John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de EEUU, quiere "sacar a los rusos" del hemisferio americano

Un extenso perfil del experto en política internacional, publicado en The New Yorker, analizó sus perspectivas, a veces más duras que las de Donald Trump

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John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. (REUTERS/Kevin Lamarque)
John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. (REUTERS/Kevin Lamarque)

"John Bolton sediento de sangre": con ese título The New Yorker publicó un larguísimo perfil del asesor de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Tras recorrer la carrera del experto en política internacional de la Casa Blanca, el texto interpretó la reciente visita del conservador a Miami como el lanzamiento de la campaña por la reelección de Donald Trump en 2020. Con un agregado: la sombra de una potencial intervención militar en Venezuela.

"América Latina no ha sido un interés duradero de Bolton", escribió Dexter Filkins, firma del prestigioso semanario y autor del premiado libro The Forever War, sobre el fundamentalismo islámico. "Pero, por ahora, es un lugar donde sus motivaciones se alinean con las de Trump".

En la Florida, donde el funcionario habló ante los veteranos del fallido intento de invasión a Cuba en 1961, viven "casi un millón y medio de residentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua", países a los que Bolton unificó con la expresión "la troika de la tiranía", y fue aplaudido. "Con las elecciones del 2020 en el horizonte, la perspectiva de atraer a votantes puede crear una fuerte tentación de lanzar una intervención militar", según el texto.

John Bolton habló ante los Veteranos de la Brigado 2506 en el Hotel Biltmore, de Miami. (Infobae)
John Bolton habló ante los Veteranos de la Brigado 2506 en el Hotel Biltmore, de Miami. (Infobae)

"Las cuentas del Colegio Electoral prácticamente lo exigen", dijo a la revista Reed Hundt, ex compañero de Bolton en la Escuela de Derecho de Yale y ex funcionario de Bill Clinton. Y una fuente "familiarizada con la manera de pensar de Bolton" señaló "otro incentivo: Venezuela tiene las reservas de petróleo comprobadas más grandes del mundo. '¿Quién controla los campos petroleros, los Estados Unidos o Rusia?'".

La revista señaló que, si bien Bolton y Trump no piensan igual, la coyuntura lo beneficia a la hora de imponer su ideario: "Dado que el equipo de seguridad nacional de Trump está tan reducido —no hay secretario permanente de Defensa, no hay secretario de Seguridad Interior, no hay embajador ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU)—, Bolton podría tener una extraordinaria libertad en una crisis".

Ante los ex miembros de la Brigada 2506, en el Hotel Biltmore de Miami, Bolton dijo: "¡El gobierno de Trump nunca, nunca los abandonará!", en alusión indirecta al del demócrata John F. Kennedy, por cuya falta de apoyo aéreo los anticastristas creen haber perdido. "Siempre los vamos a proteger". Y ante ellos recordó que la Doctrina Monroe "goza de buena salud".

John Bolton recordó la Doctrina Monroe, “América para los americanos”. (Reuters)
John Bolton recordó la Doctrina Monroe, “América para los americanos”. (Reuters)

La idea, "América para los americanos", de John Quincy Adams y presentada por el presidente James Monroe en 1823, sostenía que la intromisión europea en asuntos del continente americano sería considerada una hostilidad que habilitaba la intervención estadounidense. Y dijo Bolton a The New Yorker: "Eso no significa fuerza armada. Ese es el Corolario Roosevelt [de 1904]. No lo he invocado, no todavía". Pero, agregó, "todas las opciones están sobre la mesa".

Cuando Filkins le preguntó al funcionario sobre la dureza contra un país que no representa un riesgo para la seguridad de los Estados Unidos, "él argumentó que Venezuela era peligrosa porque permitía que Rusia hiciera pie en la región". Agregó que en Venezuela había 20.000 cubanos, "que son los suplentes de los rusos", y al menos 100 soldados rusos. "Para sacar a los rusos, hay que cambiar el régimen".

Bolton no es un defensor de las instituciones multilaterales ni los acuerdos internacionales. "Tiene un punto de vista hobbesiano sobre el universo: la vida es ruin, salvaje y corta", dijo a la revista un ex funcionario estadounidense que trabajó con el asesor. "Hay mucha gente canalla por ahí que nos quiere hacer daño. Si los intereses de nuestro país se alinean con los de otro, es un fenómeno pasajero, y apenas nuestros intereses diverjan nos traicionan".

