El condado de Miami-Dade, el más poblado de Florida y con un 68 % de su población de origen hispano, muestra un preocupante contraste entre el número de billonarios residentes y un "nivel de desigualdad de ingresos similar al de Colombia o Panamá", según un informe divulgado esta semana.
El estudio difundido por la Universidad Internacional de Florida (FIU) arroja que la prosperidad de esta región "no es compartida equitativamente": es el hogar de 30 billonarios, la décima concentración más alta del mundo, y, al mismo tiempo, "uno de los lugares más desiguales" económicamente.
Es más, en la pirámide de ingresos económicos se aprecia una "pobreza profunda y generalizada" y una "clase media pequeña y cada vez más reducida" con una fuerza laboral numerosa que depende de trabajos mal pagados, según el informe titulado "Hacia una región más inclusiva".
La imagen subyugante de su cultura y diversidad, su paisaje subtropical y urbano, con playas y ocio de primer nivel, contrastan con la cruda realidad de que Miami-Dade tiene la "segunda brecha más grande en la nación entre los que tienen y los que no tienen", solo superado por Nueva York.
Una desigualdad, agrega el informe, que coloca a Miami-Dade a la par con Panamá y Colombia.
Se puede decir que el área metropolitana de Miami es una "historia de dos ciudades", ya que atrae a las personas más ricas del mundo y, al mismo tiempo, ofrece una economía basada en el sector de servicios y el turismo, lo que genera un nivel de salarios muy bajo y, por lo tanto, una de las economías más desiguales de Estados Unidos.
El informe, elaborado para la FIU por el urbanista Richard Florida y Steven Pedigo, profesor de la Universidad de Nueva York, resalta que el estado de pobreza en Miami totaliza un 14,3 % de la población.
Asimismo, la región muestra la "tasa más alta de pobreza de personas mayores entre las grandes áreas metropolitanas" del país y una "tasa de pobreza juvenil que es significativamente más alta que la tasa general de pobreza".
Un índice de pobreza que manifiesta además una dimensión racial. En comparación con los blancos, los afroamericanos tienen 2,5 más de probabilidades de vivir en la pobreza, mientras que los hispanos casi el doble que los anglosajones.
Otro dato muy preocupante es la progresiva reducción de la clase media. Hace medio siglo, el 65% de la población de Miami formaba parte de la clase media. Sin embargo, hoy ese número se ha reducido a poco más del 40%.
Incide en esta situación que el hecho de que economía de la región está dominada por el desempeño de servicios de baja remuneración.
Así, prosigue el informe, casi la mitad de la fuerza laboral del Gran Miami apunta a "trabajos precarios" en sectores como el turístico o comercio minorista y tiendas de alimentos.
Entre las grandes áreas metropolitanas, el Gran Miami tiene la segunda mayor tasa de trabajadores en el sector de servicios (con el 47,8 %), solo por detrás de Las Vegas (Nevada).
Muchos de estos empleados perciben un salario de 26.532 dólares al año, casi la mitad de lo que gana un empleado promedio de alta capacitación (53.275 dólares).
Insiste el informe en que la "concentración de pobreza" es "lo más llamativo y devastador", ya que no solo obliga a los más vulnerables y desprotegidos a una dura lucha por satisfacer sus necesidades diarias, sino que "tiene también un efecto corrosivo en las comunidades".
En ese contexto de desigualdad económica, los "vecindarios con una alta concentración de pobreza tienden a seguir siendo crónicamente pobres". De hecho, casi el 15 % de los residentes en el Gran Miami vive en la pobreza, teniendo en cuenta la tasa de inflación y el número de personas por hogar.
El estudio alerta sobre la posición de el Gran Miami como una de las diez regiones más pobres de la nación, solo superada de manera significativa por el área metropolitana de Nueva Orleans, Memphis y Tucson.
Con información de EFE