El líder negociador chino Liu He estará el jueves y el viernes en la capital estadounidense, anunció el martes el ministerio de Comercio del gigante asiático, decisión que desmiente los rumores de cancelación del diálogo y mantiene las esperanzas de que las dos mayores economías del mundo hagan las paces esta semana, en lugar de poner fin a la tregua iniciada en diciembre.
El mensaje fue bien recibido en las bolsas chinas, que en la víspera cayeron con fuerza por el anuncio de nuevas sanciones comerciales estadounidenses.
La celebración de estas negociaciones era incierta luego de que Trump informe el domingo su voluntad de aumentar los aranceles a productos chinos de importación por valor de 200.000 millones de dólares a partir del 10 de mayo.
"Aumentar los aranceles no resolverá ningún problema", reclamó este martes un portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores. China espera que ambas partes "podrán resolver sus preocupaciones legítimas y se esforzarán para llegar a un acuerdo que sea mutuamente benéfico", añadió.
La administración Trump constata "una erosión de los compromisos" de China durante las negociaciones que se celebraron la semana pasada en Beijing, dijo al Wall Street Journal, sin precisar de qué compromisos se trata.
El negociador jefe Robert Lighthizer, citado por medios estadounidenses, anunció el lunes la reanudación de las discusiones esta semana y acusó al régimen comunista de volver atrás en algunos de sus compromisos.
Lighthizer confirmó que las nuevas sanciones serían efectivas el viernes a partir de las 4.01 GMT, sin especificar si eso podría cambiar con las negociaciones.
Tras la caída de las bolsas mundiales el lunes, en particular en China, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin aseguró que la reacción de los mercados "no tiene influencia" en las discusiones en curso.
Este martes la bolsa de Shanghái cerró ganando un 0,69% el martes, tras una caída de más de 5% el día previo.
La administración Trump quiere reequilibrar los intercambios comerciales entre ambos países y reducir el déficit bilateral colosal de Estados Unidos (378.730 millones de dólares en 2018, incluyendo el excedente de servicios).
Además de la mayor apertura del mercado chino a los productos estadounidenses, Estados Unidos pide cambios estructurales para poner fin a la transferencia forzada de tecnología, al "robo" de propiedad intelectual o a las subvenciones a las empresas públicas.
¿Acuerdo o conflicto?
La nueva ronda de negociaciones está considerada como la última, que o bien consigue un resultado o bien desemboca en una nueva guerra comercial. "Pensamos que las dos partes quieren alcanzar un acuerdo", indicaron los economistas de Barclays.
Hasta ahora la economía de Estados Unidos limitó el impacto de la guerra comercial pero los expertos apuntan a que tendrá consecuencias si el conflicto se alarga.
Las nuevas tensiones contrastan con meses de negociaciones calificadas de "fructuosas" por Estados Unidos.
Por el momento la coyuntura parece favorable a Trump, con un crecimiento más sólido de lo previsto en el primer trimestre (+3,2%), frente a una economía china que se vio afectada el año pasado por los aranceles.
Según Trump, China tiene más que perder que Estados Unidos en este conflicto porque como máximo solo puede aplicar aranceles a 120.000 millones de dólares de mercancías estadounidenses (el monto de las exportaciones de 2018).
Según el Consejo Económico sino-estadounidense, las exportaciones estadounidenses hacia China bajaron el año pasado y los estados estadounidenses que más exportan sufren de los aranceles chinos.
(Con información de AFP y EFE)
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