El tráfico sexual en Florida parece ser un negocio floreciente: según investigadores que trabajaron con autoridades de Inmigración y Control de Aduanas en Estados Unidos, unos USD 20 millones estarían involucrados en la red internacional.
Salones de masaje ubicados en lujosos barrios de distintos condados de Florida ofrecen servicios sexuales por los que los hombres pagan entre 100 y 200 dólares, informó el diario The New York Times.
Fue una inspectora de salubridad la que notó que había algo raro en uno de esos salones. Varias maletas y cantidades inusuales de ropa y comida, una empleada que apenas hablaba inglés y lucía muy nerviosa la llevaron a sospechar.
Comentó sus observaciones con la policía y resultó que las sospechas eran ciertas: las mujeres no solo eran empleadas, tenían que vivir en los salones, dormir en las camas de masaje y a algunas les habían confiscado sus pasaportes.
"No creo que les hubieran dicho que iban a trabajar en salones de masaje siete días a la semana, teniendo sexo sin protección con unos 1000 hombres al año. Las vimos comer en platos calientes en la parte trasera", declaró William D. Snyder, alguacil del condado de Martin.
Fue la oficina de Snyder la que abrió la investigación en la que se incautaron entre 2 y 3 millones de dólares en Florida. La averiguación, realizada en cuatro contados de ese estado y en Nueva York, provocó la irrupción de algo que las autoridades denominaron como una operación multimillonaria de tráfico humano y prostitución.
Según New York Times, la semana pasada se presentaron cargos criminales contra varios hombres ricos, incluido Robert K. Kraft, el propietario de los Patriotas de Nueva Inglaterra y John Havens, antiguo presidente de Citigroup.
Para el alguacil Snyder, en esta historia "los monstruos son los hombres", pues es su demanda de sexo la que mantiene en pie a los salones.
Detrás de esa demanda está el drama de las mujeres, traídas desde China bajo las falsas promesas de una nueva vida trabajando en spas y que terminan encontrándose atrapadas en pequeñas habitaciones, mientras alrededor viven los ricos y famosos del sur de Florida.
Snyder dijo que algunas mujeres estaban trabajando para pagar la deuda que significó su traslado de país y por ello les quitaban su pasaporte.
Las dificultades del caso
Pese a las evidencias halladas en la investigación, armar un caso de tráfico resulta complicado porque las mujeres no quieren hablar con la policía. Algunos han sido amenazadas con hacer daño a sus familias si denuncian.
Pese a que se había identificado a los clientes, cuando allanaron los salones – el pasado martes- las mujeres señaladas como víctimas habían sido trasladadas a otro sitio y nuevas chicas ocupaban sus lugares.