Un estudiante de secundaria que se vacunó pese a la oposición de sus padres testificó este martes ante el Congreso de los Estados Unidos en una audiencia sobre el aumento de brotes de enfermedades prevenibles.
"Yo crecí con las creencias de mi madre de que las vacunas son peligrosas", le dijo Lindenberger a un comité del Senado. Él le mostraba a su madre estudios científicos, pero ella acudía a fuentes ilegítimas que "infundían miedo en el público", muchas veces encontradas en Facebook.
La decisión del joven tuvo eco en la prensa internacional en un momento en que los expertos en temas de salud pública advierten sobre un aumento en los casos de sarampión, una enfermedad que tiene vacuna.
En diciembre, pese a la desaprobación de su madre y entendiendo que su escuela lo consideraba "una amenaza para la salud", Lindenberger comenzó a actualizar su vacunación. Dijo a los legisladores que es importante "informarle a la gente cómo encontrar información apropiada" y recordarle lo peligrosas que son esas enfermedades.
En los Estados Unidos se han registrado 159 casos de sarampión este año, una incidencia que se reparte en 10 estados, según los datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC). En 2018 se registraron 372 casos. En 17 estados del país, los padres pueden no vacunar a sus hijos esgrimiendo motivos religiosos o personales.
La desinformación que se extiende en las redes sociales ha ayudado a la propagación del movimiento antivacunas en los Estados Unidos, que justifican sus decisiones en temores de que la inoculación genere autismo y otros efectos negativos.
Los expertos insisten en que las vacunas son un método confiable de prevención que asegura la protección de grandes comunidades frente a enfermedades infectocontagiosas como el sarampión.
"Mi madre no creía que las vacunas fueran algo beneficioso para la salud y la seguridad de la sociedad y creía que provocan autismo, daño cerebral y otras complicaciones", contó Lindenberger en un video subido a YouTube este fin de semana.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya alertó sobre un brote de sarampión en el mundo, con un salto de alrededor del 50% de los casos registrados el año pasado en comparación con 2017, y que mató a 136.000 personas.
Los brotes en Estados Unidos "están relacionados con viajeros que traen la enfermedad de otros países como Israel y Ucrania, donde hay grandes focos activos", explicó el CDC.
Después, la enfermedad se propaga entre las personas no vacunadas, que tienden a vivir cerca las unas de las otras.
(Con información de AFP)
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