de países como Turquía o Estonia, lejos de las cifras de países europeos con una riqueza comparable.
El resultado, según numerosos estudios, es que una atención infantil de calidad está fuera del alcance de muchas familias de clase trabajadora. A tenor de las directrices federales, para considerarse asequible, el gasto en cuidado infantil no debería superar el 10 % de los ingresos de una familia.
Siguiendo ese baremo, en el estado de Nueva York -que incluye zonas donde el coste de la vida es mucho menor que en la Gran Manzana y donde de media el coste de un jardín de infancia es de 14.144 dólares- las guarderías únicamente serían asequibles para uno de cada cinco hogares.
Ante esa situación, más y más dirigentes están proponiendo cambios. A escala nacional destaca el plan de cuidado infantil universal que defiende la senadora y aspirante demócrata a la Casa Blanca Elizabeth Warren.
En Nueva York, donde en los últimos años se ha ampliado la educación preescolar pública a los niños de cuatro años y a parte de los de tres, este mes el contralor de la ciudad, Scott Stringer, planteó multiplicar las ayudas para guarderías a través de un nuevo impuesto sobre las nóminas, del que estarían exentos los pequeños negocios.
"El Gobierno ha ignorado la crisis del cuidado infantil durante demasiado tiempo y tenemos que actuar ya", defendió Stringer al presentar el plan, que debe ser aprobado por el legislativo estatal.
Con información de EFE