La representación imaginaria del mercado lo muestra como un espacio simple, donde los compradores y los vendedores realizan transacciones rápida, fácil y económicamente: la bolsa de valores, por ejemplo. Pero no todo lo comercializable es como las acciones de las empresas.
"Cuanto más variado es un producto, más difícil es crear un mercado líquido. Uno de los más problemáticos —e importantes— es el de las viviendas", presentó The Economist un artículo sobre la idea que quiere hacer de la compraventa de casas una transacción rápida, fácil y económica: el i-buying, o compra instantánea.
Una de las razones principales del éxito de estas aplicaciones que prometen resolver las operaciones inmobiliarias en un día es que "dos tercios de los estadounidenses que venden una casa también buscan otra para comprar", y en esa cadena, una demora puede demorar las transacciones a lo largo de una extensa línea.
A diferencia del agente inmobiliario de carne y hueso, que brinda un servicio a medida, el i-buying utiliza algoritmos que "analizan datos, desde la cantidad de habitaciones hasta las tasas locales de delito, para estimar a cuánto se debería vender una propiedad". Empresas como Opendoor, que se fundó en 2014 en San Francisco y ya ofrece i-buying en 20 ciudades estadounidenses, compran entonces la vivienda, la mejoran y luego la venden.
Al comienzo la novedad recibió miradas de desconfianza. "Hace algo más de un año Zillow, el mercado de propiedades en línea más grande de los Estados Unidos, anunció que se involucraría en i-buying. El precio de sus acciones cayó rápidamente un 7%", sintetizó el artículo. Los inversores temían que la valuación no podría competir con la de los agentes inmobiliarios y que los propietarios no aceptarían obtener menos a cambio de hacerlo más rápido.
Sin embargo, según dijo el economista Stan Humphries, de Zillow, a la publicación británica, su plataforma evalúa información tan detallada que puede fijar precios competitivos. Y los vendedores —al menos en las grandes ciudades, donde se está expandiendo el sistema— se mostraron satisfechos con las cifras. En 2019, por ejemplo, el 7% de las ventas de viviendas en Phoenix, Arizona, se hizo con i-buying.
A comienzos de mayo Zillow mostró ingresos trimestrales mejores de los esperados. Con un 51% de aumento en 12 meses, logró USD 454 millones. "Zillow Offers, su brazo de i-buying, contribuyó USD 129 millones a ese incremento", analizó The Economist. Sus acciones llegaron a USD 38 a mediados de mes, un aumento del 22% en lo que va de 2019.
Opendoor, que en 2018 recibió USD 400 millones del conglomerado japonés SoftBank, opera en Phoenix y Tucson (Arizona); Las Vegas (Nevada); Dallas, Fort-Worth, San Antonio, Houston y Austin (Texas); Los Angeles, Sacramento y Riverside (California); Orlando, Tampa y Jacksonville (Florida), Denver (Colorado) y Atlanta (Georgia), entre otras ciudades.
Otras apps le siguieron: Knock, OfferPad, WeBuyUglyHouses y Refin Now, por ejemplo. "También lo han hecho brokers tradicionales, incluidos Keller Williams y Realogy", informó The Real Deal. "Y la competencia es feroz". En 2018 Opendoor compró más de 11.000 propiedades y acumuló más de USD 1.000 para acelerar sus procesos.
"Algunos críticos consideran que el negocio está sobrevalorado y requiere capital intensivo, y piensan que va a decaer una vez que los inversores se cansen de márgenes de ganancias estrechos", agregó la web especializada en otro artículo. "También se preocupan por el riesgo y la volatilidad que podría traer a la industria de la vivienda". Por ahora, sin embargo, la novedad no les da la razón y sigue creciendo.
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