Donald Trump no es tan proclive al conflicto internacional como Bolton. (REUTERS/Joshua Roberts)
Donald Trump no es tan proclive al conflicto internacional como Bolton. (REUTERS/Joshua Roberts)

Según un diplomático occidental asentado en Washington DC, "el problema para Bolton es que Trump no quiere guerra. No quiere lanzar operaciones militares". Pero, como le señaló el asesor al periodista, la política es más compleja: "El presidente sabe cuál es mi posición sobre todos los temas, porque me veía en Fox News", donde Bolton era columnista. "Uno tiene que saber desde el vamos que las perspectivas del presidente no son siempre las de uno. Cuando uno ingresa a un gobierno, sabe que no va a ganar todas las veces".

Y otras veces habrá coincidencias. "Cuando Bolton se mudó a su oficina, en el mismo pasillo que la del presidente, colgó una foto enmarcada de la orden ejecutiva de Trump que anuló el acuerdo nuclear con Irán, uno de los logros principales de la política internacional del presidente [Barack] Obama, que Bolton, un crítico feroz de Irán, ha descripto como execrable".

Bolton tiene una extensa trayectoria conservadora, desde sus años de estudiante en Yale, cuando se destacó entre los jóvenes por ser uno de los pocos que estaba a favor de la Guerra de Vietnam. Hijo de un bombero y un ama de casa, se sentía sapo de otro pozo en la universidad de élite, al igual que su vecino de dormitorio estudiantil, Clarence Thomas. Desde entonces es amigo del actual miembro de la Corte Suprema.

En el caso de Siria, John Bolton apoyaba la permanencia de las tropas estadounidenses. (AFP)
En el caso de Siria, John Bolton apoyaba la permanencia de las tropas estadounidenses. (AFP)

Como trabajo de verano, Bolton fue becario en la oficina del vicepresidente de Richard Nixon, Spiro Agnew, quien renunció por acusaciones de corrupción. Se graduó como abogado a comienzos de la ola neoliberal de Ronald Reagan, y se instaló en Washington. Como defensor de esa causa, fue coautor del argumento contra los límites económicos a las campañas electorales: poner un tope era entorpecer la libertad de expresión. La justicia le dio la razón y comenzó entonces "una inundación de dinero privado en el sistema político".

Cuando la Florida definió las elecciones de 2000, por las que George W. Bush llegó a la Casa Blanca, voló al estado para supervisar el proceso. Como hombre del vicepresidente Dick Cheney, fue nombrado Subsecretario de Estado para el Control de Armas y los Temas de Seguridad Internacional. Comenzó entonces "una cruzada pública contra los enemigos del país, reales y supuestos".

En 2002 acusó a Cuba de desarrollar un programa de armas biológicas, y cuando un analista de inteligencia del Departamento de Estado le dijo que ninguna información lo comprobaba, se molestó. En 2003 tuvo otro enfrentamiento interno por acusar al gobierno sirio, que en ese momento cooperaba con valiosa información sobre al-Qaeda.

Sobre Corea del Norte, Bolton no tiene esperanzas de diálogo. (AP)
Sobre Corea del Norte, Bolton no tiene esperanzas de diálogo. (AP)

Es famoso su conflicto con el primer director de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, José Bustani, quien estuvo a punto de lograr que Irak adoptara el tratado poco antes de la invasión. El diplomático brasileño fue echado por presión de los Estados Unidos. Aunque se comprobó que Irak no tenía armas de destrucción masiva, Bolton dijo en 2005: "Creo que la decisión de echar a Saddam [Hussein] fue correcta".

Ese año fue propuesto como embajador estadounidense ante la ONU; las dificultades para que lo aprobara el Senado hicieron que Bush lo nombrara de manera temporaria mientras la cámara no sesionaba. Bolton pasó 16 meses representando a su país ante el organismo internacional del que muchas veces habló despectivamente: "Si su sede perdiera 10 pisos, no habría mucha diferencia", por ejemplo, dijo. Contó ese tiempo en su libro Surrender Is Not an Option (Rendirse no es una opción). Fue el impulsor de las primeras sanciones económicas del Consejo de Seguridad contra Corea del Norte.

Cuando el gobierno de Bush redujo las sanciones, Bolton se quejó en una columna de opinión en los medios: "Nada puede borrar la tristeza inefable de una presidencia que, como esta, se halla en un completo colapso intelectual". Bush le respondió que no consideraba a Bolton "creíble" y que lamentaba haber gastado capital político en él.

Bolton lleva 20 años de estudiar el caso de Irán en busca de un cambio de régimen.
Bolton lleva 20 años de estudiar el caso de Irán en busca de un cambio de régimen.

