(Cortesía: Noticias Telemundo)
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llevó a Texas la batalla por el cierre parcial del gobierno a la frontera con México en un intento por reforzar su caso sobre la necesidad de levantar un muro en la zona luego de que las negociaciones con los demócratas estallaron por sus exigencias de financiamiento.
En su primera comparecencia desde la frontera, Trump celebró a los agentes de patrulla de frontera y volvió a referirse a las denuncias sobre la trata de personas que existe en la zona, en una mesa redonda en la que se debatió migración y seguridad fronteriza.
También apuntó contra los demócratas, y cuestionó su argumento de que se trata de una "crisis fabricada", explicó Trump. Más tarde, el presidente dio la palabra a diversos trabajadores fronterizos y familiares de víctimas de la violencia en la zona que, a través de sus experiencias, respaldaron la construcción del muro.
"México pagará por el muro, no digo que México me dará un cheque por veinte billones o diez billones, pero pagará" (a través del acuerdo de libre comercio), aseguró Trump sobre la que fue una de sus promesas de campaña.
Durante su visita a McAllen, en la que el mandatario lució una gorra color blanco que llevaba bordado el lema de su campaña electoral de 2016: "Make America great Again", también asistirá a una reunión informativa sobre seguridad en la zona.
Trump ha expresado sus propias dudas acerca de que esta aparición vaya a cambiar la mesa de negociación, mientras reitera su pedido de 5.700 millones de dólares para un muro que ha sido su promesa estrella desde la campaña. En un almuerzo con presentadores de televisión, admitió que no fue su idea dar el discurso del martes ni visitar la frontera, pero fue convencido por sus asesores para reforzar su postura ante la población.
Cuanto más se prolongue el cierre de gobierno, más notorias se harán sus consecuencias, y no solo sobre empleados federales suspendidos, ya que también comenzará a afectar con la interrupción de servicios y planes sociales. Por ello, el presidente y su entorno necesitan convencer a la oposición -y a los votantes- sobre sus razones para rechazar un presupuesto que no incluya los fondos para el muro.
Trump abandonó el miércoles su reunión con los líderes demócratas del Congreso a los pocos minutos y los esfuerzos para reactivar el ejecutivo quedaron en una situación incierta. Cientos de miles de trabajadores federales no cobrarán sus nóminas el viernes, al cumplirse tres semanas de shutdown.
Las fallidas conversaciones generaron especulaciones sobre si Trump declararía una emergencia nacional e intentaría autorizar el muro por su cuenta si el Congreso no aprueba la partida económica que reclama. "Creo que podríamos llegar a un acuerdo, y si no, yo podría ir por ese camino", señaló.
El encuentro en la Sala de Crisis de la Casa Blanca duró apenas 14 minutos. Los demócratas contaron que pidieron al presidente que reabra el gobierno, pero él les respondió que si lo hacía no le darían el dinero para su proyecto. Según los republicanos, Trump le planteó una pregunta directa a la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi: Si él reactiva el gobierno, ¿ella le financiaría el muro? Pelosi dijo que no.
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Trump dio un manotazo en la mesa, apuntó el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer. De acuerdo con la versión de la Casa Blanca, el presidente, que repartió caramelos al inicio del encuentro, no levantó la voz ni golpeó la mesa.
Un resultado está claro: el cierre parcial del gobierno entró en un nuevo territorio sin un desenlace a la vista. Los demócratas ven la idea de construir un largo e impenetrable muro como inefectiva e incluso inmoral. Trump considera que es absolutamente necesario para frenar lo que califica como una crisis de inmigración ilegal y tráfico de drogas y de personas en la frontera.
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