Kenia Gutiérrez, una maestra de zumba originaria de Acapulco, en México, falleció el fin de semana luego de una operación para amputarle las piernas que la mantuvo en agonía durante más de un mes en un hospital del sur de California.
Llegó a Estados Unidos a los 15 años y aunque era indocumentada, siempre se ganó la vida para ayudar a su familia. Hace cinco años encontró en el zumba una forma de obtener dinero y al mismo tiempo encontrar con el baile una conexión que le daba satisfacción.
Por sesión de baile, cada uno de sus estudiantes pagaban USD 2. Estaba orgullosa de que el zumba se hubiera convertido en su fuente de ingresos.
Ella y su esposo Jaime Pinzón querían cumplir el sueño de tener un hijo, pero todo empezó a complicarse cuando Kenia tuvo un aborto sin darse cuenta. Lo volvieron a intentar una segunda vez, pero el feto creció afuera de la matriz y tuvieron que extirparle una trompa de Falopio.
En un tercer intento fueron advertidos de que el bebé estaba creciendo nuevamente en el lugar equivocado, lo que significaba que podrían extraerle la otra trompa de Falopio, y con ello desaparecía la esperanza de cualquier posibilidad de tener hijos, por lo que pidió que le aplicaran una inyección para provocar la expulsión del feto, de acuerdo con un reporte de la cadena Univision.
"Me la quitaron", dijo entre lágrimas Jaime minutos antes de que doctores del Centro Médico de la Universidad de California en Irvine (UCI), en el condado de Orange, desconectaran a su compañera de vida.
Jaime dijo a la cadena que 15 días después que le aplicaron la inyección empezó a tener sangrados, por lo que le tuvieron que practicar una cirugía inmediatamente. Dos horas después, una enfermera le dijo que "las cosas se habían complicado y que le habían cortado una arteria principal. Fue un error de la doctora".
Horas después surgieron más complicaciones: "Los doctores dicen que se le paró el corazón durante 26 minutos, que eso le afectó sus pies, sus riñones y que quizás tuvo un derrame cerebral", relató su esposo.
Luego de esta operación empezó a mostrar signos de recuperación como movimiento en los ojos, pero su estómago se inflamó y le tuvieron que cortar una parte del intestino que aparentemente dejó de funcionar como consecuencia de un paro al miocardio que sufrió después de la primera operación.
Posteriormente, los especialistas notaron que sus pies estaban hinchados y no reaccionaban a los estímulos. Luego de una segunda operación, los doctores tomaron la decisión de que para salvarle la vida tenían que amputarle las dos piernas hasta la mitad de la pantorrilla.
"Desde ahí nunca abrió sus ojos, nunca se recuperó. Al contrario, fue empeorando, ella empezó a convulsionarse", relató Jaime.
Ante la insistencia de los médicos, aceptó que desconectaran a su esposa. Aseguró que, después, una enfermera le aseguró que a Kenia le habían cortado una arteria por error, lo que condujo a su fallecimiento. "Yo quiero demandar porque es una negligencia, esto no tenía que haber pasado", dijo su esposo a Univision.
El Centro Médico UCI no comentó a Univision sobre esta muerte ni sobre la posible demanda en su contra. "No es posible revelar información privada del paciente, de acuerdo con leyes estatales y federales", dijo en un comunicado el vocero John Murray.
"Yo quiero demandar porque es una negligencia, esto no tenía que haber pasado", insistió Jaime.