San Francisco es una de las ciudades más importantes para las plataformas tecnológicas que cambiaron el estilo de vida alrededor del mundo. Ahí nacieron empresas como Uber, Twitter, Airbnb y Yahoo; pero también quiere formar parte de la historia de la tecnología siendo la primera ciudad en prohibir los software de reconocimiento facial.
Hace unos días, la Junta de Supervisores de San Francisco votó la ordenanza para detener la vigilancia secreta (SSSO, por sus siglas en inglés). Los resultados aún no se han hecho públicos, pero si tuviesen éxito, San Francisco sería la primera ciudad en el planeta donde se prohíba este tipo de tecnología.
A nivel mundial escasean legislaciones tan precisas en materia de tecnología y privacidad. Es por eso que esta ordenanza significa un hito legislativo en favor de los ciudadanos, quienes tendrán mayor libertad en su vida diaria.
En la legislación propuesta por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) se puede leer lo siguiente:
"Si bien la tecnología de vigilancia puede amenazar la privacidad de todos nosotros, los esfuerzos de vigilancia se han utilizado históricamente para intimidar y oprimir a ciertas comunidades y grupos más que a otros, incluidos aquellos que están definidos por una raza común, etnia, religión, origen nacional, nivel de ingresos, orientación sexual o perspectiva política".
No sólo es el reconocimiento facial lo que se busca legislar, sino a la "tecnología de vigilancia", la cual, la SSSO define como cualquier software o dispositivo electrónico diseñado o principalmente destinado a recopilar, retener, procesar o compartir audio, información visual, de ubicación, térmica, biométrica, olfativa o similar asociada, o que se pueda asociar, con un individuo o grupo.
Debido a que se trata de una descripción que abarca muchos aspectos, en esta ley se podrían incluir los dispositivos como escáneres, cámaras que se usan en el cuerpo, lectores de matrículas e incluso los sistemas de captura de ADN.
Aunque estos últimos sistemas serían admisibles siempre y cuando se presenten los informes de ordenanza e impacto para su revisión, es importante mencionar que el reconocimiento facial sería la única forma de vigilancia que se prohibiría totalmente.
Un estudio realizado en 2016 por la Universidad de Georgetown reveló que la mayoría de los adultos estadounidenses aparecen en las bases de datos de fotografías de la policía. Esto es posible ya que las leyes a nivel estatal y federal en ese país dejan a discreción de las autoridades de seguridad establecer sus propias políticas.
En la Unión Europea la situación es completamente contraria a la de San Francisco, ya que Parlamento Europeo aprobó la creación de una gran base de datos de identidad y biométricos de quien pise ese territorio con el fin de mantener interconectados a los sistemas de control de fronteras, migración y aplicación de la ley.
En el contexto latinoamericano, según el Foro Económico Mundial, la regulación del reconocimiento facial debe ser una prioridad para aquellos países con gobiernos interesados en su utilización. Por ejemplo, el gobierno de Ciudad de México anunció la compra de dispositivos de videovigilancia con reconocimiento facial para las estaciones del metro más críticas.
El problema real para los ciudadanos mexicanos, según el experto en seguridad informática de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM, Leobardo Hernández, es que "hay una carencia tremenda de abogados especialistas en delitos informáticos y ciberseguridad".
Un marco básico para la regulación del reconocimiento facial, de acuerdo con el Foro Económico Mundial, debe ser transparente respecto a que las personas sean notificadas y, en algunos casos, den su consentimiento sobre la recolección de sus datos. Además, debe marcar reglas claras a los gobiernos y cuerpos de seguridad sobre su uso responsable.