Bolton fue columnista de Fox durante una década, "argumentando con frecuencia que los Estados Unidos debían actuar con urgencia para contrarrestar las amenazas exteriores", sintetizó Filkins en su nota. "Habló a favor de ataques militares a campos de entrenamiento iraníes ('Esto no es provocativo ni preventivo, es completamente en reacción'), un cambio de régimen por la fuerza en Corea del Norte ('la única solución') y medidas de castigo contra Vladimir Putin por acoger al soplón de inteligencia Edward Snowden ('Tenemos que hacer cosas que le causen dolor')".

Entre 2013 y 2018, mientras escribía más de una columna de opinión por semana en promedio, fue presidente del Instituto Gatestone, "que se describe a sí mismo —citó The New Yorker— como 'dedicado a educar al público sobre aquello que los medios masivos no informan', por ejemplo "una inminente 'toma de poder jihadista' en Europa". Según NBC News, al menos cuatro de los artículos de Gatestone fueron retuiteados por Internet Research Agency, la agencia vinculada al Kremlin sospechosa de haber interferido en las elecciones estadounidenses de 2016.

Bolton creó su comité de acción política, el John Bolton SuperPAC, para recaudar fondos con los que apoyar a los candidatos republicanos (pensó en ser uno él mismo). Su donante principal fue Robert Mercer, el multimillonario que participó en la fundación de Cambridge Analytica, la consultora que utilizó la información de unos 87 millones de usuarios de Facebook, sin su permiso, para crear perfiles electorales. Bolton pagó también por los psicográficos que vendía la firma.

John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump. (REUTERS/Kevin Lamarque)
John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump. (REUTERS/Kevin Lamarque)

Como titular del subcomité de asuntos internacionales de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), en 2013 dio una videoconferencia para un grupo similar de Rusia, el Derecho a Portar Armas. "La conferencia parece haber estado conectada con la campaña del Kremlin para influir políticamente a grupos poderosos de los Estados Unidos", según la revista."Fue organizada por Maria Butina", quien acaba de ser condenada a 18 meses de prisión por intentar infiltrar la NRA para el gobierno de Putin.

A diferencia de la mayoría de los asesores de seguridad nacional de la historia, Bolton tiene mucha exposición. Un ex funcionario de seguridad nacional dijo para su perfil: "Trump se siente alineado con Bolton. Es duro hablando, es un halcón. Eso le gusta a Trump". No obstante lo cual, al comienzo no le gustaban ni los bigotes, acaso el rasgo más característico de la cara del experto, ni su entusiasmo bélico.

Bolton esperaba mantener la presencia militar en Siria (y logró hacerlo con distintos programas) y no quería reuniones con Kim Jong-un porque no cree posible la negociación con Corea del Norte. Y aunque sólo China y Rusia realmente podrían amenazar a los Estados Unidos, Bolton lleva 20 años obsesionado con Irán. Cuando Filkins le preguntó por qué, respondió: "Me preocupa Irán porque me preocupan las armas nucleares".

Durante el gobierno de George W. Bush, Bolton fue un funcionario fiel al vicepresidente Dick Cheney.
Durante el gobierno de George W. Bush, Bolton fue un funcionario fiel al vicepresidente Dick Cheney.

Pero mientras Bolton tuiteaba un video para el ayatolá Ali Khamenei, en ocasión de los 40 años de la revolución iraní, advirtiéndole que no creía que le quedaran muchos aniversarios que disfrutar, "en 2017 Trump hizo ocho pedidos de reunión con el presidente iraní, Hassan Rouhani", detalló The New Yorker. Según Karim Sadjadpour, experto en Irán, "La peor pesadilla de Bolton es que Khamenei le escriba a Trump una carta en la que le proponga reunirse y hablar. Porque sabe que Trump no se perdería la oportunidad".

Bolton, que se acuesta a las 9:30 de la noche y se levanta a las 3:30 de la madrugada, no socializa con el presidente: "No juego al golf con él, lo veo a la mañana y le hablo por la noche", sintetizó. Además de pasarle una lista diaria de amenazas potenciales, participa en las reuniones informativas diarias que hace la titular de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Gina Haspel, y Dan Coats, director de Inteligencia Nacional. De los tres, es el que mejor se comunica: utiliza gráficos, punteos, imágenes.

"Bolton va al grano muy rápido", dijo a la revista un funcionario. "Es conciso, y el presidente valora eso". En opinión de Mark Groombridge, colaborador del asesor en su tiempo con Bush, "John piensa: 'En la medida en que pueda modificar o ablandar los actos del presidente, lo haré'. Es un verdadero patriota. Pero me pregunto cómo va a trabajar cada día, porque en lo profundo de su corazón cree que el presidente es un idiota".

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