La marina de los Estados Unidos ha desplegado un Grupo de Ataque con Portaaviones (CSG) en el Océano Atlántico y frente a las costas de Florida en medio de la crisis política en Venezuela, país dividido entre el gobierno del régimen de Nicolás Maduro y el opositor Juan Guaidó, recientmente proclamado presidente interino.
Una flota compuesta por el portaaviones USS Abrahm Lincoln (CVN-72), un crucero misilístico y cuatro destructores, además de una fragata de la marina española invitada a participar, inició el 25 de enero los ejercicios COMPTUEX, destinados a poner a punto a la formación previamente a un despliegue militar.
"Los GSG tienen capacidades multiplataforma para operar donde sea y cuando sea requerido. Además de poseer la flexibilidad y sustentabilidad para pelear guerras de gran escala y asegurar la libertad de los mares, los CSG son símbolos visibles y poderosos del compromiso de Estados Unidos hacia sus aliados, socios y amigos", señaló una nota de prensa oficial de la marina estadounidense.
El USS Abraham Lincoln y su escolta partieron del puerto de Norfolk, en el estado de Virginia, para iniciar los ejercicios en el Océano Atlántico, donde esta formación suele operar.
Aunque su ubicación actual y el destino de su despliegue se desconocen, las consultoras especializadas en asuntos militares Stratfor y Southfront han ubicado al GSG en algún punto del Atlántico frente a las costas del estado de Florida.
Además del portaaviones, que acaba de salir de un largo período de modernización que lo llevó a pasar años en puerto, se desplegó el crucero misilístico clase Ticonderoga USS Leyte Gulf y los destructores clase Arleigh Burke USS Bainbridge, USS Gonzalez, USS Mason y USS Nite. El buque de la marina española es el ESPS Méndez Núñez.
En tanto a bordo del USS Abraham Lincoln, portaaviones nuclear de la clase Nimitz, opera el Escuadrón Aéreo Embarcado (CVW) 7, equipado con los Lockheed F-35C Lightning II, el cazabombardero más avanzado del arsenal estadounidense.
Las naves y aviones participaban del Ejercicio de Entrenamiento Compuesto COMPTUEX, que busca integrar a diferentes unidades en un mismo grupo y certificar su aptitud para iniciar un despliegue. El proceso suele durar cerca de un mes, y fue iniciado en este caso el 25 de enero. En los últimos días se reportó que el grupo había ensayado un cruce de estrechos, maniobra necesaria para ingresar al Mar Caribe.
El difícil contexto en Venezuela
Aunque se desconocen su destino final y misión, el ejercicio y el despliegue ocurren en medio de un deterioro muy fuerte de la situación política en Venezuela, luego de que en enero el líder opositor Juan Guaidó fuera proclamado presidente interino por la Asamblea Nacional, con el objetivo de liderar una transición de poder y llamar a elecciones libres.
El órgano legislativo es controlado por la oposición desde las elecciones de 2015, pero el régimen chavista de Nicolás Maduro la declaró en desacato, efectivamente dejándolo sin poder.
En este contexto, Maduro, quien fue reelecto presidente 2018 en una cuestionadas elecciones marcadas por la represión a los opositores, acusaciones de fraude y una muy escasa participación, rechazó la designación de Guaidó y se aferra al poder.
La situación ha dividido a la comunidad internacional. Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y la mayor parte de América Latina han reconocido a Guaidó en base al poder legítimo de la Asamblea Nacional, y están llamando a una transición.
A su vez, han comenzado a enviar ayuda humanitaria al país, afectado por la hiperinflación, una enorme pobreza, niveles récord de violencia, enormes caídas del PBI y un deterioro generalizado de la situación social que se profundizó con la llegada de Maduro al poder en 2014 y que ha generado un éxodo sin precedentes de sus habitantes. El régimen chavista, sin embargo, ha rechazado esta ayuda humanitaria.
Mientras tanto Maduro sostiene el control que el chavismo ejerce sobre las Fuerzas Armadas de Venezuela y ha logrado el apoyo de Rusia, China, Turquía e Irán, entre otros países.
Un tercer número de países, liderados por México, han pedido un renovado diálogo entre oposición y gobierno, aunque el anterior proceso iniciado en 2014 con participación del Vaticano y mediación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), hoy prácticamente sin poder, terminó en fracaso.
Desde entonces ha crecido la amenaza de que la situación degenere en un conflicto armado interestatal, una guerra civil o aumento descontrolado de la violencia. Al respecto, Colombia y Brasil, que comparten frontera con Venezuela y son el primer destino del masivo éxodo de venezolanos que buscan escapar de las duras condiciones, han reforzado la seguridad en la zona y los Estados Unidos han dicho a su vez que no descartan una opción militar.
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