Cuando Gay Talese escribió su perfil de Nueva York no olvidó contar sobre los "pelotones de gatos" que patrullan por la ciudad en los muelles, el metro y las calles. El periodista describió tres tipos de cazadores de roedores. Uno de ellos son los de media jornada en tienda restaurante.
Estos mininos comen bien y espantan roedores de la tienda o sus almacenes, donde pasan el día, pero prefieren vagar en la calle por las noches. Están emparentados con los gatos de tienda de tiempo completo, con quienes comparten el derecho de dormir en la vitrina.
A pesar de que la población de estos últimos felinos sin pizca de callejeros ha diezmado, subsisten y se conocen como gatos de bodega (bodega cat, en inglés) casi exclusivamente en la gran manzana.
Estos gatitos son trabajadores que se ganan la vida acompañando al abarrotero, ahuyentando ratas y bichos de las tiendas de la esquina a cambio de comida y techo. Sus principales depredadores, dice el quiosco de revistas virtual Magzter, son los representantes del departamento de salud que amenazan con desalojarlos.
Tamar Arslanian, la bloguera detrás del sitio "I have a cat" (Tengo un gato), publicó un libro con fotografías de Andrew Marttila que los llevó a recorrer las tiendas de Nueva York para contar cómo viven los gatos en esos negocios y las comunidades que se forman a su alrededor.
El libro, publicado en 2016, desmiente algunos mitos sobre los gatos de bodega, como que estos mininos están más desatendidos que sus homólogos caseros. Viven, por ejemplo, en el mercado japonés, en el Barrio Chino, en la librería comunitaria del Parque Pendiente en Brooklyn, en un centro de fotocopiado también de Brooklyn o una tienda para fumadores en Hell's Kitchen, Manhattan.
Talese contó que una vez un estibador alérgico a los felinos envenenó a todos los cazadores de roedores del muelle. Como consecuencia se desató una plaga. "En cuestión de un día había ratas por todas partes", las personas las veían sobre los embalajes. Estos animales robaban los almuerzos y hasta llegaron a atacar a los cargadores.
Por eso los neoyorquinos valoran a los gatos de bodega. Incluso tienen admiradores, clientes regulares de las tiendas que saben sus nombres, los miman y les regalan comida. El de Arslanian, titulado "Shop Cats of New York", muestra la comodidad y confianza con la que viven estos mininos.
El cariño por estos gatitos queda exhibido en la cuenta bodegacatsofinstagram en la red social de las fotos que muestra cómo viven y los lugares de las tiendas por donde trabajan.
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