Ted Wood es abogado, vive en Sacramento, la capital de California; tiene 50 años, una esposa y tres hijos. O eso creía. Ahora descubrió que, al menos, tiene tres hijas más.
Siempre supo que era adoptado. En la década de 1990 conoció a su madre biológica, quien era una estudiante de secundario cuando lo tuvo y lo dio en adopción. Pero su padre biológico parecía haberse esfumado. Sólo sabía su nombre: Linwood Gray. En 2013 se hizo un examen de ADN en Ancestry, con la esperanza de encontrarlo.
En cambio, encontró a Melissa Daniels, de 27 años, quien resultó ser su hija. Y quien, además de una cuenta en Ancestry, tenía otra en 23andMe, donde había dado con otras dos hijas de Wood.
En sus años de estudiante, Wood había sido donante de esperma. En aquel entonces no sólo se trataba de una acción anónima, sino que no se imaginaba la posibilidad de que el ADN pudiera revelar estas conexiones, y menos todavía que los estudios se ofrecieran directamente al consumidor, lo cual los popularizó.
Durante años sólo encontró algunos parientes lejanos. Cuando en abril de 2018 Ancestry le informó que había surgido otra correspondencia, imaginó que sería otro primo en algún lugar del planeta. Sin embargo, el mensaje de Daniels, que recibió días después, decía:
"Espero que te encuentres bien cuando recibas este mensaje. Mi nombre es Melissa. Espero que no te moleste que te contacte. Quería agradecerte por haber donado. Mi papá se hizo una vasectomía después de su primer matrimonio, así que sin tu contribución mi mamá no hubiera podido tener su propia familia. Encontré otras dos hermanas en 23andMe que también fueron concebidas gracias a ti. Dado que estás aquí, espero que estés abierto a la idea de que te contactemos".
Estaba sentado a su escritorio y no pudo ponerse de pie. "Lo único en lo que podía pensar era cómo le iba a decir esto a mi esposa", recordó ante NBC News.
Primero no respondió. Ni siquiera recordaba haber sido donante de esperma. Pero con el paso de los días la memoria le presentó los hechos, lentamente, y se contactó con la joven que le había enviado el mensaje, una profesora de inglés para extranjeros, que vive en Arlington, Texas, y tiene dos hijos.
Cuando tenía 14 años Daniels supo, por su madre, que su padre, muerto cuando ella tenía siete, no era su padre biológico. Desde entonces buscó respuestas a las numerosas preguntas que le despertaba el hecho de haber sido concebida con un donante.
"Yo fui adoptado, no conozco parte de la historia de mi familia", dijo Wood al noticiero de NBC. "Entiendo lo que está pasándole a Marissa. Y nunca quise que sintiera que había una puerta cerrada".
Comenzaron a intercambiar mensajes, primero sólo con detalles biológicos, luego sobre todos los pequeños temas de sus vidas cotidianas, desde la política hasta el gusto por Monty Python. En diciembre, cuando la madre de Daniels murió de complicaciones de una parálisis cerebral, la mujer sintió que, de algún modo, se le volvía urgente conocer a su padre biológico.
Wood le explicó que no se veía como una figura paterna para ella pero que no tenía problemas en conocerla y compartir todo lo que pudiera sobre la historia familiar. Agradecida, Daniels organizó un viaje.
En un hotel de Irvine, California, se reunió con Alexandra Cheshire y Hannah Maitland, sus hermanas de donante encontradas en 23andMe. Hablaron sobre los temores a contactarlo. "Le dije que tengo una familia, que tengo una casa, que no busco nada", dijo ella; Cheshire preguntó cómo sería correcto saludarse: "¿Estrechamos las manos, nos abrazamos?".
Wood y su esposa, Susan, llegaron al hotel con sus hijos menores, Ethan, de 14 años, y Olivia, de 7. Se abrazaron. "Bienvenida", le dijo Wood a Daniels. Olivia les regaló a sus hermanas un dibujo que había hecho para la ocasión. Ethan dijo que la situación lo hacía sentir raro, y Daniels le dijo que a ella también. "Trato de procesar que tengo un hermano menor que es más alto que yo", bromeó.
Susan Wood comentó a cada una de las mujeres los rasgos de la familia que más notaba en cada una. Luego Wood, sus hijos y las hijas que tuvo por donación comenzaron a comparar características, como las articulaciones flexibles.
Wood no encontró datos sobre su padre a partir del ADN. Pero otra investigación, paralela, que realizaba, lo condujo al Departamento de Policía de Houston. Conoció entonces la trágica historia de Gray.
Tras terminar la escuela secundaria, su padre biológico había ido a la universidad y luego se había casado. Pero se separó de esa mujer y tuvo una pareja masculina. Se enamoraron y comenzaron a vivir juntos en Houston. Hasta que, una noche de 1982, Gray discutió con el hombre, lo mató y se suicidó.
La revelación dejó espantado a Wood. "No es el camino que uno espera que tome una vida", comentó a NBC. Pero a pesar de la decepción, la búsqueda de su padre le permitió conocer a Daniels y sus otras dos hijas biológicas. "Cuando nos vimos, fue como un click: nos llevamos bien, así que será fácil que sigamos hablando".
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