El héroe del "milagro del Hudson", el capitán Chesley "Sully" Sullenberg, criticó este martes en un artículo el papel de la Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés) y Boeing, cuestionando la falta de recursos destinados a evitar accidentes como los de Indonesia y Etiopía.
Sully, que en 2009 consiguió amerizar un Airbus A320 sobre el río Hudson frente a las costas de Nueva York, explicó en el portal económico Marketwatch que los recortes en el presupuesto de la agencia federal han impedido una supervisión necesaria de las aeronaves comerciales, lo que se agravó por la presión que sintió Boeing ante los avances de su competidor europeo.
"Desde hace demasiados años, la FAA no ha recibido el presupuesto suficiente para asegurar una supervisión adecuada de la creciente industria global de aviación", aseguró Sully, encarnado en el cine por Tom Hanks en una película de 2016 dirigida por Clint Eastwood.
El veterano piloto, que durante 30 años trabajó para la aerolínea US Airways, denunció también la falta de personal del supervisor, lo que impide una correcta revisión de los modelos, así como la relación "demasiado cómoda" entre la industria y los reguladores.
"En demasiados casos, los empleados de la FAA que en su derecho pidieron cumplir los estándares de seguridad de manera más estricta y elegir los diseños de manera más rigurosa han sido desautorizados por sus superiores, que a menudo se encuentran bajo presiones políticas o corporativas", asevera el piloto.
"La supervisión tiene que significar rendición de cuentas o no significa nada", subraya en el artículo.
La FAA, por su parte, respondió a través de un portavoz, afirmando que "los procesos de certificación de aeronaves de la FAA están bien establecidos y han producido de formas consistente diseños de aviones seguros. El programa de certificación del 737 MAX siguió los estándares de FAA".
Para Sully, Boeing no está exenta de críticas, ya que la competencia de Airbus hizo que quisiera lanzar su nuevo modelo de aeronave al mercado lo antes posible y, cuando detectaron errores en los estándares de certificación, se limitaron a crear un software para arreglarlo sin avisar a los pilotos: "Al mitigar un riesgo, parece que crearon otro aún mayor", lamenta.
"Boeing se ha enfocado en intentar proteger su producto y defender su posición, pero la mejor manera, de hecho la única manera, de proteger la marca es defender a la gente que la utiliza. No debemos olvidar que la base del negocio, lo que hace este negocio posible, es la confianza", certifica el autor del milagroso amerizaje.
"En esta industria global de la aviación ultra competitiva en costes, cuando se refiere a estos, nada es más costoso que un accidente. Nada", zanja.
El gigante aeronáutico parecía recuperarse hoy en Bolsa, después de dejarse la semana pasada alrededor de 25.000 millones de dólares en los mercados, y avanzaba el 1,17 % a dos horas del cierre de la sesión en Wall Street.
Con información de EFE
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