En el hotel Biltmore de Coral Gables, donde anunció el endurecimiento de la política de Donald Trump hacia Cuba, el asesor de seguridad nacional John Bolton fue vivado tres veces durante su discurso ante la Asociación de Veteranos de la Brigada 2506: la primera al confirmar más sanciones económicas contra La Habana, que desde el día anterior se esperaban; la segunda al prometer la limitación de los viajes, que volverán a ser sólo familiares; la tercera, al revelar que las remesas a la isla se limitarán a USD 1.000 por trimestre.
La atención de los ex combatientes —hombres mayores que hace 58 años desembarcaron en Bahía de Cochinos y fueron derrotados por las fuerzas de Fidel Castro, por lo que todavía hablan de la traición de John F. Kennedy— se centró en lo que ven como una reivindicación: el revés de puntos claves de las medidas que tomó Barack Obama, poco antes de dejar la Casa Blanca, que permitieron un deshielo histórico.
Los anuncios de Bolton entusiasmaron a quienes se niegan a pisar su país mientras continúe el proceso que inició la revolución de 1959 —muchos mueren sin volver— y por eso deploraron el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. Al considerar que cualquier ingreso de divisas beneficia a las autoridades, cuentan los viajes culturales o los envíos de dinero como financiación a La Habana.
Al pie de las escalares del salón del Biltmore —un sitio histórico de la ciudad de Miami, desarrollado por George Merrick, donde el atleta Johnny Weismueller enseñó a nadar y se atendieron a los heridos en la Segunda Guerra Mundial cuando se transformó en hospital— el congresista republicano Mario Díaz-Balart opinó que el actual gobierno ha decidido "ponerse de parte de los pueblos que sufren estas tiranías, y no de las tiranías, que era la actitud de la administración anterior", en alusión a Obama.
"Y no solo con palabras, sino con hechos concretos: hemos visto un incremento diario de presión y de sanciones. Es un cambio dramático y sumamente positivo", observó el político, quien fuera sobrino de Fidel Castro por el primer matrimonio de su tía, Mirta Díaz-Balart.
Agregó: "Se está viendo en Venezuela, por el valiente pueblo venezolano pero también por el apoyo también de la administración Trump, la situación está cambiando. Estoy convencido de que la dictadura de Maduro es insostenible. Y la presión se está incrementando también en Nicaragua". En su discurso Bolton habló de "la troika de la tiranía", y como Díaz-Balart, otros políticos asistentes al discurso de Bolton hicieron referencia a Venezuela y Nicaragua.
Díaz-Balart anticipó que los anuncios son "un paso enorme, pero un paso más" en la política exterior para el continente; Bolton detalló, al respecto, que "la Doctrina Monroe goza de buena salud". El congresista recordó que Trump advirtió que "todas las opciones están sobre la mesa". Enfatizó: "Esto no es jarabe de pico: esta administración entiende que esto es un cáncer para la seguridad nacional de los Estados Unidos".
Francis Suárez, alcalde de Miami, habló del impacto que la reducción de los envíos de dinero puede tener en Cuba y entre su electorado: "Creo que las limitaciones permiten ayudar a las familias con lo necesario para sostenerse, y en cambio no permiten financiar la economía de Cuba", sintetizó.
"Este fue el equilibrio buscado: queremos ayudar, obviamente, a las personas, y darles a los estadounidenses la capacidad de apoyar a las familias en nuestros países. Pero cuando esos fondos son excesivos financian no solamente la tiranía en Cuba, sino también en Venezuela y Nicaragua".
Destacó que Trump "fue muy claro en cuanto a la política para este hemisferio, como ningún otro presidente ha sido". Citó, por ejemplo, que los Estados Unidos lideraron la coalición de 50 naciones que reconoció a Juan Guaidó, líder de la Asamblea Legislativa, como presidente de Venezuela. "Eso es algo significativo, que demuestra coraje, y no hemos visto en diferentes presidentes durante décadas".
Tomás Regalado, director de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB), destacó que "se están poniendo en práctica el Título III y el Título IV [de la ley Helms-Burton, que refuerza la presión económica] porque hay voluntad política". Eso es necesario "para enfrentar a Europa, a Canadá, para rectificar una anomalía, algo que nunca debería haber ocurrido: el robo de las propiedades a ciudadanos norteamericanos o cubanos por un régimen que, simplemente, no respetó la ley de propiedad".
Estas medidas representan "un antes y un después en el manejo de la política exterior", agregó. "Creo que son las medidas más fuertes que haya tomado un presidente en 40 años", valoró quien también fue alcalde en Miami, antes de Suárez: en efecto, desde que la ley Helms-Burton se aprobó, en 1996, ningún mandatario —ni siquiera George W. Bush, que endureció la relación con Cuba en 2004— implementó el Título III.
