Al borde de la ruptura, negociadores de EEUU y China se reúnen para intentar evitar una guerra comercial sin límites

Beijing prometió represalias tras el anuncio de un aumento de los aranceles hecho por Donald Trump, que entra en vigor mañana viernes. Los delegados inician en Washington una nueva ronda de diálogos, con un ambiente cargado de tensión que afecta a los mercados internacionales

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Miembros de las delegaciones china y estadounidense, en una foto grupal en Beijing (AP)
Miembros de las delegaciones china y estadounidense, en una foto grupal en Beijing (AP)

Representantes de Estados Unidos y China se reunirán este jueves para continuar sus negociaciones comerciales en medio de tensiones que elevaron la incertidumbre, luego de que ambas potencias anunciaran nuevas medidas proteccionistas que desatarán una nueva escalada en la guerra comercial.

Esta sesión de negociaciones, que se celebrará entre jueves y viernes cerca de la Casa Blanca, fue presentada hace solo unos días como la última reunión antes de un encuentro entre Donald Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, para sellar un acuerdo histórico. Pero los vientos cambiaron y el optimismo dio paso a la incertidumbre.

La administración Trump afirmó que Beijing dio marcha atrás en sus principales compromisos. Irritado, el presidente estadounidense anunció que impondría desde el viernes un alza de aranceles sobre importaciones chinas equivalentes a 200.000 millones de dólares, que estaba frenada desde enero. "Aumentaremos los aranceles a China hasta que dejen de robar nuestros empleos", dijo el miércoles el presidente en Florida.

Pero Beijing, que desmintió las acusaciones de haber realizado una profunda revisión de lo acordado, no tiene intenciones de avanzar si los estadounidenses aumentan sus aranceles del 10 al 25% el viernes, en medio de las negociaciones.

"Si se aplican las medidas tarifarias de Estados Unidos, China no tendrá otra opción que aplicar las necesarias contramedidas", dijo un portavoz del ministerio de Comercio chino.

El vicepremier chino, Liu He, lidera la delegación del gigante asiático (Reuters)
El vicepremier chino, Liu He, lidera la delegación del gigante asiático (Reuters)

Pese a las renovadas tensiones, Beijing no canceló su visita e incluso será liderada por el viceprimer ministro Liu He, considerado muy cercano al presidente chino. El jueves por la tarde, el alto funcionario se verá con su homólogo, Robert Lighthizer, Representante de Comercio de Estados Unidos, que será anfitrión en sus oficinas.

Trump ha adoptado una estrategia de máxima presión a China, primero con aranceles al acero y al aluminio en marzo de 2018, a los que luego sumó la imposición de tarifas aduaneras a 250.000 millones de dólares de importaciones chinas.

Además, dijo estar listo para imponer aranceles adicionales a todas las importaciones chinas (539.500 millones en 2018), lo que ha incrementado los temores sobre el crecimiento económico mundial y la estabilidad de los mercados financieros.

Por el dominio tecnológico

Economistas alrededor del mundo y organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) han advertido durante meses que una guerra comercial extensa entre China y Estados Unidos tendría consecuencias más allá de esos países, ya que la recuperación de la recesión mundial de 2008 fue impulsada en gran medida por el comercio internacional.

Los negociadores estadounidenses y chinos cargan con la presión de llegar a consensos sobre temas espinosos.

De Donald Trump y Xi Jinping depende el alcance que tendrá el conflicto comercial entre Estados Unidos y China
De Donald Trump y Xi Jinping depende el alcance que tendrá el conflicto comercial entre Estados Unidos y China

La administración Trump exige que China termine con prácticas comerciales que considera desleales, que respete las leyes del mercado y que detenga el "robo" de tecnología estadounidense. También busca un acuerdo para evitar que Beijing devalúe su moneda para dar impulso a sus exportaciones.

Pide igualmente el fin de los subsidios de las empresas estatales, sostén del plan estratégico del estado chino, "Hecho en China 2025". El programa, adoptado en 2015, busca transformar al país de taller del mundo a líder mundial en las industrias del mañana, como la inteligencia artificial.

Pero Estados Unidos, que hace tiempo que perdió la batalla por las manufacturas, está tratando de mantener su dominio en alta tecnología.

Desde el inicio de las negociaciones, Washington alterna entre la amenaza y el diálogo, y Trump modera el tono a través de tuits, que enfrían y calientan la relación.

Esta semana, Trump se ha mantenido fiel a sus hábitos: "China nos acaba de informar que ellos (el viceprimer ministro) venían a Estados Unidos ahora para llegar a un acuerdo", escribió, optimista, en la red. "Veremos qué ocurre, pero me dejan contento los más de 100.000 millones de dólares (de tarifas) que llenarán los cofres de Estados Unidos… Es muy bueno para Estados Unidos; no es bueno para China", dijo Trump.

Pero su negociador, Lighthizer, tiene la intención de lograr un acuerdo histórico que renueve la relación. Agobiado por lo que Estados Unidos considera promesas incumplidas por los chinos, ha luchado desde el principio para lograr no solo un acuerdo sino también un mecanismo para controlar su implementación.

A principios de esta semana, muchos economistas creían que un acuerdo aún era posible. Pero muchos dudan de su contenido. "Va a ser un trato vago", predice Mary Lovely, profesora de economía en la Universidad de Syracuse.

(Con información de AFP)

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