"Creo que está mandando un mensaje muy claro al mundo occidental: traficar con propiedades robadas, negociar con Cuba, que es un país forajido, es un mal negocio. Eso va a tener un efecto dominó", vaticinó Regalado.
María Elvira Salazar, ex candidata del Partido Republicano, recordó que estaba en Washington DC, como periodista, cuando el Título III de la ley se negoció en 1996, durante la presidencia de Bill Clinton, como un texto a aprobar pero no a aplicar: "Fue una excusa para acallar al exilio".
El discurso de Bolton marcó "un día bien histórico", opinó. "Esto sólo puede empujar al régimen castrista hasta un punto donde tendrá que abrir. Ya son muchos años. Ellos están en el negocio del poder y no le quieren dar un pedazo a nadie. Pero se va a cumplir la promesa que hizo el gobierno norteamericano: que iba a ayudar al pueblo cubano a tener democracia en el país".
Probablemente el único con piercing en toda la reunión, el músico Gorki Águila, frontman de la banda punk cubana Porno Para Ricardo, observó que la posibilidad de litigar contra quienes operen negocios con propiedades expropiadas a estadounidenses en la isla afectará a la Unión Europea: "Le molesta que le quiten los negocios, porque no les importa la libertad de Cuba ni nada".
También valoró como importante la restricción a las remesas y los viajes, a pesar de su costo potencial para los cubanos: "La libertad tiene un precio. El camino va a ser de sacrificio. Tenemos que ver esto como una buena medida porque es algo concreto, no un discurso sobre el Título III, que nunca se debió de dejar de implementar".
Recién llegado de La Habana a Miami, el músico explicó que "los cubanos ya saben bastante de la situación de Venezuela, porque es algo imposible de tapar". Por el uso de celulares, "se empieza a ver el atropello y la barbarie", agregó: "Una de las cosas que puede estar pasando —digamos que buena, si algo de bueno se le puede buscar— es que Venezuela es un faro que está iluminando al mundo para mostrar a qué nivel puede llegar un sistema como ese: matar al pueblo en la calle, y también matarlo de hambre. Hasta la gente de izquierda está comprendiendo que ese no es el camino".
Uno de los miembros de la Asociación de Veteranos de la Brigada 2506, Raymond Molina, quien en el pasado tuvo una breve carrera política, se manifestó a favor de Trump: "Tenemos un nuevo presidente que tine una visión muy distinta a la de los presidentes anteriores. Su objetivo es acabar con el socialismo en América Latina, que lo único que ha traído es miseria".
Estimó que, si las nuevas medidas, que también afectan a Venezuela y Nicaragua, tienen impacto, "Cuba no va a recibir más petróleo: habrá una Habana apagada y sin tránsito". Celebró el corte de las remesas, "aunque creo que USD 1.000 trimestrales es demasiado". En tiempos de Bush, recordó, eran USD 300 por trimestre). "Estamos cortando por todos lados", cerró en primera persona del plural. "La idea de sacar el gobierno que ha tiranizado a la república de Cuba".
Rolando Nápoles, periodista cubano-americano, analizó que "se abre un capítulo interesante" si a partir del 2 de mayo —como se estima— se permite "demandar a empresas que en este momento operan en propiedades expropiadas en Cuba". Subrayó que en estas demandas —para las cuales hay registradas "más de 5.900 personas que habrían establecido, en la Comisión de Demandas Extranjeras en Estados Unidos, un posible reclamo"— no afectan los hogares de los cubanos: "No entran las casas de las personas, entran las propiedades industriales".
También disgintuió que la restricción de remesas no apunta "al exiliado de a pie, que cada mes manda USD 100, sino a las mulas que trafican dinero a Cuba". La política de Trump, sopesó, "es la más dura, que enfrenta con mayor fuerza al régimen cubano" en los últimos años.
El periodista y escritor Orlando Luis Pardo Lazo consideró que se anunció "una medida osada, que no estaba en los planes de los más eruditos cubanólogos" y que sucede "en un escenario complejo: puede tener consecuencias difíciles". No obstante, estimó, "todo lo que cambie el escenario y traiga nuevos actores —por ejemplo, las compañías extranjeras que puedan verse afectadas—, más allá del resultado, es una manera de provocar una reacción de algún tipo de La Habana. Como reacciona siempre: bajo presión".
Si se la lleva a cabo "con efectividad, sin que sufran los que siempre sufren, que son los más pobres, sino las empresas", la aplicación del Título III y el Título IV de la Ley Helms-Burton podría permitir "que se llegara a un pacto, porque no se trata de una guerra". Pero "es necesario que el castrismo reconozca los derechos económicos y civiles del pueblo cubano, un escenario que, por cierto, no desea".